Economic systems and their impact on ballet during the Cold War
Adriana I. Núñez Quiñones
Departamento de Sociología y Antropología
Facultad de Ciencias Sociales, UPR RP
Recibido: 20/02/2025; Revisado: 26/05/2025; Aceptado: 26/05/2025
Resumen
La presente investigación analiza cómo los sistemas económicos comunista y capitalista impactaron el desarrollo del ballet en la Unión Soviética y los Estados Unidos durante la Guerra Fría, explorando su rol como herramienta de diplomacia cultural. Mediante un análisis cualitativo basado en literatura especializada, se examinan las diferencias en los orígenes, apoyo y uso político de la danza clásica en ambas naciones. En la Unión Soviética, el ballet fue estrictamente controlado para reflejar los ideales del régimen, mientras en los Estados Unidos su desarrollo fue limitado inicialmente por la falta de apoyo monetario. Los resultados resaltan cómo los contextos políticos y económicos le dieron forma a las trayectorias del ballet, evidenciando su capacidad para funcionar como poder blando en el escenario internacional.
Palabras claves: ballet, diplomacia cultural, Guerra Fría, poder blando, sistemas económicos
Abstract
This research analyzes how the communist and capitalist economic systems impacted the development of ballet in the Soviet Union and the United States during the Cold War, exploring its role as a tool of cultural diplomacy. Through a qualitative analysis based on specialized literature, the study examines the differences in both nations' origins, support, and political use of classical dance. In the Soviet Union, ballet was strictly controlled to reflect the regime's ideals, while in the United States, its development was initially limited by a lack of financial support. The results highlight how political and economic contexts shaped the trajectories of ballet, demonstrating its capacity to function as soft power on the international stage.
Keywords: ballet, cultural diplomacy, Cold War, soft power, economic systems
Introducción
Desde sus orígenes en el siglo XVII, el ballet ha sido un símbolo cultural estrechamente vinculado a las élites sociales. Introducido por Catalina de Médici en la corte francesa (Terry, 1973), este arte escénico evolucionó a lo largo de los siglos hasta considerarse como una de las disciplinas artísticas más refinadas y complejas. Países como Francia, Inglaterra y Austria contribuyeron significativamente al desarrollo de academias y compañías emblemáticas que dieron forma al este arte como se conoce en la actualidad. Sin embargo, el desarrollo de este arte no ha estado exento de influencias políticas y económicas. Durante la Guerra Fría, las dos grandes potencias mundiales, la Unión Soviética y los Estados Unidos, utilizaron el ballet como una herramienta estratégica dentro de sus políticas culturales. En un periodo caracterizado por la lucha por la supremacía ideológica entre el comunismo y el capitalismo, el ballet se convirtió en un medio de expresión y propaganda que reflejaba los valores de ambos sistemas, como se evidenció en giras culturales, producciones coreografiadas con fines ideológicos y el uso de compañías estatales como embajadoras culturales.
Esta investigación examina cómo los sistemas económicos comunista y capitalista influyeron en el desarrollo de la danza clásica en la Unión Soviética y los Estados Unidos durante la Guerra Fría. En particular, se busca analizar el rol del ballet como herramienta de diplomacia cultural, explorando las limitaciones y oportunidades que surgieron en cada contexto. Mediante un enfoque cualitativo basado en la revisión de literatura y estudios previos, este trabajo intenta contribuir al entendimiento del ballet no solamente como un arte, sino como una manifestación profundamente ligada a la política, economía y relaciones internacionales.
Revisión de literatura
La literatura consultada evidencia que el desarrollo de la danza la Unión Soviética y en los Estados Unidos se produjo bajo contextos históricos, políticos y económicos radicalmente distintos. Este análisis resalta la conexión entre el ballet y las elites sociales en Rusia, así como los desafíos que enfrentó este arte para establecerse en una sociedad democrática y capitalista como la estadounidense.
En la Unión Soviética, el ballet estuvo profundamente arraigado en la cultura élite rusa desde la era de los Romanov. Durante el siglo XIX, experimentó un auge, consolidándose como un símbolo de prestigio y sofisticación. Bajo el patrocinio del zar, el entrenamiento de los bailarines se elevó a un nivel altamente especializado, con el establecimiento de conservatorios y pedagogías estrictas que se utilizan hoy día a nivel mundial (Naumann, 2022). Este arte, inicialmente exclusivo de las élites, fue adaptado como una herramienta de propaganda por el régimen comunista, buscando moldear la identidad cultural nacional y proyectar una superioridad ideológica en el ámbito internacional (Crosby, 2023; Ezrahi, 2012).
En contraste, el ballet tuvo un inicio más lento en los Estados Unidos. La ausencia de sistemas monárquicos o instituciones gubernamentales dispuestas a financiar las artes dificultó su desarrollo inicial. En una sociedad profundamente influenciada por el capitalismo y la democracia, las formas de apoyo eran limitadas, pues se asociaban a tendencias socialistas que eran impopulares durante este periodo de temor al comunismo (Binkiewicz, 2004). No obstante, el ballet estadounidense comenzó a destacarse gracias a figuras como George Balanchine, quien, tras abandonar la Unión Soviética, fundó el New York City Ballet (NYCB) y desarrolló un estilo único que redefinió el arte del ballet clásico en los Estados Unidos.
Durante la Guerra Fría, la rivalidad entre la Unión Soviética y los Estados Unidos trascendió los campos militares, tecnológicos y económicos para manifestarse en una “guerra cultural”. Clarke (2020) señala que la diplomacia cultural consiste en el uso estratégico de los recursos culturales de un país para alcanzar objetivos de política exterior. Bajo este contexto, el ballet adquirió un nuevo significado como herramienta de “poder blando”. Es decir, poder no militar. Según Naumann (2022), ambos países explotaron esta disciplina artística como símbolo de su fortaleza cultural, integrándolo en campañas de diplomacia con la intención de proyectar sus ideales ideológicos a nivel global.
La teoría de esta investigación se centra en cómo este arte fue partícipe de una competencia cuya finalidad era definir qué elementos representaban señales de progreso en cada nación. Tanto la Unión Soviética como los Estados Unidos aspiraban a liderar transformaciones sociales significativas, prometiendo estándares elevados de educación, políticas públicas de salud mejoradas y la erradicación del analfabetismo (Caute, 2003). Bajo este contexto, no resulta sorprendente que ambas naciones identificaran en las artes, particularmente en el ballet y sus logros artísticos, una nueva vía para destacar y lograr ventajas en esta carrera por la superioridad ideológica y cultural.
Metodología y recolección de datos
Esta investigación tiene un enfoque cualitativo y se caracteriza por analizar las interacciones entre los sistemas económicos de dos grandes potencias, la Unión Soviética y los Estados Unidos, y su impacto en el desarrollo de la danza clásica durante la Guerra Fría. El objetivo principal fue establecer relaciones causa-efecto entre estos contextos históricos y las trayectorias artísticas de ambos países, considerando factores políticos como la censura cultural, económicos como el financiamiento estatal y culturales como la construcción de una narrativa nacional a través del arte. Se empleó un diseño basado en el análisis de casos, comparando el ballet soviético y estadounidense durante las décadas de 1950 y 1960. Estos casos fueron seleccionados debido a la importancia de ambos países como protagonistas de la Guerra Fría y al reconocimiento del ballet clásico como herramienta de diplomacia cultural en sus respectivas estrategias políticas.
Se utilizó un enfoque interpretativo para analizar cómo los sistemas económicos (comunista y capitalista) influyeron en las prácticas artísticas y dinámicas de producción de la danza clásica. Este análisis incluyó la evaluación de factores clave como la disponibilidad de financiamiento estatal o privado para compañías de danza, restricciones ideológicas impuestas a bailarines y coreógrafos, y la proyección internacional del arte como instrumento de propaganda cultural y diplomacia.
Los casos de la Unión Soviética y los Estados Unidos fueron seleccionados debido a su posición central en la Guerra Fría y su contraste evidente en modelos económicos y políticos. Mientras que el ballet soviético estaba profundamente ligado a los valores del régimen comunista y contó con amplio apoyo monetario estatal, el estadounidense enfrentó inicialmente limitaciones económicas que fueron superadas gracias a la integración del arte en campañas de propaganda política.
La recolección de datos se basó en un análisis de la literatura existente en bases de datos académicos como Google Scholar y JSTOR, así como los archivos digitales de la New York Public Library. Los materiales seleccionados incluyen: a) libros y tesis académicas sobre la diplomacia cultural y el ballet durante la Guerra Fría; b) testimonios y experiencias documentadas de bailarines, coreógrafos y directores artísticos de ambos países; c) imágenes y registros visuales de producciones clave, como aquellas del Bolshoi Ballet y el New York City Ballet; y d) artículos y textos críticos sobre el contexto histórico, político y social en el que se desarrolló el ballet clásico.
La selección de fuentes se basó en su relevancia para el tema de estudio, priorizando aquellas que ofrecen un análisis detallado sobre la danza como expresión artística y herramienta política en ambos países. Además, se consideró la calidad y rigor académico para garantizar la solidez de las conclusiones producidas.
Resultados
Los sistemas económicos comunista y capitalista influyeron de manera marcada en el desarrollo del ballet en la Unión Soviética y los Estados Unidos durante la Guerra Fría, afectando tanto su estructura interna, como su función cultural y diplomática. En la Unión Soviética, la danza pasó de ser un arte reservado a la élite a convertirse en un instrumento al servicio del Estado, accesible para las masas y cargado de simbolismo político. Esta transformación comenzó desde los primeros años del régimen bolchevique, como se evidenció en 1919 con la distribución gratuita de entradas a funciones de ballet, lo cual marcó el inicio de su uso como herramienta de propaganda. La producción artística fue estrictamente controlada por el gobierno, y solo se permitían coreografías alineadas con los valores comunistas, enfocadas en exaltar al proletariado y reforzar una identidad nacional unificada. Obras clásicas como El lago de los cisnes eran adaptadas con elementos ideológicos, priorizando movimientos claros y narrativas simbólicas que evitaran ambigüedades ideológicas (Martin, 2016).
El coreógrafo Leonid Yakobson también enfrentó censura sistemática por intentar romper con las normas tradicionales del ballet soviético. Su enfoque expresivo y a menudo abstracto fue considerado "ideológicamente sospechoso", lo cual limitó seriamente su visibilidad a pesar de su reconocimiento artístico (Ross, 2015). Este tipo de casos ilustra cómo la danza en la URSS, aunque técnicamente impecable, operaba bajo una constante vigilancia política que restringía la innovación. Dicha estructura fomentó una excelencia técnica reconocida a nivel internacional, pero también limitó la libertad creativa de artistas y provocó la deserción de figuras clave como George Balanchine, cuya posterior influencia redefinió el arte coreográfico en Estados Unidos. Un ejemplo emblemático del conflicto entre excelencia técnica y represión ideológica fue la deserción del bailarín Rudolf Nureyev en 1961, durante una gira del Ballet Kírov en París. Su decisión de no regresar a la URSS provocó un escándalo internacional y se convirtió en símbolo del deseo de libertad creativa. Esta situación reveló cómo incluso los artistas más celebrados dentro del sistema soviético enfrentaban límites personales y profesionales impuestos por el Estado.
En contraste, en el contexto capitalista de los Estados Unidos, la danza gozó de una mayor libertad artística, pero enfrentó retos significativos debido a la falta de financiamiento gubernamental. Inicialmente percibido como un arte elitista y ajeno a los valores democráticos, su desarrollo fue lento. Sin embargo, con la llegada de Balanchine y su enfoque innovador, el ballet estadounidense comenzó a adquirir una identidad propia, centrada en el movimiento abstracto y el dinamismo visual, como se ejemplifica en obras como Jewels. Durante la presidencia de Dwight Eisenhower, el gobierno estadounidense empezó a ver las artes como un recurso estratégico y comenzó a apoyar iniciativas culturales como parte de su política exterior. Barnhisel (2024) señala que este interés por el arte moderno formaba parte de una narrativa diplomática cuidadosamente construida para proyectar los ideales de libertad e innovación del Occidente. Este giro marcó el inicio del uso de las artes como herramienta de diplomacia cultural, en respuesta directa a la fuerte presencia cultural soviética en la escena internacional.
Ambas potencias utilizaron la danza clásica como una forma de “poder blando” en su competencia ideológica. Mientras que la Unión Soviética proyectaba precisión técnica y cohesión nacional a través de sus compañías como el Bolshoi Ballet, los Estados Unidos promovían la creatividad individual y la libertad expresiva como reflejo de los valores occidentales. Las giras internacionales de compañías como el Bolshoi y el New York City Ballet fueron cuidadosamente diseñadas para influir en la percepción global, incluyendo montajes como Masterpieces of the Twentieth Century, respaldada por la CIA en el Berlin Cultural Festival de 1952 (Naumann, 2022).
En 1959, por ejemplo, el Bolshoi Ballet realizó una gira histórica a Estados Unidos que fue recibida con entusiasmo por el público y con atención por los medios. Esta visita no solo mostró la capacidad técnica del ballet soviético, sino que también formó parte de una campaña diplomática más amplia (Searcy, 2020). A pesar de la imagen de autonomía artística que caracterizaba al ballet estadounidense, este también fue utilizado estratégicamente por el gobierno. A través de entidades como el Congress for Cultural Freedom, agencias como la CIA financiaron giras internacionales de compañías de danza y música con el objetivo de promover la imagen de un Occidente libre, moderno y culturalmente sofisticado (Naumann, 2022.) Esto evidencia que tanto el bloque soviético como el occidental instrumentalizaron el arte en contextos geopolíticos. El gobierno soviético utilizó estas presentaciones para contrarrestar las narrativas occidentales sobre su supuesta falta de libertad artística, convirtiendo el escenario en una plataforma de política exterior. No obstante, el impacto de estas giras culturales no siempre fue positivo. En varios países del Movimiento de Países No Alineados, tales iniciativas fueron interpretadas como actos de imperialismo cultural. Tanto las giras soviéticas como las estadounidenses fueron criticadas por utilizar el arte como vehículo de influencia ideológica, lo cual plantea interrogantes sobre los límites éticos del poder blando en contextos artísticos.
Discusión
El análisis desarrollado en esta investigación demuestra que el ballet fue profundamente influenciado por los contextos políticos y económicos de la Guerra Fría, sirviendo como una herramienta estratégica para ambos bloques. Ambas naciones encontraron en la danza clásica una plataforma ideal para proyectar sus valores de ideologías, transformando el arte en un instrumento de diplomacia cultural y propaganda política como quedó demostrado en eventos como la gira del Bolshoi en 1959 o en producciones financiadas por la CIA como Masterpieces of the Twentieth Century. Igualmente, destaca como las características estilísticas y temáticas del ballet reflejaron dichas ideologías de ambos sistemas. Esta investigación resalta como el arte se convirtió en un espacio simbólico de competencia global. Ambos sistemas encontraron en esta forma de arte un camino para legitimar sus valores frente al mundo. Sin embargo, este uso estratégico manifiesta las tensiones y limitaciones inherentes que vienen al usar el arte con fines políticos.
Aunque esta investigación ofrece un análisis abarcador, enfrentó limitaciones en la recopilación de datos cuantitativos relacionados con el financiamiento estatal del ballet. Además, no se incluyó un tercer país, como Austria, que pudiera enriquecer la perspectiva comparativa. Para futuras investigaciones, se recomienda ampliar el alcance del estudio, incluyendo otras naciones y métricas específicas como números de presentaciones, giras internacionales y otras maneras en las que pudieron utilizar su presupuesto para respaldar la danza.
Conclusiones
Esta investigación ha revelado como los sistemas económicos de la Unión Soviética y los Estados Unidos durante la Guerra Fría influyeron en el desarrollo del ballet, transformándolo en una herramienta clave de la diplomacia cultural. Ambas naciones utilizaron las artes escénicas como medio estratégico para proyectar poder blando y consolidar sus valores ideológicos en el escenario global.
En el caso soviético, el ballet se integró profundamente en las estrategias de propaganda del régimen comunista. Su perfección técnica y narrativa disciplinada reflejaban los ideales del sistema, pero estas mismas características crearon un ambiente artístico sumamente rígido. Por el contrario, en Estados Unidos, el ballet evolucionó y progresó en un contexto de libertad artística, a pesar de que inicialmente enfrentó restricciones económicas significativas. Este arte floreció gracias a la llegada de figuras como George Balanchine, cuyas ideas innovadoras produjeron un estilo único y moderno que simbolizaban los principios de individualidad y creatividad relacionados al capitalismo.
A pesar de sus diferencias, ambos contextos demostraron que el ballet no solo era una expresión artística, sino un arma política capaz de transmitir mensajes de superioridad cultural y valores nacionales. Este uso instrumentalizado del ballet revela las tensiones entre el arte como expresión libre y su apropiación por proyectos ideológicos. Comprender estas dinámicas no solo ilumina el pasado, sino que también invita a reflexionar sobre el papel del arte en los conflictos culturales actuales. De manera similar, este análisis resalta los resultados del uso político del arte, así como maneras en que sistemas ideológicos opuestos moldearon su desarrollo para fines estratégicos. Finalmente, este estudio invita a reflexionar sobre la relación intrínseca entre el arte, la política y la economía, ofreciendo una base para futuras investigaciones comparativas que posiblemente puedan incorporar medidas cuantitativas y el análisis de casos de otras naciones adicionales. Comprender estas dinámicas es clave para profundizar sobre el rol del arte como medio de influencia en contextos históricos y políticos complejos.
Referencias
Barnhisel, G. (2024). Cold War Modernists: Art, Literature, and American Cultural Diplomacy. Columbia University Press.
Binkiewicz, D. M. (2004). Federalizing the muse: United States arts policy and the National Endowment for the Arts, 1965-1980. University of North Carolina Press.
Caute, D. (2003). The dancer defects: The struggle for cultural supremacy during the Cold War. Oxford University Press.
Clarke, D. (2020). Cultural diplomacy. En Oxford Research Encyclopedia of International Studies. Oxford University Press. https://doi.org/10.1093/acrefore/9780190846626. 013.543
Crosby, A. R. (2023). Staging Soviet ideals: The birth of soviet ballet and its reception 1927-1932 [Undergraduate senior thesis]. Bard College.
Ezrahi, C. (2012). Swans of the Kremlin: Ballet and power in Soviet Russia. University of Pittsburgh Press.
Martin, G. K. (2016). Soviet leap: Oppression, defection, and re-envisioning ballet. Undergraduate Research Journal for the Humanities, 1(1), 2–16. https://doi.org/10.17161/1808.21355
Naumann, R. L. (2022). Weaponizing ballet: An episode in American Cold War diplomacy [Undergraduate senior thesis]. Bard College.
Ross, J. (2015). Like a bomb going off: Leonid Yakobson and ballet as resistance in Soviet Russia. Yale University Press.
Searcy, A. (2020). Ballet in the Cold War: A Soviet-American exchange. Oxford University Press, USA.
Terry, W. (1973). The Art of Ballet. CHEST Journal, 63(6), 932.