La mesera

Stellamarie Ramos Lamboy
Departamento de Literatura Comparada
Facultad de Humanidades, UPR Río Piedras 

 

Recibido: 09/02/2023; Revisado: 16/05/2023; Aceptado: 18/05/2023 

 

Estoy cansada. Tengo dolor de menstruación. Me levanto a las cinco de la mañana de lunes a domingo. Tengo clase en la universidad y trabajo en Chili’s. Clase. Trabajo. Miro el reloj en el teléfono. Mi papá no me ha llamado para ponerme al tanto de mami. Estoy tarde. Espero el tren en la estación. Estoy calladita, mi estado natural. Las personas van y vienen. Se montan en el tren y se van. Vuelvo a mirar el teléfono ¿por qué no llama? Me monto, paso por Centro Médico, la tentación de ir a sala de trauma y mandar mi bachillerato pa’l carajo, con todo y profesores incluido es imperante. Le pusieron la sonda del foli mal. Todavía escucho el timbre de su grito. El paisaje urbano va pasando a la velocidad del tren.  

 

Clase. Más trabajo. Estoy calladita, mi estado natural. Se acaba la clase, profesores y estudiantes vienen y van. Salgo del salón y ya estoy en Chili’s con mi uniforme de mesera. Llevo. Traigo. De vez en cuando miro el teléfono. “¡Hola! Bienvenidos a Chili’s, el especial de hoy son las margaritas, ¿desean algo de tomar?” La pelirroja estaba riéndose de algún chiste que su pareja le acaba de hacer; se da cuenta que estoy ahí. “Sí, Corona light”. “Margarita en las rocas”, dice su pareja. Apunto, sonrío. “Ahora mismo se los traigo.” Paso a otra mesa, ahí estás tú. Dos están contigo, ya no tienen sus uniformes de enfermeros. Me acuerdo haberte pedido la morfina para mami, se estaba quejando del dolor. “Sí, ahora mismo voy”. El ahora mismo nunca llegó. Ya veo, sí, necesitas tu break. “¡Hola! Bienvenidos a Chili’s, el especial de hoy son las margaritas, ¿desean algo de tomar? Sí, ahora mismo se los traigo”. Me duele la cabeza. Silencio. Se me distorsiona el rostro. Los ojos en los oídos, la nariz en la frente y los labios cocidos. Cocidos. Cocidos.   

  

“¡Nena, mira a ese en la mesa al lado de la barra!” Mi compañero me señala sacándome de mí. Miro el teléfono, hay un mensaje de papi: Le quitaron el foli, está sangrando mucho. Todavía no ha aparecido el doctor de turno. Tiene mucho dolor. No le han dado la morfina. Le di de lo que traíamos. Siento presión en el pecho y un nudo en la garganta. Mírate ahí, tu bata blanca de doctor la colgaste y ni miraste al rostro de los pacientes. Ni mucho menos el de mami. Siento ganas terribles de cortarme el muslo y verme chorrear sangre. Sangre. Sangre. “¡Hola! Bienvenidos a Chili’s, el especial de hoy son las margaritas, ¿desean algo de tomar?” Profesores y doctores, estudiantes y enfermeros, todos juntos en el banquete. Y yo sirvo el plato de amargura. Una leve gota corre por donde pienso están mis ojos. Sonrío. “¡Bienvenidos a Chilis!” Chilis. Chilis. Con el filo de un cuchillo voy escarbando el pecho ajeno, saco lo que busco. Uno por uno los dejos caer en sus platos. Escucho los gritos de espanto a mi alrededor. Son los demás comensales. Pero no pasa nada, porque todo pasa. Sangre, mucha sangre. “El especial de hoy: Corazón al plato. No pasa nada. Sí, cómetelo”. 

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Posted on May 31, 2023 .