Iconoclasia y género: el impacto sobre las mujeres en murales de Puerto Rico

Iconoclasm and Gender: The Impact on Murals Depicting Women in Puerto Rico

Wanda I. Rodríguez Vicente 
Programa de Historia del Arte 
Facultad de Humanidades, UPR RP 

Recibido: 19/09/2025; Revisado: 12/11/2025; Aceptado: 20/11/2025 

Resumen 
Este artículo analiza cómo el género ha sido un denominador común en la destrucción de murales en Puerto Rico. A través del estudio de noticias, redes sociales y entrevistas, y aplicando las teorías de la iconoclasia de David Freedberg y Alexander Adams, se propone un enfoque metodológico feminista, de género y sociológico sobre diferentes casos documentados en el país. Es a partir de estos enfoques que se propone entender estas prácticas de censura no como hechos aislados, sino que el desnudo femenino actúa como detonante de la censura de murales por esta causa, así como la existencia de un no-binarismo en el arte. 

Palabras clave: género, censura, murales, Puerto Rico, iconoclasia 

Abstract 
This article analyzes how gender has been a common denominator in the destruction of murals in Puerto Rico. Through the study of news, social media, interviews, and the application of David Freedberg and Alexander Adams’s theories of iconoclasm, a feminist, gender-based, and sociological methodological approach is proposed to examine different documented cases in the country. From these perspectives, censorship practices are understood not as isolated events, but as instances in which the female nude serves as a trigger for mural censorship and as instances of non-binarism in art. 

Keywords: gender, censorship, murals, Puerto Rico, iconoclasm 

Introducción  

A lo largo de la historia, las imágenes han tenido un gran valor cultural o religioso, ya que se les atribuían diversos usos y funciones. Como consecuencia, se creía que podían interferir en el comportamiento y las emociones del público. Por tal motivo, es importante estudiar el alcance y el poder que tienen las imágenes sobre el público y cómo este poder conduce a la acción de censurar o destruir las mismas, según el historiador del arte David Freedberg (2009, 2016, 2021). Este poder de las imágenes suscita el interés por estudiar su destrucción en el contexto del arte público puertorriqueño, en particular en los murales. El espacio público y el contenido de estos murales contribuyen a lo expuesto anteriormente sobre el poder de las imágenes de un individuo. Más allá del acto de destruir o cometer vandalismo contra estos murales, se esconden diversos factores que dieron paso a su destrucción. Este artículo se concentra únicamente en las razones de género. 

Según la Real Academia Española (s.f.), el término «vandalizar» se asocia con la acción de causar daños intencionales a bienes públicos o privados. No obstante, en el Código Penal de Puerto Rico (Ley 146-2012, art. 198), esta acción se describe como “daños” y se compone de: “Toda persona que destruya, inutilice, altere, desaparezca o cause deterioro a un bien mueble o inmueble ajeno, total o parcialmente, incurrirá en delito menos grave”. Por otra parte, según Dario Gamboni (1997), la diferencia entre vandalismo e iconoclasia radica en que el vandalismo se considera un acto casi barbárico o de origen ignorante, carente de sentido o simbolismo, mientras que la iconoclasia implica una intención consciente. En ese sentido, se consideran los siguientes casos de iconoclasia, ya que se evidencia una intención detrás de su destrucción.  

No obstante, en este trabajo se utilizarán los términos vandalismo e iconoclasia de manera complementaria, a pesar de la distinción que establece Gamboni (1997), ya que los medios de comunicación catalogaron estos actos bajo el término “vandalismo”, lo cual resulta relevante para la discusión pública de los sucesos. A partir de la información recopilada hasta el momento, cabe preguntarse: ¿cómo es el género el detonante de la destrucción deestos murales? ¿Cuál es la relación entre el espacio público y este tipo de actos? Estas preguntas se abordarán mediante un análisis que busca comparar los casos ocurridos en Puerto Rico e identificar las similitudes y diferencias con otros casos. 

El vandalismo o el daño a los murales en Puerto Rico no ha generado investigación académica, sino artículos informativos en la prensa local de carácter general.  

Ante la escasa documentación académica disponible al respecto en Puerto Rico, una de las fuentes primordiales para comprender lo sucedido en estos murales ha sido la prensa local, que informó sobre estos casos en los distintos periódicos del país mediante declaraciones, artículos de opinión y reportajes periodísticos. Al mismo tiempo, se presentan diversas publicaciones en redes sociales como Facebook, Instagram y Twitter, en las que muchos de los casos provienen de los perfiles de los mismos artistas, haciendo voz de denuncia ante la destrucción de sus obras de arte. 

De igual manera, abundan publicaciones académicas sobre el muralismo a lo largo de distintas épocas y en la actualidad, de países del continente americano, así como teorías sobre la iconoclasia. En concreto, se toman como punto de partida los escritos del historiador del arte David Freedberg (2009, 2016, 2021), quien se basa en la premisa de que el contenido religioso o político de una imagen puede provocar en el público que interactúa con ella el impulso de destruirla. A su vez, el teórico argumenta que esta pulsión psicológica de destruir una imagen está estrechamente ligada a un contexto histórico y sociocultural. 

La censura y el género  

No es algo nuevo que se hayan vandalizado obras de arte con desnudos femeninos. Un caso famoso de esta índole es el de La Venus del Espejo, de Diego Velázquez, que se abordará más adelante. En vista de ello, aquí se recopilan murales en los que trabajan cuerpos feminizados en su diversidad de representación, pero en los que, de una u otra forma, el género es un punto fundamental detrás de las razones por las que dichos murales fueron destruidos. 

Como se mencionó antes, las imágenes tienen poder. Es decir, su representación tiene un alto alcance ante el espectador, en mayor medida que otras. De modo que, bajo el argumento de que las imágenes tienen poder, se genera la necesidad de censurarlas y, según The Power of Images de David Freedberg(2009), “aquí surge un paralelismo con los efectos seductores y peligrosos que se adscriben a las mujeres”. Las imágenes que tienen poder pueden producir miedo y excitación, entre otras emociones intensas, hasta el punto de que estas imágenes cobran vida y surge una pulsión a reprimirlas, hasta elpunto de querer destruirlas (Freedberg, 2009). 

Por otra parte, Hess y Nochlin (1972) señalan que el mercado del arte ha sido históricamente controlado por hombres: se crea y se vende arte para y por ellos, quienes son los principales consumidores del arte erótico. El cuerpo femenino, en ese contexto, se ha presentado desde un imaginario de disponibilidad, sumisión y pasividad. Esta idea cambia con el arte público, ya que los murales se escapan del control del coleccionismo masculino y se convierten en espacios accesibles donde el mensaje se democratiza. De manera similar, Carolee Schneemann (1991) reflexiona que cuando una mujer representa cuerpos femeninos desnudos desde su propia mirada, el gesto suele asociarse con lo “obsceno” o “pornográfico”, porque deja de responder al deseo masculino y pasa a ser una afirmación política y corporal.  

Kadiri J. Vaquer Fernández (2020) explica que el muralismo feminista en Puerto Rico sirve como una práctica de provocación para cuestionar el estatus colonial de la isla. Esto genera rechazo en algunos sectores, especialmente cuando el arte retrata cuerpos feminizados, negros y queer. En estos casos, los desnudos no se emplean para el consumo o el deseo masculinos, sino para generar conciencia sobre problemáticas sociales y culturales. La provocación genera tanto acciones negativas como positivas y nos muestra que aún persiste la incomodidad de hablar sobre la violencia de género, mientras que el vandalismo que sufrieron estos murales visibiliza precisamente este problema. 

Uno de los casos más documentados por la prensa de Puerto Rico es el mural Paz para la mujer del colectivo Moriviví (ver Imagen 1). Este mural tiene como figuras principales dos cuerpos feminizados: uno con el torso hacia arriba y otro de cuerpo completo, ambos desnudos. Ambas figuras fueron tapadas con pintura blanca en el área de los senos y, en la figura de cuerpo completo, en los genitales, haciéndoles la forma de ropa interior, lo cual fue considerado por diversos grupos feministas como un acto de censura, y se manifestaron en contra de esta acción. Este mural ha tenido varias intervenciones, pero las más notorias fueron en 2016 y 2022. Sin embargo, las muralistas decidieron no darle su forma original, sino que decidieron añadir otros elementos en reacción a este suceso. 

En el caso del mural Paz para la mujer, la censura contribuyó a dar visibilidad a la problemática que se abordaba: la violencia de género. Asimismo, abrió espacio para conversaciones sobre temas como la imposición de la decencia y la vergüenza dirigidas a los cuerpos feminizados y la forma en que estos son objetificados según los estándares de belleza dominantes (Vaquer Fernández, 2020). 

Imagen 1: Paz para la mujer, Colectivo Moriviví, 2015
Fuente: Sistema de bibliotecas de la Universidad de Puerto Rico (2021) 

El segundo caso también es del colectivo Moriviví y corresponde al mural Nosotres Luchamos (ver Imagen 2). Este es distinto porque no interfirieron directamente con los cuerpos que vemos en primer plano, sino con la palabra “nosotres”, a la que añadieron, en pintura de spray, una “o” encima de la “e”. Así, podemos ver que el detonante es claramente una cuestión de género, reflejada en la presencia de un no binarismo en el desarrollo del lenguaje inclusivo, que parte del inconformismo y de la exploración del género desde sus diversas formas. 

Imagen 2: Nosotres Luchamos, Colectivo Moriviví, 2021 
Fuente: colectivo_morivivi (2021) 

También se encuentran los murales que formaron parte del proyecto comunitario Arecibo es color, los cuales fueron tapados con pintura en aerosol negra, así como en el área de los senos y los genitales. Uno de ellos, titulado Mariposas en el estómago (ver Imagen 3), tuvo más daños, ya que también se le escribió con el mismo material “No porno”. En el siguiente mural, titulado Mujer completa (ver Imagen 4), es posible observar un patrón que comparten estos murales. Es decir, el desencadenante de la destrucción de estos murales es una percepción negativa de los desnudos femeninos. 

Imagen 3: Mariposas en el estómago, Fabiola Enid Rivera, 2015 
Fuente: Radio 11 (2016) 

Imagen 4: Mujer completa, Luis Aguilar, 2015 
Fuente: Radio 11 (2016) 

Descubriendo los patrones 

De acuerdo con las imágenes discutidas, a pesar de ser casos aislados debido a la distancia entre los municipios y al tiempo (Freedberg, 2021), podemos deducir que estas comparten ciertas características. En la mayoría de las fotos presentadas, se observa la tendencia a cubrir las áreas de los senos y los genitales en los murales de estos cuerpos feminizados. 

La iconoclasia está estrechamente relacionada con la política. Esta relación explica que estas ideas políticas — generalmente con posturas radicales —acompañan la invisibilización de la mujer y, en consecuencia, el control de los cuerpos feminizados. A su vez, la sociedad está firmemente influida por creencias religiosas y moralistas. Por lo que estas personas se ven influenciadas por una superioridad moral que les justifica vandalizar estas obras de arte por su contenido de desnudo. 

David Freedberg argumenta, en su libro Iconoclasm (2021), que comprender la “acción/voluntad” de destruir o dañar una imagen nos ayuda a comprender cómo estas contribuyen a nuestro deleite o placer. Esta pulsión de destruir una imagen que muestra un desnudo se ha repetido en varias ocasiones a lo largo de la historia, hallándose, a su vez, múltiples razones que buscaban “justificar” esta acción. 

El desnudo femenino para llevar un mensaje 

El desnudo femenino tiene una larga historia de ser utilizado como fuente para expresar una idea. Es por esto que un desnudo reconocido, como La Venus del espejo de Diego Velázquez, ha sido objeto de varios atentados. Sin embargo, uno de los más memorables ha sido el ataque de Mary Richardson, una activista sufragista que, como protesta por la detención de Emmeline Pankhurst, cortó con un cuchillo siete veces esta pintura (Adams, 2020). En este caso en particular, Richardson eligió esta obra con meticulosidad debido a su valor simbólico. En este escenario, vemos que la razón de la destrucción de esta imagen no era la censura del cuerpo femenino por una supuesta “corrupción” de estos cuerpos, sino un acto simbólico de protesta política (Adams, 2020). 

La preocupación por la corrupción de los cuerpos tampoco será la razón principal durante la década de los 1990. En este contexto surge la preocupación por la exposición de la niñez a contenidos sexuales, especialmente la representación de la homosexualidad en el arte. A lo largo de esta década se buscó el control y la regulación de las artes con el fin de “proteger” y “preservar” la civilización de la degeneración y la corrupción (Freedberg, 2021). A su vez, esta ha sido una excusa recurrente para controlar los cuerpos feminizados mediante políticas públicas. 

En esta representación de la homosexualidad, se deben añadir las distintas dinámicas de género que se representan en el arte, las cuales cuestionan o ponen en desafío las normativas del binomio de género. De ahí la razón por la cual, en casos como el mural del colectivo Moriviví, Nosotres Luchamos, se puede argumentar que fue vandalizado debido a lo que implica el lenguaje inclusivo en nuestra sociedad, ya que reta la manera convencional o conservadora en la que se entiende el género en un contexto latinoamericano, pero también en el caribeño. 

Sumado a esto, Katja Fleischmann y Robert H. Mann (2018) sostienen que el contexto histórico y geográfico es clave para la representación de los cuerpos feminizados y el mensaje que se quiere llevar a través de los mismos en el arte público. La representación de la mujer en el arte público abarca múltiples significados: en ocasiones busca desafiar, incitar a la revolución, desafiar el orden social, seducir o reflejar una conexión con la naturaleza. En el caso de los murales analizados aquí, representan a la mujer puertorriqueña afrocaribeña y simbolizan resistencia, conexión con la naturaleza y cuestionamiento del orden social.  

Por otra parte, el mural Lares: Pueblo de mujeres hermosas (ver Imagen 5), vandalizado en 2017, ofrece otra perspectiva sobre la censura del cuerpo femenino. Esta vandalización no busca tapar los senos y genitales del cuerpo feminizado que se encuentra en el mural, sino que, con pintura en aerosol negra, se encubre la mitad del rostro hacia abajo, creando una forma triangular, como la de un pañuelo. A su vez, la palabra “Hermosas” se cubre con la misma pintura y se escribe en la parte inferior de este mural para que el espectador lea entonces “Lares: Pueblo de Mujeres Revolucionarias”. 

Imagen 5: Lares: Pueblo de Mujeres Hermosas, Griselle Soto, 2001
Fuente: Vázquez (2017) 

La destrucción de este mural es distinta a la de las mencionadas anteriormente. Esta le da un rol activo a la figura feminizada al pintarle, en la mitad delrostro, lo que pareciera ser un pañuelo, comúnmente utilizado de esta manera para proteger la identidad de los civiles que deciden participar en protestas. Este lleva un mensaje político directo que insta a las mujeres a participar activamente en protestas.  

Conclusión 

En este trabajo se analizaron y compararon situaciones de vandalismo en varios murales de desnudos en Puerto Rico para observar las distintas formas en que se ha utilizado el cuerpo femenino. El análisis permitió reconocer que el desnudo no es necesariamente el desencadenante de la censura, pero sí desempeña un rol importante, al igual que el espacio público donde se presentan estas obras (Fleischmann & Mann 2018). Asimismo, el género y su manifestación fuera de la normativa provocan o retan las creencias y sensibilidades del público (Schneemann, 1991; Vaquer, 2020). Finalmente, se evidenció que, a través de los cuerpos feminizados, se transmiten mensajes políticos que, lejos de promover la sumisión, asumen un rol activo en la sociedad.  

Referencias 

Adams, A. (2020). Iconoclasm, identity politics and the erasure of history. Imprint Academic. http://books.imprint.co.uk/book/?gcoi=71157100232570  

Colectivo Moriviví [@colectivo_morivivi]. (2021, agosto 10). Nosotres luchamos “Realidades Feministas” fue el punto de partida para este proyecto. Por medio de este mural, exploramos la trascendencia… [Fotografía]. Instagram. https://www.instagram.com/p/CSaYBdYLZxQ/?img_index=3 

Fleischmann, K., & Mann, R. H. (2018). Women on walls: The female subject in modern graffiti art. eTropic: Electronic Journal of Studies in the Tropics, 17(2), 83–109. https://doi.org/10.25120/etropic.17.2.2018.3659   

Freedberg, D. (2009). El poder de las imágenes (P. Jiménez & J. Bonafé, Trads.). Ediciones Cátedra.https://archive.org/details/powerofimagesstu0000free  

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Hess, T., & Nochlin, L. (1972). Erotism and Female Imagery in Nineteenth-Century Art. En Woman as Sex Object: Studies in Erotic Art 1730-1970 (pp. 9–17). Newsweek. https://archive.org/search.php?query=external-identifier%3A%22urn%3Alcp%3Awomanassexobject0000hess%3Aepub%3A3a1fb2d5-245c-45f8-bfe8-8683d3a2cc8a%22  

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Posted on December 12, 2025 .