The impact of social media platforms on the protection of musical copyright
Génesis K. Rivera Vicente
Departamento de Ciencias Políticas
Facultad de Ciencias Sociales, UPR RP
Recibido: 24/07/2024; Revisado: 24/04/2025; Aceptado: 01/05/2025
Resumen
Este artículo examina el impacto de las plataformas de redes sociales en la protección del copyright musical. A medida que plataformas han democratizado el acceso a la música, también han surgido desafíos legales y éticos debido al uso no autorizado de obras protegidas. Se explora la duración de estas protecciones y las estrategias tecnológicas adoptadas por las plataformas, como el uso de algoritmos de inteligencia artificial, así como los acuerdos de licencia con compañías discográficas. Se analizan algunos casos emblemáticos, como ejemplos de los conflictos que han surgido en torno a la creatividad digital y la propiedad intelectual. El artículo concluye con una reflexión sobre la necesidad de políticas equilibradas que protejan tanto los derechos de los artistas, como la libre expresión en línea.
Palabras claves: copyright, redes sociales, derechos de autor, TikTok
Abstract
This paper explores the impact of social media platforms on the protection of musical copyright. As various platforms have democratized access to music, they have also introduced significant legal and ethical challenges related to the unauthorized use of copyrighted works. The text discusses the scope duration of these protections and the technological strategies used by platforms, such as the implementation of artificial intelligence algorithms and licensing agreements with record labels. Some landmark cases are examined as key examples that illustrate some of the contemporary issues that revolve around the subjects of digital creativity and intellectual property. The essay concludes by emphasizing the need for balanced policies that safeguard both artists’ rights and creative and free speech within online environments.
Keywords: copyright, social media, author rights, TikTok
Introducción
En la actualidad, nos encontramos inmersos en una era digital caracterizada por la omnipresencia de las plataformas de redes sociales, las cuales han transformado radicalmente la forma en que nos comunicamos y compartimos información. Estas redes no solo han alterado la dinámica de nuestras interacciones sociales, sino que también han revolucionado la manera en que accedemos y consumimos una amplia gama de contenidos, abarcando desde noticias hasta entretenimiento. Vivimos en una época en la que, con un solo clic, podemos acceder a contenido de cualquier parte del mundo. Dentro de este vasto espectro de contenido, la música emerge como una fuerza dominante, con usuarios de todo el mundo compartiendo diariamente una variedad de piezas musicales, desde canciones originales hasta versiones y remixes, en plataformas como YouTube, Facebook, Instagram y TikTok, entre muchas otras.
No obstante, este crecimiento exponencial y la proliferación de contenido musical en las redes sociales también ha generado desafíos significativos, especialmente en torno a la protección del copyright o “derechos de autor”. Es común que los usuarios compartan material musical sin la debida autorización de los titulares de los derechos, lo cual plantea un problema considerable en términos tanto legales, como éticos. En este trabajo, se explorará el impacto de las plataformas de redes sociales en la protección del copyright musical, examinando las estrategias implementadas para salvaguardar los derechos de los artistas, así como las cuestiones relacionadas con la creatividad y la expresión artística en este contexto, y cómo estas pueden influir en la producción y el consumo de música.
Para comprender adecuadamente la complejidad de este tema, es fundamental definir el concepto de copyright. El copyright es la forma de atribuir la autoría a alguien que ha creado una obra, además de proporcionarle una serie de derechos como autor (Peiró, 2020). Estas obras pueden incluir libros, música, películas, software y otros tipos de contenido creativo. El copyright abarca varios aspectos importantes, tales como la reproducción, distribución, exhibición pública y creación de obras derivadas de la obra original. Además, es crucial entender que el copyright protege la expresión original de una idea, pero no la idea en sí misma. De esta manera, proporciona a los creadores el control sobre el uso de sus obras, permitiéndoles obtener beneficios económicos por su trabajo y garantizando así un incentivo para la innovación y la creación.
La duración del copyright varía según la jurisdicción, pero en general se extiende durante la vida del autor más 70 años tras su fallecimiento, según lo establecido por la Oficina de Derechos de Autor de EE. UU (U.S. Copyright Office s. f.). Luego, la obra pasa al dominio público, lo que significa que puede ser utilizada o reproducida libremente por cualquier persona sin necesidad de permisos o pago de regalías.
La Oficina de Derechos de Autor de EE. UU establece que el copyright no solo protege la obra en sí misma, sino también las adaptaciones y versiones derivadas de la obra original. Esto incluye traducciones, adaptaciones cinematográficas y cualquier otra forma creativa que haya surgido a partir de una transformación de la obra original. Los titulares de copyright tienen el derecho exclusivo de autorizar o prohibir tales usos de su obra. Esto es particularmente relevante en la era digital, donde las obras pueden ser fácilmente modificadas y redistribuidas.
Las redes sociales han desempeñado un papel clave en la democratización del acceso a la música al permitir que los usuarios descubran nuevos artistas y géneros de forma accesible. Además, ofrecen una plataforma invaluable para músicos que no cuentan con los recursos de una disquera, permitiéndoles exponer su música y obtener la posibilidad de alcanzar notoriedad. Este cambio ha dado lugar a una explosión de diversidad y creatividad. Sin embargo, esta accesibilidad también ha generado un aumento en la distribución no autorizada de contenido protegido, intensificando el desafío legal y ético relacionado con el copyright musical, permitiendo una difusión sin precedentes de la música independiente y emergente.
Ante este panorama, resulta imperativo abordar de manera efectiva cómo las plataformas de redes sociales pueden gestionar este problema, garantizando al mismo tiempo la protección de los derechos de los creadores musicales y preservando la accesibilidad y la diversidad de la música en su ecosistema. Es esencial encontrar un equilibrio que permita reconocer y compensar adecuadamente el trabajo creativo de los artistas, al tiempo que se fomenta un entorno en el que la innovación y la expresión artística puedan florecer libremente.
Una de las estrategias clave implementadas por las plataformas de redes sociales para abordar los desafíos de protección del copyright musical es la utilización de algoritmos altamente sofisticados. Estos algoritmos, fruto de años de investigación y desarrollo, están diseñados específicamente para identificar de manera automática y precisa cualquier contenido que infrinja los derechos de autor. Estos algoritmos se basan principalmente en técnicas de inteligencia artificial y aprendizaje automático. El proceso comienza con la recopilación de datos de diversos tipos de contenido multimedia compartido en la plataforma, como videos, audio y texto, incluyendo metadatos como el título, la descripción, las etiquetas y la fecha de publicación. El algoritmo compara las funciones de resumen del material protegido con los datos que se suben y, si encuentra coincidencias, impide la carga del archivo. Sin embargo, los filtros no solo buscan material idéntico o muy similar al contenido en la base de datos, sino que, mediante métodos de automatización, también pueden reconocer componentes individuales en imágenes, películas, música o textos. Además, gracias al aprendizaje automático, los filtros pueden identificar elementos que no se encuentran en la base de datos. Por ejemplo, si el algoritmo aprende a reconocer la apariencia de un gato a partir de imágenes almacenadas, podrá identificar gatos en cualquier otra imagen no guardada (Digital Guide IONOS, 2019). Es importante destacar que estos algoritmos no son infalibles y pueden cometer errores, tanto en falsos positivos como en falsos negativos (Peñarredonda Martínez, 2022).
Otra estrategia crucial para abordar la protección del copyright musical en el contexto de las redes sociales es la negociación de acuerdos de licencia con sellos discográficos y artistas. Estos acuerdos no solo son esenciales para asegurar la legalidad en la distribución de música, sino que también garantizan una compensación justa para los artistas por su trabajo creativo. Permiten a las plataformas de redes sociales obtener los derechos necesarios para distribuir música de manera legal y compensada, al mismo tiempo que fomentan una relación de respeto y cooperación entre la plataforma y la comunidad de creadores musicales.
Uno de los casos más emblemáticos en la historia del copyright musical en la era digital fue el litigio entre la Asociación de la Industria de la Grabación de América (RIAA) y Napster, resuelto por el Tribunal del Distrito de California en 2001. Napster fue uno de los primeros servicios de intercambio de archivos peer-to-peer, que permitía a los usuarios compartir música sin pagar por ella ni solicitar autorización a los titulares de derechos. La RIAA demandó a Napster por facilitar la piratería musical a gran escala, lo que derivó en una decisión judicial que obligó al cierre del servicio y sentó un precedente para la regulación de plataformas digitales.
Desde entonces, ha habido una serie de casos judiciales que han influido en las políticas de las plataformas de redes sociales en relación con la protección del copyright. Por ejemplo, Viacom presentó una demanda contra YouTube de mil millones de dólares por una infracción masiva de derechos de autor, alegando que la plataforma permitía la carga y distribución de contenido protegido sin el consentimiento de los propietarios de los derechos (McMillan, 2013). Viacom argumentaba que YouTube no solo permitía que los usuarios subieran contenido infractor, sino que también alentaba esta práctica para aumentar su tráfico y, en consecuencia, sus ingresos por publicidad. YouTube se defendió basándose en las disposiciones de la Digital Millennium Copyright Act (DMCA) de 1998. Según la DMCA, los proveedores de servicios en línea como YouTube pueden acogerse a un "safe harbor" o puerto seguro que los protege de la responsabilidad por las acciones de los usuarios, siempre y cuando estos cumplan con ciertos requisitos, como retirar rápidamente el contenido infractor una vez notificados por el titular de los derechos. El fin de este litigio fue uno confidencial (McMillan, 2013).
Este caso influyó directamente en el desarrollo e implementación del sistema Content ID, una de las herramientas más significativas en la protección automatizada del copyright musical en plataformas sociales. Según YouTube Help. (s. f.)., Content ID es un sistema que utiliza huellas digitales para comparar el contenido subido por los usuarios con una base de datos de obras registradas por titulares de derechos. Este sistema sofisticado otorga a los artistas un control significativo sobre el uso de su música en la plataforma, permitiéndoles monitorear y controlar su uso, así como obtener ingresos por publicidad en los videos que contienen su música.
Cuando se identifica una coincidencia, Content ID permite a los propietarios de los derechos de autor tomar varias acciones según sus preferencias. Pueden optar por bloquear el video, impidiendo que se vea por completo. Alternativamente, pueden optar por monetizar el video permitiendo que se muestren anuncios junto a él, con ingresos compartidos entre YouTube y el cargador del video o asignados únicamente al propietario de los derechos de autor. Por último, los propietarios de los derechos de autor pueden utilizar Content ID para rastrear las estadísticas de visualización de los videos coincidentes.
Para acceder a Content ID, los propietarios de derechos de autor deben cumplir con criterios específicos y tener derechos exclusivos sobre una cantidad significativa de contenido original que se carga con frecuencia en YouTube. YouTube ha establecido pautas para el uso de Content ID, y la plataforma monitorea activamente su implementación para garantizar el cumplimiento. YouTube Help. (s. f.). establece que los propietarios de derechos de autor que hacen un uso indebido repetido de Content ID al hacer reclamaciones erróneas pueden enfrentar consecuencias como tener su acceso a Content ID desactivado o recibir una falta por incumplimiento.
Además de la protección del copyright, otro aspecto crucial a considerar es la monetización de la música en las redes sociales. En el mundo digital actual, estas plataformas se han convertido en poderosos medios de distribución de música y otros tipos de contenido creativo. Plataformas como Facebook, Instagram, YouTube y TikTok generan ingresos a través de diversas fuentes, como publicidad y suscripciones. Para los artistas, buscar impulsar sus carreras y generar un ingreso sostenible con su música implica aprovechar estas oportunidades de monetización a través de acuerdos de distribución de regalías. Estos acuerdos les permiten recibir una parte de los ingresos generados por la reproducción, descarga o venta de su música en estas plataformas.
Sin embargo, esta monetización no siempre es justa debido a varios factores. Uno de los principales problemas radica en la distribución desigual de los ingresos generados por la reproducción de música en estas plataformas. A menudo, los artistas reciben una fracción mínima de los ingresos generados por la reproducción de sus canciones (Walfish, 2024), mientras que las plataformas y otras partes involucradas se llevan la mayor parte de las ganancias. Esto se debe a que la mayoría de los ingresos se distribuyen entre los sellos discográficos y otros intermediarios antes de llegar a los artistas. Como resultado, muchos artistas independientes o emergentes encuentran difícil ganarse la vida exclusivamente con los ingresos generados por la transmisión de su música en estas plataformas.
Un ejemplo de falta de equidad en la monetización de la música en las redes sociales se encuentra en la plataforma TikTok. Aunque TikTok ha ganado popularidad como un lugar donde los artistas pueden promocionar su música y llegar a audiencias masivas, las regalías pagadas a los artistas por el uso de sus canciones en la plataforma suelen ser significativamente más bajas en comparación con otras plataformas de transmisión de música. Se estima que TikTok paga alrededor de 3 centavos por cada nuevo vídeo que incluye la canción de un artista, lo que significa que un artista necesitaría 1,000 vídeos usando su música para ganar aproximadamente 30 dólares (Walfish, 2024). Esto ha generado críticas por parte de artistas y sellos discográficos que sienten que no están siendo justamente compensados por el uso de su música.
Un caso reciente que ha causado mucha controversia relacionada con este contexto es la disputa entre la plataforma TikTok y Universal Music Group (UMG), una de las organizaciones musicales más grandes del mundo, que representa a numerosos artistas de renombre como Taylor Swift, The Weeknd, Ariana Grande, Billie Eilish, Drake, Bad Bunny, Lady Gaga, Olivia Rodrigo, Harry Styles y Adele. En 2024, su gerencia anunció que dejará de otorgar licencias de sus canciones a TikTok debido a desacuerdos sobre tarifas de licencia y preocupaciones sobre la inteligencia artificial (Johnson, 2024). Esta decisión resultó en que millones de videos en TikTok que utilizaban estas canciones fueran silenciados.
UMG buscaba una compensación justa por el uso de su música en la plataforma, mientras que TikTok intentaba equilibrar la expresión creativa de sus usuarios con los derechos de autor de la música. TikTok respondió a la carta abierta de UMG expresando su descontento con el enfoque de UMG, acusándola de priorizar las ganancias sobre las necesidades de sus artistas. TikTok destacó que, a pesar de las afirmaciones de UMG, la plataforma ofrece promoción y descubrimiento gratuito para el talento musical. UMG afirmó que TikTok propuso pagos para sus artistas que constituían tan solo una fracción de lo que otras plataformas importantes de redes sociales pagan, agregando que TikTok solo representa alrededor del 1% de sus ingresos totales (Johnson, 2024).
Esta disputa generó división entre los artistas de UMG, muchos de los cuales encontraron éxito por primera vez en TikTok y dependen de la plataforma para comercializar sus canciones. Algunos expresaron su frustración por no haber sido consultados sobre la decisión, mientras otros apoyaron a la compañía y estuvieron de acuerdo en que TikTok debería pagar más, dado el importante papel que juega la música en la plataforma. UMG presionó a TikTok sobre tres cuestiones principales: una compensación adecuada para sus artistas y compositores, la protección a los artistas humanos de los efectos nocivos de aplicaciones de herramientas de inteligencia artificial que puedan incurrir en la violación de derechos de autor y la seguridad en línea para los usuarios de TikTok (Chapman, 2024).
En mayo de 2024, UMG anunció que habían llegado a un acuerdo. Este acuerdo permite a los usuarios de TikTok acceder y utilizar el vasto catálogo musical de UMG en sus videos y garantiza que los artistas serán compensados de manera justa por el uso de su música en la plataforma (UMG, 2024). Este acuerdo proporciona a los usuarios de TikTok una amplia gama de opciones musicales para mejorar su contenido, mientras que UMG obtiene exposición y posibles ingresos de la plataforma.
Este caso ilustra cómo el uso no autorizado de música tiene un impacto significativo en los ingresos de los artistas, sellos discográficos y la industria en general. Cuando la música se comparte sin permiso a través de plataformas de intercambio de archivos o sitios web de descarga ilegal, los artistas y sellos discográficos pierden ingresos por ventas y reproducciones legítimas. Esto afecta directamente la sostenibilidad de la creación musical, ya que los ingresos generados por la música son cruciales para el sustento de los artistas y la viabilidad de las empresas discográficas.
La creatividad y la expresión artística, manifestadas en remixes, mashups y covers, están ganando cada vez más terreno en el mundo digital. Sin embargo, estos formatos han generado un debate sobre el uso justo y los derechos de autor en las redes sociales. Las leyes de copyright en lo general no hacen excepciones para estos tipos de contenido, aplicándoles las mismas reglas que a cualquier otra forma de contenido musical.
Esto significa que, incluso si una canción o pieza musical ha sido transformada, como en el caso de un remix o un cover, los derechos de autor del contenido original siguen vigentes. No obstante, algunas plataformas de redes sociales han establecido políticas específicas para abordar estas situaciones y proteger los derechos de los creadores musicales. Por ejemplo, YouTube permite a los creadores utilizar música protegida por derechos de autor en sus videos, pero deben cumplir con ciertas condiciones. Cuando alguien graba y lanza una canción, es libre de hacer su propia versión de esa canción obteniendo una licencia mecánica u "obligatoria". Luego, cada vez que se venda o reproduzca su versión, la persona (o su sello discográfico) debe pagar la tarifa legal por esa canción, que actualmente implica un costo de 9.1 centavos por copia en los EE. UU. (Dahl, 2017).
Una licencia mecánica otorga el permiso de modificar una canción pagando una tarifa de regalías, pero no cubre los derechos de interpretación pública y exhibición. Para estos, se requiere una licencia de sincronización, que se puede obtener negociando con el propietario de los derechos de autor o utilizando el Programa de Content ID. Con Content ID, los propietarios de los derechos de autor pueden elegir monetizar el contenido que presente esta nueva versión con anuncios en lugar de retirarlo. Si los permisos necesarios no son obtenidos, existe una baja probabilidad de que este fallo conlleve a una demanda. No obstante, el contenido puede ser retirado y la persona recibirá una notificación de derechos de autor (Dahl, 2017).
La Unión Europea ha adoptado medidas mucho más estrictas respecto al copyright. El Artículo 17 de la Directiva 2019/790 sobre los derechos de autor y derechos afines en el mercado único digital de la Comisión Europea prohíbe a las plataformas de intercambio de contenido mostrar videos o imágenes con derechos de autor sin licencia subido por usuarios. Establece un régimen de responsabilidad diferenciado para nuevos prestadores de servicios y normas generales que los Estados miembros deben transponer expresamente. El mismo incluye disposiciones sobre la proporcionalidad en la evaluación del cumplimiento por parte de los prestadores de servicios, la no obligación de supervisión general y la protección de los datos personales de los usuarios. Este artículo garantiza que las disposiciones nacionales respeten los derechos de los usuarios, incluyendo el uso legítimo bajo excepciones y limitaciones establecidas por la legislación de la Unión, y asegura la protección de datos personales conforme a la normativa europea.
Esta disposición, anteriormente conocida como "Artículo 13", busca fortalecer los derechos de los artistas para obtener una compensación justa por el uso y distribución en línea de sus obras. La implementación de esta ley generó protestas, tales como el "apagón" de Wikipedia y múltiples manifestaciones públicas, aunque también fue defendida por editores, autores y músicos. Bajo las reglas anteriores de la Directiva de Comercio Electrónico, las plataformas eran consideradas "meros conductos" y no podían ser demandadas si actuaban rápidamente para retirar contenido infractor tras una notificación (Bateman, 2024). El Artículo 17 introduce una exención más estricta y compleja, aumentando la responsabilidad de las plataformas para garantizar el cumplimiento de los derechos de autor en el contenido subido por los usuarios (Bateman, 2024).
El objetivo principal del Artículo 17 es reducir la cantidad de material protegido por derechos de autor no autorizado disponible en línea. Esto implica que las plataformas de intercambio de contenido obtengan la autorización del titular de los derechos, por ejemplo, en forma de licencia, antes de mostrar material protegido por derechos de autor cargado por sus usuarios (Bateman, 2024). Esta nueva implementación está sirviendo como referencia para la posible implementación de nuevas medidas en diferentes países.
Es evidente que la música ha evolucionado de ser simplemente un elemento de entretenimiento a convertirse en una fuerza impulsora detrás de las tendencias culturales, el comportamiento del usuario y la construcción de la identidad digital en las redes sociales. Las plataformas digitales han democratizado el acceso a la música de una manera sin precedentes, permitiendo que cualquier persona con conexión a internet descubra, comparta y se relacione con una amplia variedad de géneros musicales.
Las redes sociales han alterado la forma en que consumimos música. Las canciones virales se propagan rápidamente mediante compartir, etiquetar y crear contenido relacionado. La música ahora se valora no solo por su calidad artística, sino también por su potencial para volverse viral y generar interacciones en línea. Los algoritmos de recomendación en plataformas como Spotify y YouTube influyen en nuestras elecciones musicales, afectando la diversidad de nuestra experiencia musical. TikTok, con sus videos cortos de 15 a 60 segundos, exige que las canciones capten la atención rápidamente y sean “pegajosas” para dejar una impresión duradera.
Es necesario promover las normas sobre derechos de autor en redes sociales por parte de los países dado que muchos ciudadanos desconocen su existencia como una medida fundamental para fomentar el uso respetuoso de las redes sociales, y aún persiste la idea errónea de que el uso de obras en internet es libre. Además, es necesario evitar una perspectiva únicamente punitiva y actualizar continuamente los marcos jurídicos internacionales y nacionales sobre derechos de autor para abordar las complejidades específicas de las redes sociales (De La Ossa Prada, 2023).
En conclusión, el impacto de las plataformas de redes sociales en la protección del copyright musical es un tema de gran relevancia y complejidad en la era digital contemporánea. Si bien estas plataformas han democratizado el acceso a la música y han permitido a muchos artistas emergentes alcanzar audiencias globales, también han planteado serios desafíos en cuanto a la protección de los derechos de autor. La implementación de algoritmos sofisticados para detectar infracciones y las políticas de uso aceptable son pasos importantes hacia la salvaguardia de los derechos de los creadores, pero no son infalibles y pueden generar conflictos entre la libertad creativa y la protección legal.
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