Redefiniendo la imagen del monstruo: Elphaba y la representación empoderada del monstruo femenino en Wicked (2024)

Redefining the image of the monster: Elphaba and the empowered representation of the female monster in Wicked (2024)

Daniel O. Rivera Rivera 
Programa de Estudios Interdisciplinarios 
Facultad de Humanidades, UPR RP

Recibido: 21/02/2025; Revisado: 22/04/2025; Aceptado: 29/04/2025 

Resumen 

El cine contemporáneo ofrece un espacio para explorar las representaciones de la monstruosidad y el poder, especialmente en torno a figuras marginalizadas. El monstruo femenino, lejos de ser representado como monstruo-víctima o monstruo-victimario, se presenta como un agente precursor de cambios ante las estructuras normativas que lo oprimen. En la película Wicked (2024), Elphaba desafía los estereotipos tradicionales sobre lo monstruoso, convirtiéndose en un ícono de revolución y empoderamiento. Estas nuevas narrativas brindan lecturas más complejas e inclusivas que cuestionan las construcciones sociales sobre la otredad y fomentan una reflexión crítica sobre el cuerpo, la identidad y el poder.    

Palabras claves: cine contemporáneo, monstruo femenino, Elphaba, otredad    

Abstract 

Contemporary cinema offers a space to explore representations of monstrosity and power, particularly regarding marginalized figures. The female monster, far from being depicted as a victim-monster or victimizer-monster, emerges as a precursor and agent of change in the face of the normative structures that oppress her. In the film Wicked (2024), Elphaba defies traditional stereotypes of the monstrous, becoming an icon of revolution and empowerment. These new narratives offer more complex and inclusive readings that challenge social constructions of otherness and encourage critical reflection on the body, identity, and power.   

Keywords: contemporary cinema, female monster, Elphaba, otherness

Introducción  

Los monstruos ya no tienen que causar terror, o por lo menos, no es su única intención. A través de los años, el cine de horror, ciencia ficción y fantasía, géneros que mayormente trabajan la figura del monstruo, han redefinido la imagen de los mismos por vías más complejas e inclusivas a nivel narrativo y discursivo. A medida que se trabajan estos nuevos enfoques, el monstruo adquiere una imagen diferente en el imaginario de los espectadores, pero sin perder la etiqueta de sujeto Otro dentro e incluso fuera de la trama. Esta otredad, a pesar de suponer cierta marginalidad por parte de la comunidad a la que pertenecen pues, los espacios que ocupan siempre están rodeados de violencia y prejuicios constantes, se ha dejado de representar como monstruo-victimario o monstruo-víctima, y se ha comenzado a complejizar al monstruo como agente precursor de cambios tales como de revolución y resistencia a través de su condición, experiencia y consciencia de monstruo.   

El reciente estreno en el cine de la película Wicked (2024), versión cinematográfica del famoso y aclamado musical de Broadway con el mismo nombre estrenado en 2003, y ambas adaptaciones de la novela Wicked: The Life and Times de Gregory McQuire, nos presenta una interesante propuesta de la imagen del monstruo fuera de los clichés a los que estamos acostumbrados con la representación de este tipo de personajes como malvados y con un destino fatal. El musical narra la historia de los eventos previos a la famosa novela The Wizard of Oz (1900) del escritor estadounidense L. Frank Baum, pero desde una perspectiva y narrativa completamente innovadora. En la película, los ciudadanos de Munchkinland celebran la muerte de la Malvada Bruja del Oeste. Glinda la Buena reflexiona sobre el pasado de la bruja, revelando que Elphaba Thropp nació con piel verde como resultado de una relación extramatrimonial entre la esposa del gobernador Thropp y un viajero. Rechazada desde su nacimiento, Elphaba vivió una infancia marcada por la marginación. En su adolescencia, ingresa en la Universidad de Shiz, en donde revela un talento mágico excepcional que la lleva a ser tutelada por la decana de hechicería, Madame Morrible. Elphaba desea conocer al Mago de Oz con la esperanza de cambiar su apariencia.   

En el campus, desarrolla un vínculo conflictivo pero profundo con su compañera de habitación, Galinda, y se solidariza con el profesor Dillamond, una cabra parlante que sufre persecución como parte de un plan que tiene el mago de Oz de erradicar a los animales del reino, quienes hasta ese entonces coexistían pacíficamente con los demás ciudadanos de Oz. Al enterarse de sus intenciones, Elphaba decide rebelarse contra el mago y rechaza colaborar con su régimen, adoptando una postura de resistencia que la lleva a huir de Oz volando en una escoba mágica. A partir de este momento, es etiquetada como “malvada”, mientras Glinda permanece dividida entre su lealtad personal y las exigencias del poder. Este punto marca un giro crucial en la narrativa política y moral de Oz. i

Desde el género de la fantasía, se explora la monstruosidad desde lecturas más enaltecedoras, específicamente sobre la manifestación de la monstruosidad en el cuerpo femenino a través del personaje de Elphaba, adentrándonos a nuevas representaciones y ofreciendo nuevas herramientas con la finalidad de romper con viejas narrativas que se vinculan con gran frecuencia a este género. Este artículo busca analizar las diferentes características que conforman la monstruosidad femenina en el personaje de Elphaba y su vital importancia al momento de redefinir, reescribir y elaborar nuevos discursos acerca de lo monstruoso en el cuerpo y experiencia en torno a lo femenino. En primer lugar, se explorarán los conceptos monstruosidad, específicamente el de la bruja, para entender las diversas formas en las que se puede representar al Otro.ii Segundo, se trabajará la relación de la manifestación del cuerpo monstruoso femenino en el espacio que lo violenta y lo oprime, y cómo este representa un acto de resistencia y liberación en contra de las represiones ejercidas sobre él. Y, por último, se analizará la monstruosidad femenina con el propósito de entender estas nuevas representaciones en el cine contemporáneo como formas de enaltecer desde los conceptos de “abyección radical” de la teórica y feminista estadounidense Barbara Creed y las “mujeres fálicas” desde los enfoques de la filósofa búlgara Julia Kristeva.

Lo temido e incomprendido: del concepto “monstruo” a la categoría bruja como representación del monstruo/otro malvado 

El concepto ‘monstruo’ puede tener varias interpretaciones, todas muy similares si se examinan desde el mismo lente objetivo crítico. En palabras de Helena Tur Planells en su artículo “Reflexiones sobre la figura del monstruo”: 

(El) monstruo es un término que cubre muchas significaciones, que pueden ir desde la amplitud de lo extraño (y lo extranjero), simbolizar lo malvado o concretarse en un ser extraordinario y fuera de lo normal. Pero, sin duda alguna, la idea de monstruo implica una oposición. El monstruo es, de alguna manera, algo que se aleja de la idea de normalidad, es lo diferente. La diferencia remite a una identidad, algo es diferente respecto a algo, y esta diferencia suele tener las connotaciones de la amenaza. (Tur 699)  

Dentro de esa misma “amplitud de lo extraño” que se aleja de lo concebido como “normal” en nuestra sociedad, es principalmente a través de aspectos corporales, en donde se determinan quiénes son construidos como extraños pues, siempre que pensamos en este concepto imaginamos alguna criatura físicamente grotesca, repugnante o aterradora. Para José Reyes González Flores en su estudio “Configuración semiótica del cuerpo terrorífico en el cine de horror”, el cuerpo terrorífico “resulta de un ejercicio imaginativo-figurativo, ya sea por las excreciones corporales, los defectos físicos, las deformidades de los rostros o la psiquis moralmente contraria a la norma social” (Reyes 484). Esta distancia que se toma ante aquello que es percibido como socialmente diferente y que perturba lo que Jacques Lacan define como orden simbólico,iii crea un sujeto Otro, entiéndase a todo aquello que no hace parte de los estándares pautados por la sociedad dominante y por consiguiente descartable, quiérase decir, un monstruo. Desde hace ya varios años, se ha empezado a abandonar esa imagen en el cine contemporáneo del monstruo solo como un ser malvado que se limita a causar terror, y se ha empezado a acoger la idea de que, más allá de su apariencia o comportamiento,iv es una figura que socialmente no cabe dentro de un orden ya establecido por razones mucho más complejas.

En Wicked, el personaje de Elphaba resulta repugnante ante la mirada de la sociedad por su apariencia pues es una bruja con la piel color verde, aspecto que altera un orden ya establecido y crea conflicto en el espacio que ocupa. En la “Política del monstruo”, Gabriel Giorgi argumenta que “El monstruo tiene lugar en el umbral de ese desconocimiento, allí donde los organismos formados, legibles en su composición y sus capacidades, se deforman, entran en líneas de fuga y mutación, se metamorfosean y se fusionan de manera anómala; viene, por lo tanto, con un saber sobre el cuerpo, sobre su potencia de variación, su naturaleza anómala, singular; si expresa el repertorio de los miedos y represiones de una sociedad, también resulta de la exploración y experimentación de lo que en los cuerpos desafía la norma de lo “humano”, su legibilidad y sus usos” (Giorgi 323).    

De igual forma, es importante entender las narrativas que se han forjado sobre las brujas durante siglos para poder contextualizar el porqué de su recepción como una figura monstruosa. Históricamente se conocen como brujas a estas figuras míticas que han aparecido en diversas tradiciones y leyendas alrededor del mundo como por ejemplo en culturas europeas y africanas. Comúnmente son asociadas con la magia, la hechicería y secretos sobrenaturales. En la mayoría de las representaciones, las brujas son mujeres feas y malvadas que aterrorizan aldeas y son perseguidas por sus habitantes. Yolanda Beteta en Brujas, femme fatale y mujeres fálicas: un estudio sobre el concepto de monstruosidad femenina en la demonología medieval y su representación iconográfica en la Modernidad desde la perspectiva de la Antropología de Género argumenta que “Las brujas son realidades tangibles que a través del pacto diabólico encarnan las supersticiones demoníacas y transgreden los límites socioculturales que regulan la sexualidad y la proyección doméstica de las mujeres” (Beteta 118). A pesar de que en la película no se incluyen temas religiosos, ni mucho menos que hagan referencia a prácticas demoníacas, es importante entender el planteamiento de Beteta ya que más allá de adjudicar un valor meramente estético a este tipo de personajes, la apariencia de las brujas no solo es lo que causa terror sino el poder que poseen a través de su multiplicidad de saberes. Esta reconfiguración o relectura de la imagen de las brujas altera de manera significativa los marcos de los discursos patriarcales y desmitifica la imagen de las mujeres como seres débiles e inferiores, y las posiciona a través de sus comportamientos con tendencias revolucionarias, como temibles por el gran poder que poseen y que el opresor no puede controlar.   

Por otra parte, a pesar de que esta investigación sea dirigida exclusivamente hacia el personaje de Elphaba, es sumamente pertinente poder compararlo con los personajes de Glinda y Madame Morrible que también son brujas, o con el de su hermana Nessarose que, a pesar de su discapacidad, aspecto que pudiera ser considerado como monstruoso en otros contextos, recibía total atención y afectos por parte de las personas que interactúan con ella. Con estas posturas planteo que el problema realmente de Elphaba no es el de ser bruja, pues en el contexto de la película es una vocación de admirar, además de que Glinda y Madame Morrible también lo son, sino que es juzgada únicamente por su color de piel. Dentro de los discursos del poder, es muy común crear binarismos antagónicosv entre lo bueno y lo malo, entre héroes y villanos. A pesar de que en la película no se identifican explícitamente héroes o villanos como tal vez puede ser para una película de superhéroes, se remite a lo que Zoraida Jiménez explica en “La construcción del villano como personaje cinematográfico”, “parte de una concepción maniquea: en la historia hay buenos y malos, y ambos bandos son claramente identificables no sólo por sus actitudes y sus acciones sino también desde el punto de vista físico” (Jiménez 293). La monstruosidad-otredad de Elphaba, en su condición de ser una bruja de piel verde claramente racializada desde un discurso dominante, no solo es causada por ser una bruja, sino por perturbar el orden establecido a través de su apariencia física y que, por consiguiente, la lleva a ser categorizada como un ser malvado y despreciado.

¿Aceptación o validación?: la manifestación del cuerpo de la mujer monstruosa en contra de las represiones   

Siempre que se habla de monstruosidad se debe hacer énfasis en el cuerpo del monstruo. Los cuerpos monstruosos o del sujeto Otro, son cuerpos mayormente cargados de represiones, violencia y traumas, por lo que expresarse a través de estos constituye una forma de resistencia en el espacio que los oprime. Si para José Reyes un cuerpo desproporcionado o deformado desafía las normas establecidas por la sociedad y, como consecuencia, genera incomodidad o incluso temor, pues estos no solo tienen un valor meramente estético dentro de la trama, sino que también poseen un valor simbólico y metafórico con intenciones revolucionarias y de gran importancia para entender la condición del monstruo en el espacio que ocupa. Carlos Salas en “El cuerpo como morada del monstruo en el cine de terror contemporáneo sostiene la idea de que “Este cuerpo que propugna el nuevo arte no es un cuerpo proporcionado, unido, bello e ideal. Se trata, por el contrario, de un cuerpo que sufre la deformación, el derrumbamiento, la fragmentación y el castigo” (Salas 50), por lo que se puede entender al sufrimiento como un motor que obliga al monstruo a buscar formas de supervivencia que lo ayuden a permanecer y reafirmarse en el espacio que constantemente lo excluye y violenta.    

En el transcurso de la película se puede observar en múltiples ocasiones cómo la representación y manifestación del cuerpo de Elphaba es vital para entender la relación tan poderosa que guarda con el mismo, pero que a causa de las represiones no es capaz de entender. Arantxa Alonso Cano en el artículo “El cuerpo monstruoso: dialéctica de la ocultación-desocultación” establece que, de forma paradójica, la sociedad que margina a quien es diferente también lo exhibe, ya sea como ejemplo, catarsis o curiosidad morbosa; así, el monstruo es simultáneamente rechazado y convertido en objeto de espectáculo por quienes lo excluyen. La escena del dueto de baile entre Elphaba y Glinda es un momento crucial para entender este planteamiento y debatir acerca de la importancia del cuerpo monstruoso en el cine contemporáneo más allá de un valor únicamente estético.  

El baile que se desarrolla en el Ozdust Ballroom nos muestra el momento exacto en que, a través de su cuerpo, Elphaba adquiere una conciencia autónoma del mismo ante la mirada enjuiciadora de los demás invitados. Desde que Elphaba entra al salón de baile, es juzgada otra vez por su apariencia pues, por sugerencia de Glinda, llevaba un sombrero negro que, combinado con el vestido que llevaba del mismo color, la hacía lucir el típico atuendo cliché con el que siempre se representa a las brujas. Ante la presión que sentía a causa de las miradas, Elphaba comienza a bailar en silencio y sin un ritmo en particular, aterrando a los espectadores. A pesar de ser algo nuevo para ella y ser el foco de atención sobre la pista de baile, en todo momento se muestra confiada en cada paso que da, a pesar de su clara tristeza. 

En una entrevista que se realizó al equipo de coreografía de la película en el canal oficial Wicked Movie en la plataforma digital de YouTube, la actriz que interpreta al personaje de Elphaba, Cynthia Erivo, expresa que “No era suficiente que fuera solo una coreografía, tenía que mostrar el dolor que estaba sufriendo, pero también que ha aceptado que está bien estar sola”.vi Más adelante en la escena, Glinda comienza a “perfeccionar” los pasos y Elphaba la sigue. Al cabo de un rato, los espectadores empiezan a imitar los pasos de ambas, por lo que surge la pregunta: ¿Elphaba, es aceptada o validada a través de Glinda? Más adelante en la entrevista, Erivo añade “Cuando me muevo como Elphaba, me siento libre… porque está continuamente desafiando cualquier convención”. Está más que claro que se da una aceptación y validación, pero que no es dada a Elphaba por Glinda que conectó con ella a través del baile y de ese momento en adelante su relación mejoró, o por los allí presente que seguían cada uno de los pasos para encajar, sino por la misma Elphaba que liberó su cuerpo rompiendo con las barreras que la limitaban. El rompimiento por parte de Elphaba de las estructuras normativas que la oprimían, nos permite ver esa lucha que no solo guarda en su interior, sino que logra exteriorizar.

Más allá de ser guiada por Glinda para que bailase y fuese parte de ellos, el concepto de lo erótico desde la perspectiva de Audre Lorde en su ensayo “Usos de lo erótico: lo erótico como poder, nos propone lo erótico “como un espacio entre la incipiente conciencia del propio ser y el caos de los sentimientos más fuertes” (Lorde 54). La manifestación libre del cuerpo a través del deseo para manifestarse dentro del espacio opresor es entender que “lo erótico ofrece un manantial de fuerza inagotable y provocadora a la mujer que no teme descubrirlo, que no sucumbe a la creencia de que hay que conformarse con las sensaciones” (Lorde 53).     

Abyección radical y mujer fálica: cuando el monstruo se da cuenta de su extraordinario poder      

Diferentes teorías contemporáneas han hecho que los estudios acerca de lo monstruoso formulen otras perspectivas más interesantes y abarcadoras. El personaje de Elphaba a lo largo de la trama pasó por una metamorfosis que permitió su evolución y reafirmación como mujer monstruosa. Dicha monstruosidad se define en su totalidad cuando visita al mago de Oz y se da cuenta de que este es un impostor. En el libro The Monstrous-Feminine: Film, Feminism, Psychoanalysis (ed. 2024) Barbara Creed explora el concepto de “abyección radical”, una lectura crítica del concepto “abyección” trabajado previamente por Julia Kristeva en su libro Power of Horror (1980).vii Para Creed la abyección radical “ocurre cuando la mujer se da cuenta de que su supuesta abyección, que la ideología patriarcal asocia a sus roles femeninos, sexuales y reproductivos, es un mito y da la vuelta a estos roles en un acto de desafío y rebelión" (Creed 189). En el caso de la película, Elphaba se revela en contra de las represiones impuestas por los discursos opresivos del mago, asumiendo con ella su monstruosidad y el poder y fuerza que esta implica.

A través de narrativas transgresoras en contra del discurso se pudiera decir mago-patriarcal, término que hace alusión al concepto patriarcal en nuestra sociedad pues, la posición del mago representa a una figura masculina con un poder casi absoluto, el monstruo se convierte en un agente de cambio en contra de ese orden impuesto. Durante las escenas finales, vemos como Elphaba hace uso de una escoba la cual usa en múltiples ocasiones para combatir a sus enemigos y poder escapar. Saliéndose de la escoba como representación de un objeto cliché con el que se representa comúnmente a las brujas o un objeto pasivo sin relevancia, podemos hacer una lectura de la escoba desde el concepto de lo fálico acuñado por el psicoanalítico checo Sigmund Freud.viii Sin quitarle relevancia a las posturas de Freud pues, son la base de muchas otras lecturas, me acojo más a la lectura de Julia Kristeva sobre lo fálico en ”Sobre la extrañeza del falo o lo femenino entre ilusión y desilusión”, en donde “Llamamos fálico a la conjunción, el encuentro, el cruce entre la importancia del símbolo –del pensamiento– por un lado, y la excitación genital por el otro (Kristeva 58). Se debe entender lo fálico no de una forma explícita o meramente sexual, sino desde nociones simbólicas y como la "diferencia" que estructura la subjetividad y el orden simbólico. Elphaba asume una postura de poder a través de la escoba que le permite forjar una identidad, asumiéndola y entendiéndola como poderosa y cargada de múltiples e ilimitados saberes.

Conclusión 

El análisis de conceptos fundamentales como el monstruo, la bruja y el sujeto Otro han sido de suma importancia para entender cómo la construcción del cuerpo monstruoso femenino, lejos de ser únicamente un objeto de opresión, se convierte en un acto de resistencia y libertad frente a los espacios que buscan violentarlo por ser diferente. Elphaba, como figura central, trasciende los arquetipos de lo monstruoso al ofrecer una perspectiva revolucionaria que enaltece lo marginal y redefine lo rechazado más allá de ser un sujeto “pasivo” dentro de narrativas. Esta reinterpretación permite visibilizar nuevas formas de agencia y poder en las narrativas del cine contemporáneo, subrayando cómo el cine puede servir como un espacio para desafiar y transformar las representaciones de los monstruos. La monstruosidad femenina en Wicked (2024) no solo es un espejo de las tensiones socioculturales que persisten en torno a las mujeres y sus cuerpos, sino también un puente hacia discursos más complejos que celebran la diferencia, la resistencia y la posibilidad de nuevas formas de libertad simbólica.    

Notas 

i. Resumen de la sinopsis de la película Wicked (2024) en la plataforma web Internet Movie Database (IMDb). 

ii. El concepto Otro según el psicoanalista francés Jacques Lacan, habla de una entidad que encarna el orden simbólico, el lenguaje, la cultura y todas aquellas influencias externas que dan forma al inconsciente de cada individuo. No se trata únicamente de otra persona, sino de una estructura profunda que configura nuestra manera de experimentar el mundo y de desear. 

iii. La teoría del orden simbólico según Jacques Lacan hace referencia a la estructura universal que engloba todo el ámbito de la acción y la existencia humana, funcionando como un marco que condiciona nuestras experiencias, pensamientos y deseos desde una dimensión simbólica y cultural. 

iv. Conceptos ampliamente trabajados por Barbara Creed en su libro The Monstrous-Feminine: Film, Feminism, Psychoanalysis (1993) que están ligados a la construcción del monstruo femenino.   

v. Concepto acuñado por la etnóloga puertorriqueña y profesora de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, Ivette Chiclana Miranda para referirse a la estructura social Occidental, en donde se categorizan buenos y malos, superiores e inferiores. 

vi. Fragmento de la entrevista a la actriz que interpretó a Elphaba, Cinthya Erivo con relación al baile de Ozdust para el canal oficial de la película Wicked Movie en la plataforma de YouTube. 

vii. Julia Kristeva en su libro Powers of Horror (1980) define abyecto como una experiencia de horror y repulsión suscitada por aquello que transgrede la identidad, vulnera los límites establecidos y altera las normas de un determinado sistema, siendo concebido como una otredad amenazante. 

viii. En la teoría psicoanalítica freudiana, el falo no se limita a su dimensión anatómica como órgano genital masculino, sino que adquiere un carácter simbólico más amplio, aludiendo a la figura paterna, al poder, la autoridad y la facultad de engendrar vida. 

Obras citadas 

Alonso, Arantxa. “El cuerpo monstruoso: Dialéctica de la ocultación-desocultación”. FILMHISTORIA Online, vol. 22, núm. 2, 2012, pp. 1-14.

Baum, L. Frank. The Wonderful Wizard of Oz. Internet Archive, 1958.  

Beteta, Yolanda. Brujas, femme fatale y mujeres fálicas: Un estudio sobre el concepto de monstruosidad femenina en la demonología medieval y su representación iconográfica en la Modernidad desde la perspectiva de la Antropología de Género. 2016. Universidad Complutense de Madrid, disertación doctoral.    

Creed, Barbara. The Monstrous-Feminine: Film, Feminism, Psychoanalysis. 2nd ed., Routledge, 2023.  

Giorgi, Gabriel. “Política del monstruo”. Revista Iberoamericana, vol. LXXV, núm. 227, 2009, pp. 323–329.    

Wicked. Dirigida por Jon M. Chu, actuaciones de Cynthia Erivo y Ariana Grande, Universal Pictures, 2024. 

Jiménez, Zoraida. “La construcción del villano como personaje cinematográfico”. Revista de Cine de la Biblioteca de la Facultad de Comunicación, vol. 6, 2010, pp. 285–311.   

Kristeva, Julia. “Sobre la extrañeza del falo o lo femenino entre ilusión y desilusión”. Psicoanálisis de la APdeBa, vol. 20, núm.  1, 1998, pp. 55–72.  

Lorde, Audre. “Uses of the Erotic: The Erotic as Power.” Sister Outsider: Essays and Speeches, Crossing Press, 1984, pp. 53–59.   

“Wicked| Ozdust Ballroom”. YouTube, subido Wicked Movie, 4 de diciembre de 2024, https://www.youtube.com/watch?v=6ZNniTmsPdw.  

Reyes, José. "Configuración semiótica del cuerpo terrorífico en el cine de horror". Sincronía, vol. 22, núm. 74, 2018, pp. 484–519.   

Salas, Carlos. “El cuerpo como morada del monstruo en el cine de terror contemporáneo”. Revista del Departamento de Historia del Arte y Música de la Universidad del País Vasco, vol. 2, 2012, pp. 48–61.  

Tur Planells, Helena. “Reflexiones sobre la figura del monstruo". Tropelías: Revista de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada, vol. 15–17, 2004–2006, pp. 699–717.  


Posted on May 30, 2025 .