An analysis of the myth of Apollo and Marsyas and its representation in painting from the Renaissance to the Baroque period
Ricardo X. Rodríguez Méndez
Departamento de Historia del Arte
Facultad de Humanidades, Universidad UPR RP
Recibido: 3/02/2025; Revisado: 02/04/2025; Aceptado: 27/04/2025
Resumen
Este trabajo presenta un análisis de las diferencias en la pintura en las que se representa el mito de Apolo y Marsias, con un énfasis en el Renacimiento y el Barroco, así como las razones detrás de estas diferencias. Este análisis resalta las fuentes primarias empleadas, la representación divina, la relevancia del mito para las personas y los cambios estilísticos a lo largo del tiempo. Las diferencias en las representaciones del mito de Apolo y Marsias no se deben únicamente a razones estéticas. En ambos periodos estudiados se destaca la victoria de lo supremo, un término que puede tener distintos significados y connotaciones según la época. A través de las representaciones de cada obra de arte, también se afianzaban a los fundamentos y estilos de cada período artístico, otorgando exclusividad a cada obra de arte.
Palabras claves: Renacimiento, Barroco, divinidad, estilos, importancia
Abstract This paper analyzes the varied depictions of the myth of Apollo and Marsyas in painting, focusing on the Renaissance and Baroque periods and exploring the underlying reasons for these differences. It examines primary sources, divine iconography, the myth's cultural relevance, and the stylistic shifts over time. The divergences in these representations are not solely aesthetic; instead, they reflect more profound ideological and contextual differences. In both periods, the triumph of the superior force—interpreted differently depending on the era—emerges as a central theme. Each artwork also aligns with its respective period's principles and stylistic norms, granting each piece a distinct artistic identity.
Keywords: Renaissance, Baroque, divinity, styles, importance
Introducción
El concepto tradicional de representación divina, desarrollado a lo largo de siglos en la cultura occidental, es el de un dios perfecto y libre de imperfecciones, concebido como un ser lleno de luz y bondad. Se podría pensar que todos los dioses comparten estas características. Sin embargo, hay muchos dioses de distintas culturas que no son representados de esta manera idealizada y los dioses de la mitología griega son un ejemplo de esto. En realidad, algunos de ellos eran representados con las peores cualidades que se puede imaginar desde nuestra perspectiva actual: asesinos, envidiosos, agresores, infieles y crueles. Estas cualidades se ven frecuentemente en las pinturas mitológicas realizadas por artistas del Renacimiento y del Barroco. Uno de los mitos más destacados en la pintura de estos periodos es el de Apolo y Marsias. En este mito, Apolo, el dios de la música y tocador de la lira, es desafiado por Marsias, un sátiro que tocaba la flauta, a un concurso musical. Tras la victoria de Apolo, el mismo castiga a Marsias despellejándolo vivo por su arrogancia. Dicho eso, aunque el mito nunca cambió su planteamiento, nudo y desenlace, es representado de distintas formas en el Renacimiento y en el Barroco. Pero, ¿qué diferencias se pueden observar entre el Renacimiento y el Barroco al examinar la representación del mito de Apolo y Marsias en la pintura? Por medio de esta investigación se analizará la importancia de cómo el individuo atribuye las cualidades que conoce al dios que está representando, ya sea en la escritura o en el dibujo. Es interesante ya que la imagen de un dios la representa el ser humano y es reflejo de lo humano; si el mismo es cruel, el dios representado, también. A la misma vez, abre paso a cómo eran las personas de las distintas épocas y su influencia, sean mecenas, artistas, entre otros, y cuán importante es el mito en sus vidas. Finalmente, las representaciones del mito en estas épocas de la historia del arte cambian mientras pasa el tiempo y cómo el estilo de pintura cambia de uno lineal, tranquilo y perfecto, a uno más pictórico, cruel y realista. Los contrastes en las pinturas del mito en las épocas mencionadas y cómo esto nos lleva a tener distintas interpretaciones se estarán analizando. En sus pinturas, artistas renacentistas, teniendo influencia clásica, buscaban la perfección en el cuerpo humano, tal como se ven en las esculturas de la antigüedad grecolatina. Sumado a eso, el paisaje es un tema común ya que representa alegorías morales al igual que personajes secundarios que, estando en el mismo plano pictórico, ambos tienen un significado más profundo. Ahora, los artistas barrocos buscaban representar la realidad en su pintura y salir de la “perfección” que se ve en el Renacimiento. Durante el Barroco, la Iglesia católica llega a tener mucho poder, así que el arte llega a ser empleado como “propaganda” de sus ideas. A esto se suma que los colores oscuros y el claroscuro son prominentes, ya que con estos florecían más las emociones, la pasión y el interés por la vida interior humana de una manera teatral, algo que no se veía en el Renacimiento.
Entre las investigaciones más recientes y pertinentes al análisis sobre el mito de Apolo y Marsias entre los dos periodos mencionados, se encuentra un artículo académico titulado “Apollo and Marsyas: A Metaphor of Creative Conflict”, publicado en 1988 por Laurie Adams. El mismo trata sobre la relación del mito de Apolo y Marsias con la investigación psicoanalítica y sobre cómo un mito como este puede ilustrar conflictos que se pueden encontrar en prácticas clínicas, que es un tema bastante contemporáneo. Ahí se exponen las primeras fuentes detalladas del mito, presentando la “La Metamorfosis” de Ovidio como la primaria, datando al año 8 AD. Se ve la trayectoria del mito, reviviendo en el Renacimiento y popularizándose en el Barroco, y cómo las pinturas y artistas de estas dos épocas se están psicoanalizando. Por su parte, “Marsyas’s Howl: The Myth of Marsyas in Ovid 's Metamorphoses and Zbigniew Herbert’s “Apollo and Marsyas” es un artículo académico publicado en el 2001 por Joanna Nizynska , en el que dos personasexploran el tratamiento del mito: Publius Ovidius Naso “Ovidio” (43 BD – 18 AD) y Zbigniew Herbert (1924-1998), un poeta contemporáneo polaco. Es interesante ya que los dos poetas narran la historia desde su desenlace, que sería la muerte de Marsias en detalle, y lo que Ovidio representa como un cuerpo sin piel observado desde afuera, Herbert lo muestra como un paisaje que rodea al lector desde adentro. Ambas representaciones se complementan y ambos poetas manipularon su material para escaparse de las repercusiones políticas en sus tiempos.
Otra publicación que se utiliza en la investigación es el artículo titulado “Marsyas Agonistes”, publicado en el año 2000 por Maria R. Maniates. Este analiza cómo Marsias y su aulos representaban al opuesto de Apolo y su lira, pero les transmitían el mismo placer a las personas. Apolo no podía tolerar la igualdad y menos la superioridad del aulos, por eso hizo todo en su poder para ganarle a Marsias, algo que fue un error por atreverse a ir más allá de los límites establecidos por los dioses para los mortales. En cambio, los propios dioses, al establecer estos límites y al incitar o envidiar a los mortales, invitaban a más desafíos. En última instancia, “Titian 's Flaying of Marsyas: Colorito Triumphant” analiza a Tiziano, uno de los artistas renacentistas que representó el mito en una de sus pinturas y por qué la representó cómo lo hizo. En este artículo, publicado en el 2018 por Anthony Apesos, se menciona que Tiziano se plasmó a sí mismo en su obra, bajo el nombre de Midas, uno de los personajes de la pintura.
En este escrito, se explicará por qué existen diferencias significativas en las representaciones del mito entre ambos periodos, resaltando las principales incongruencias en las pinturas. El mito de Apolo y Marsias fue un tema popular entre los mecenas que querían tener este tipo de pinturas a su disposición, ya que este ilustra la victoria del “arte verdadero” contra el “arte falso”, el bien contra el mal, la belleza contra lo pagano, entre otras razones. A la misma vez, se analizará la importancia que le daban las personas a este mito a través del Renacimiento y del Barroco, lo que incluye mecenas o artistas que decidieron pintar ese tema. Aquí también se verá cuán importante es el mito en la cultura y en la enseñanza de las sociedades del pasado, presente y futuro.
En esta investigación, las metodologías empleadas comienzan con la importancia de la iconografía, cuyos pioneros son Erwin Panofsky, Aby Warburg y Emile Male. Emplear esta metodología es muy importante ya que, analizando las obras de Apolo y Marsias, se advierten diferentes características iconográficas en los personajes que comunicarán significados profundos. Después tenemos la sociología del arte, cuyo pionero fue Hippolyte Taine. Este aplicó al arte un determinismo basado en la raza, contexto y época. Varios de sus principales exponentes son Arnold Hauser y Frederick Antal. Emplear esta metodología es fundamental ya que, en el análisis de las obras, hay que tener en mente las diferencias entre las épocas, las costumbres, la realidad del artista, lo que pensaba el artista de su país/política, quién ordenó la obra y la realidad de la persona que ordenó la obra. Finalmente, tenemos el formalismo, con Heinrich Wofflin como principal teórico. Es crucial aplicar esta metodología ya que, examinando las obras, se pueden ver elementos importantes como el color, la línea, la textura y otros aspectos perceptivos. Se analizarán comparaciones entre el Renacimiento y el Barroco en donde podemos ver diferencias en cuanto a la representación, número de personajes, el estilo, el color, entre otros. Esto es muy importante ya que, considerando las diferencias en la iconografía, la sociología del arte y el formalismo, podemos analizar estos elementos para descubrir el misterio detrás de las divergencias en las pinturas.
La representación e importancia del mito
Desde la antigüedad, el ser humano ha creado representaciones simbólicas que reflejan su entendimiento del mundo que lo rodea según sus creencias. Se cuestiona la importancia de estas a lo largo de la historia ya que, cuando algo es importante, tiene un impacto significativo en diversos aspectos, que provoca un sentimiento de valoración por parte de las comunidades. El estudio de estas comunidades le enseña al ser humano contemporáneo a entender al ser humano del pasado. De la importancia otorgada por las comunidades surgen representaciones antiguas y las representaciones griegas no son la excepción. Estas datan a miles de años atrás y dado a su importancia, los antiguos griegos hacían cientos de estas representaciones, cada una expresando su debido significado. Debido al incremento de las representaciones del mito de Apolo y Marsias con el paso del tiempo, se refleja la consistente importancia que le daban las personas a través del tiempo.
Comienzo del mito
Cada uno de los mitos y fábulas sobre la mitología griega tienen su causa de origen. Las mismas tienen su inicio en Grecia, en donde los antiguos griegos tenían una necesidad de contar historias, enfatizar la expresión cultural y darle un significado a todas las cosas que les rodean. El mito de Apolo y Marsias es un claro ejemplo de esto. El mismo ganó su importancia por las constantes transmisiones orales hechas por los griegos de generación en generación. Karl Otfried Muller, quien fue un profesor alemán de mitología griega, menciona que esta creencia inicial sobre el mito de Apolo y Marsias se afianzó cuando un griego explorador recorrió Frigia, que sería Turquía moderna, y descubrió cerca del castillo de Celone una caverna de la que fluía un arroyo llamado Marsias. En este lugar, encontró un frasco de piel de animal suspendido, colocado por los frigios en honor a Marsias, que fue una deidad frigia y su sileno. Teniendo en cuenta esto, se menciona que los antiguos griegos sostenían la creencia de que Apolo era el creador de la lira, el instrumento musical que predominaba en sus festivales griegos. En contraste a Marsias, se le atribuía la invención de la flauta. Al notar los griegos la falta de armonía entre los sonidos de la flauta y la lira, surgió la idea de que Apolo debía sentir odio hacia Marsias. Sin embargo, el simple odio no bastaba; para los griegos, Apolo debía superar al resto del mundo y a sus dioses, convirtiéndose en el vencedor supremo sobre las deidades de todas las demás naciones, así que surgió la antigua creencia de que Apolo debe vencer a Marsias. De esta antigua creencia se desarrolló que Apolo, finalmente vence a Marsias, lo desolló y transforma su piel en un recipiente que ahora colgaba en la mencionada caverna. Tomando en cuenta estos datos, nació la leyenda del mito, ganando gradualmente relevancia entre el pueblo y convirtiéndose en parte integral de su mitología y de su arte. El mito se volvió tan popular en la antigüedad que se desarrollaron varias versiones y cada una de estas se incorporaron en múltiples culturas antiguas en Grecia.
A la misma vez, se incorporó en las enseñanzas contemporáneas de las sociedades griegas y se convirtió en una parte esencial en su religión. La historia de Apolo y Marsias no sólo confirmó la máxima de que "toda mitología es local", sino que también reveló las íntimas conexiones entre el arte y la religión en la antigua Grecia. Uno de los ejemplos más antiguos de esto sería una cerámica que se cree que data del 430-410 A.C. titulada El concurso entre Apolo y Marsias (ver Figura 1). En esta cerámica, se representa a Marsias sentado tocando su flauta, mientras Apolo lo observa parado, reafirmando su dominio. Ambos están rodeados de ninfas. El mito de Apolo y Marsias se caracteriza con estos principios ya que Apolo representa el orden y lo griego, mientras que su desafío con Marsias representa el combate contra el desorden y lo extranjero.
Figura 1: Anónimo, El concurso entre Apolo y Marsias, 430-410 A.C
Fuente: British Museum, London
Mecenas y obispado
La importancia del mito de Apolo y Marsias se destaca a través del tiempo con representaciones hechas por los humanos que datan desde los inicios del mito hasta más adelante en la historia. Las mismas están hechas por artistas con fines sentimentales hacia el mito o por artistas que se les encarga representar el mito. A las personas que encargan obras se les conoce como mecenas. Los mecenas fueron individuos que proporcionaron apoyo financiero, patronazgo o protección a artistas. Como menciona Judith Balfe, la causa inmediata del mecenazgo fue claramente el apoyo a los artistas que podían crear obras más allá de la propia capacidad de los mecenas (8). Los mecenas eran generalmente individuos con gran poder adquisitivo e influencia, capaces de costear obras de arte. Entre ellos se encontraban miembros de la iglesia católica, empresarios, los gobernantes de países y su descendencia, entre otros prominentes personajes. Durante el Renacimiento, destacan mecenas como: Felipe II de España, Papa Pablo III, Francisco II de Francia y Alfonso I d’Este, entre otros. En este periodo el mecenazgo comienza a popularizarse grandemente de nuevo tanto así que, como menciona Creighton Gilbert, es un lugar común decir que el arte del Renacimiento es producto de encargos (408). Mientras que en el Barroco destacan como mecesnas: Scipione Borghese, Luis XIV de Francia, Felipe IV y Papa Inocencio X, entre muchos otros. En este periodo, la Iglesia católica se apodera del mecenazgo, tanto así que la mayoría de las obras barrocas son hechas para transmitir el mensaje sagrado. Los mecenas en general encargaron retablos, frescos, arquitectura y otras obras de arte por diversas razones, además de estéticas. Estas obras contribuyen al prestigio del patrón y su familia; estas, a la misma vez, formaban parte de un ritual crucial en su vida espiritual. Las obras que ahora se encuentran aisladas en las paredes de los museos alguna vez estuvieron cargadas de un simbolismo que representaba las esperanzas, miedos y aspiraciones de cada mecenas.
Fundamentos renacentistas
Cómo se ha analizado previamente, en las pinturas del Renacimiento prevalece la mentalidad divina, donde Apolo se representa como el dios de la música, la armonía y la razón, actitudes que concuerdan con su naturaleza. Esto realmente no va a la par con los acontecimientos del mito de Apolo y Marsias, un mito marcado por la crueldad. Esto se debe a que, si Apolo fuera representado como un ser cruel, no sería considerado un dios, ya que la crueldad no es una cualidad que lo define, sino más bien una característica humana. En el Renacimiento se prioriza la armonía del universo a través del arte, algo que se ve en las representaciones del mito. Los mecenas, al encargarestas pinturas, querían expresar la victoria de la belleza y el dominio del orden representado por Apolo, pero a la misma vez, el desprecio y el castigo del desorden y el rechazo de lo pagano representado por Marsias. Como menciona Peter Moon Schertz, “…Apolo, al derrotar y castigar a Marsias, reafirmó una jerarquía divina en cuya cima reinaba el Dioses olímpicos, muy por encima de criaturas mitad humanas, mitad animales cómo Marsias” (228). Cabe recalcar el contraste de los instrumentos de cada personaje, ya que tienen un simbolismo notable. La victoria de la lira de Apolo contra la flauta de Marsias representa la victoria de la nobleza, despreciando completamente la flauta humana. La obra de Tiziano, Desollamiento de Marsias, abarca este tema (ver Figura 2). En la misma, se muestra a Marsias colgado de un árbol mientras es desollado por los ayudantes de Apolo. Apolo, vestido de rosa, observa la escena tocando su violín tras su victoria. Hay una frase de Jutta Held sobre el simbolismo del mito renacentista que menciona que el sentido moral se refiere a la transformación del alma que se efectúa mediante el castigo de Marsias y que hace posible el camino hacia la armonía cósmica, es decir, posibilita el alma a percibir sonidos divinos en tonos terrenales (188). En otras palabras, el castigo impuesto por Apolo a Marsias resultó ser en realidad la salvación de su alma hacia lo divino, haciéndose uno con la armonía.
Figura 2: Tiziano, Desollamiento de Marsias, 1545
Fuente: Palacio del Arzobispo, República Checa
Este simbolismo tiene todo el sentido del mundo ya que va a la par con la mentalidad renacentista de la época, que sería la búsqueda de la armonía y el equilibrio del universo. Al mismo tiempo, Apolo se representa cómo debería ser, siendo el dios de la música celestial, fomentando la armonía a sus alrededores y reprimiendo el desorden. A la par con lo mencionado por Loren Partridge, el tema mismo de la pintura --un concurso entre dos maestros músicos, uno tocando la lira celestial, el otro la flauta terrestre-- evoca aún más la teoría del arte clásico y renacentista de que la pintura debe imitar la respiración completa y la diversidad de la naturaleza, pero también perfeccionarla y armonizarla para expresar las formas y valores universales subyacentes (225). Se puede llegar a la conclusión de que el arte renacentista en general tiene como fin fomentar y enseñar la armonía, haciéndola así una parte integral de la cultura de las personas.
Fundamentos barrocos
Las pinturas del mito de Apolo y Marsias experimentan un cambio radical al ser analizadas desde los fundamentos barrocos, ya que le atribuyen cualidades opuestas a las del Renacimiento. Apolo se representa con una cuchilla en la mano en lugar de su instrumento de cuerda, mientras tortura a Marsias, lo cual no concuerda con su naturaleza divina, pero sí se alinea con los fundamentos crueles del mito. De hecho, los instrumentos de ambos personajes pierden protagonismo en la pintura. La representación humana prevalece en las pinturas barrocas, alejándose completamente de la armonía y la razón, enfatizando cualidades que se ven en los humanos más que en dioses. En las representaciones pictóricas del mito, Apolo aparece como un ser humano, un ciudadano distanciado de la nobleza, lo cual se percibe a través del color y la longitud de sus túnicas. El Barroco se enfoca en representar la emoción, la realidad y el drama, elementos que van a la par con los fundamentos del mito. A la misma vez, con la Iglesia católica siendo una parte esencial del mecenazgo de la época, los mecenas querían expresar con este tipo de pinturas el poder y victoria de la iglesia, pero a la misma vez el maltrato de sus contrincantes, que era la realidad que se vivía en aquellos tiempos. Como menciona Judith Walker, aunque estas no fueron las únicas influencias que operaron en el desarrollo del arte del siglo XVII, tales circunstancias ayudan a explicar los intentos de los artistas de replicar el mundo natural, por un lado, mientras buscaban un drama ferviente y la participación del espectador, por el otro (4). Los artistas incorporaron una mayor carga emocional en sus obras con el propósito de reforzar la percepción de la iglesia como una institución victoriosa. El arte se volvió propaganda consistente de la Iglesia católica. En las pinturas se representa la realidad de la época, ya que, para ese entonces, esta institución tomó ciertas medidas para combatir las herejías. Cualquier acción perjudicial contra la organización, tenía como castigo la tortura de la persona. Esto se ve en las obras de arte de la época, pero específicamente en el mito estudiado. Según Jane Fulcher, la representación de la muerte de Marsias realizada por Jusepe de Ribera en 1637 titulada Apolo y Marsias, se destaca cómo un hito artístico monumental de la cultura violenta de la Contrarreforma (69). En esta obra, Apolo se muestra encima de Marsias iniciando el proceso de desollamiento. Apolo se representa con su corona de olivos y con cierta serenidad (ver Figura 3). La emoción es palpable tanto en Marsias como en los espectadores, quienes reflejan el sufrimiento y la tensión del momento. Cabe recalcar que esta pintura es uno de los múltiples ejemplos del mito siendo utilizado como propaganda religiosa.
Al analizar las razones detrás de las representaciones del mito en ambos periodos, se destaca una importancia prominente en la vida de sus espectadores que data desde sus comienzos hasta los periodos estudiados. Aunque las pinturas del mito de Apolo y Marsias en el Renacimiento no reflejan fielmente los actos malvados del mito en sí, los mecenas deseaban representar la armonía y la salvación de aquellos que promueven el desorden, castigándolos por sus acciones que no concordaban con lo establecido. La búsqueda de la armonía tiene un significado profundo, especialmente después de los años vividos en la Edad Media. El mito de Apolo y Marsias resultó significativo en este aspecto, pues a pesar de su carga de violencia y crueldad, podía tergiversarse de cierta manera para que prevaleciera la armonía y la salvación del ser humano. Después, llega la transición barroca, en donde la armonía y el orden son completamente descartados y el resurgimiento de las costumbres clásicas del Renacimiento se pone en pausa. Aquí, la Iglesia católica llega a tener un poder inalcanzable, e incorpora el arte cómo su mayor propaganda religiosa. Los mecenas, mayormente católicos, querían expresar la grandeza de la Iglesia católica y la tortura de sus contrincantes. Esto pasaba mucho en este periodo, lo que le dio un sentido de realidad a las pinturas. El mito de Apolo y Marsias alcanzó su máximo esplendor de esta manera, ya que el desenlace del mito, sin duda, constituye la parte más crucial de la historia. Sin embargo, es importante destacar que esta parte es la más cruel de todo el relato y se asemeja a las realidades de la época.
Figura 3: Jusepe de Ribera, Apolo y Marsias, 1637
Fuente: Royal Museums of Fine Art
Conclusión
Las diferencias en las representaciones del mito de Apolo y Marsias no se deben únicamente a razones estéticas. Cada mecenas quería transmitir un mensaje específico con los artistas generando una idea visual única de las fuentes primarias. Este mensaje es bastante universal, como proponeAnne Reynolds, …eligen "Marsias" (el medio ambiguo del lenguaje) para comunicar "Apolo" (la verdad) (205). En ambos períodos estudiados se destaca la victoria de lo supremo, un término que puede tener distintos significados y connotaciones según la época. A través de las representaciones de cada obra de arte, también se afianzaban a los fundamentos y estilos de cada período artístico, otorgando exclusividad a cada obra de arte. A los artistas y mecenas del Renacimiento les interesaba la armonía y la perfección. Sobre esto, Paula Carabell comenta que la superioridad existencial de la lira no terminó aquí sino que fue reforzada por Pitágoras, quien la invocó cómo símbolo de armonía cósmica, convirtiendo así el desafío de Marsias a la autoridad de este instrumento en un asalto al orden universal (1211).
Dicho eso, el concepto de la mentalidad divina fue el mapa que les ayudó a encontrar esta armonía, representando a Apolo compatible con su naturaleza, siendo el dios de la música y la razón. Aunque el desenlace del mito en si nos diga lo contrario, no vemos a Apolo torturando a Marsias. Expresar su prestigio y sus buenas intenciones era un pensamiento notable entre los mecenas al encargar este tipo de obras que en realidad simbolizan la belleza, pero castigando indirectamente lo pagano. Los instrumentos de ambos personajes son un ejemplo de esto, enfatizando el violín de Apolo y despreciando la flauta de Marsias. El Barroco nos muestra un cambio completo en cuanto a las representaciones y la mentalidad artística, y el salir de lo clásico fue prominente. El poder de la Iglesia católica gana una importancia colosal en la vida de las personas y en el arte, tanto así que una gran mayoría de los mecenas se vinculan con la iglesia. Estos encargaron ciertos tipos de obras en las que se representa a la iglesia siendo la máxima potencia derrotando a sus contratiempos. Beat Wyss argumenta que la seguridad barroca, la seguridad en sí mismos de notorios vencedores a través de Cristo, no tenían aprecio por la fuerza crónica del dios del río frigio (70). Vemos a Apolo torturando a Marsias en una escena tremendamente emocional y movida. Los mecenas querían representar obras en donde se simboliza el bien, representado por Apolo de una forma prácticamente humana, y el mal, representado por Marsias. Con esto transmitían la tenebrosa realidad a los espectadores y que esta tortura no necesariamente estaba tan lejos para ellos.
Referencias
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