Remodelando la casa en búsqueda de una salida: una mirada a las relaciones de madre e hijx en El deber del pan de Xavier Valcárcel

Ariana Karina Costales Del Toro
Departamento de Inglés
Facultad de Humanidades, UPR RP

 

Resumen

Este ensayo estudia el espacio privado que compone la casa y las particularidades de las relaciones familiares que se dan en el hogar fundadas por la sociedad puertorriqueña actual. Se propone que, mediante la construcción de un personaje cuir, el texto trata de dislocar la estructura relacional que existe dentro de la casa donde, según el sistema heteronormativo-patriarcal, el hombre domina, mientras la mujer obedece, limpia y cría. Esta deconstrucción se da con el fin de descolonizar el sistema reproductor de opresión que es la casa, para así convertirla en un espacio de solidaridad y posibilidad para futuras generaciones. Se examina también cómo a través de la voz poética se señalan las injusticias sufridas por la mujer, particularmente dentro del hogar, desde la identidad masculina. Asimismo, se ve cómo esta voz poética masculina cuir enfrenta su privilegio con el fin de reflexionar sobre su privilegio dentro de la casa.

Palabras claves: familia, lo cuir, espacio privado, atestiguar, roles de género

Abstract

This work studies the private space that composes the familial house and the particularities of the relationships that exist in the home as created by the Puerto Rican society. The work primarily examines how the injustices suffered by a mother are witnessed by her queer son; an act that enables him to face his privilege and reflect upon the roles within the household that oppress his mother. It is proposed that, through the construction of a queer character, the text tries to dislocate the relational structure that exists within the home where, according to the heteronormative-patriarchal system, men dominate, and women obey. This dislocation occurs in order to decolonize the reproductive system of oppression that is the house, in order to turn it into a space of solidarity and possibility for future generations. 

Keywords: family, queerness, private space, witnessing, gender roles

  

 

Yo no sabía que la casa sería esto:

mirarse por dentro la presencia y las ausencias

la soledad fija y su esqueleto

el paso de la piel  

mi madre vistiendo mis camisas  

la caries del miedo.

Xavier Valcárcel (El deber del pan, 2013)

Con aproximadamente siete poemarios publicados en doce años, se puede considerar a Xavier Valcárcel como uno de los poetas contemporáneos más activos en Puerto Rico. El deber del pan, uno de sus trabajos más recientes, es un libro corto de apenas catorce poemas los cuales no pasan de tres páginas de largo. Desde su primera publicación en el 2013, El deber del pan ha sido reimpreso de forma facsímil en varias ocasiones, todas bajo el taller de experimentación editorial, La Impresora. La impresora ha expresado que el poemario es “un poema largo . . . dividido en partes”[1] en el cual Valcárcel relata un viaje ficticio de madre e hijx hacia Punta Cana tras el acontecimiento de un desamor. Aunque El deber del pan narra también el regreso al origen, es decir, el regreso a la casa materna donde se explora el proceso de recuperación “tras los hombres” (10), más importante aún es la reflexión que encontramos en el transcurso del poemario respecto a la madre y la mujer siendo ellas las principales víctimas de los hombres.

En este ensayo propongo que Xavier Valcárcel, por medio de esta historia narrada en versos, trata de dislocar o fracturar la estructura relacional que existe dentro de la casa donde, según la sociedad heteronormativa-patriarcal, el hombre provee[2] y domina, mientras la mujer obedece, limpia y cría. Todo esto con el fin de descolonizar[3] el sistema reproductor de opresión que es la casa, para así convertirla en un espacio de solidaridad y posibilidad para futuras generaciones. A través de este encuentro con el hogar, la madre y el sufrimiento, el autor hace un análisis del espacio privado que compone la casa (un espacio que según la sociedad patriarcal se compone de roles fijos como la madre, el padre, el hijo y la hija) y el espacio público. Valcárcel logra esto a partir de la voz lírica y protagonista cuir.[4] La voz poética acepta su posición social en cuanto a su género percibido por medio del señalamiento de las injusticias sufridas por la mujer y a partir de la autorreflexión.

Valcárcel comienza este poemario con la pieza “Nada de piras, nada de Didos, nada de Cártago” que pone en escena los temas principales de su trabajo y, además, presenta el hogar de crianza como lugar de enfoque. Este primer poema expone las dinámicas relacionales madre-hija, madre-hijo y esposa-esposo que componen las familias hetero-patriarcales, delineadas por la voz poética que explica cómo quemará la casa en compañía de su madre “Tomadas de la mano, hartas” (5) para luego huir hacia Punta Cana. El mismo poema incluye una lista de objetos y espacios hetero-patriarcalmente impuestos a la mujer, como los cordeles, la nevera, el horno, las muñecas y la cama, que ayuda al lector a reconocer las injusticias y el enojo sufrido por las mujeres que son limitadas a ciertos espacios. Así también los roles de género son introducidos y criticados en la casa. Dichos roles de género suelen manifestarse en forma de trabajos o quehaceres en el hogar divididos en forma binaria, es decir entre hombre y mujer. Usualmente, las tareas de limpiar, lavar ropa, cocinar, etc., son designadas a la mujer que también funge como madre, mientras que las labores fuera de la casa, como el trabajo salarial y, en ocasiones, el mantenimiento físico del hogar, es destinado al hombre. Según Sharla Blank en A Historical and Contemporary Overview of Gendered Caribbean Relations, la familia “matrifocal”, en la que “[l]a madre es el centro de la esfera doméstica y los hombres tienden a ser marginados”,[5] es un núcleo común en el Caribe (3). Blank también menciona que “[l]as madres y sus hijos forman la base de la unidad familiar”[6] y que “[l]os hombres podrían vivir en el hogar, pero a veces estar completamente ausentes” (3),[7] por lo que se puede deducir no solamente que el hombre apenas desempeña su rol como esposo, sino que tampoco logra cumplir con su rol de padre. Gracias a Blank vemos por qué es tan importante la relación madre-hijx en una familia caribeña como la que se presenta en El deber del pan.

En “La casa de mi tía” la importancia de la mujer en la familia continúa siendo explorada. Valcárcel comienza describiendo la casa de su tía como “un hotel / donde mi madre duerme a pata suelta / hundida en el olor de las hermanas” (7). El verso ejemplifica la situación en que “las mujeres dependen de miembros familiares femeninos, como hermanas y madres, para ayudar a cuidar la familia” (Blank, 3).[8] Así como las abuelas ayudan a sus hijas a cuidar de sus nietos mientras trabajan, las hermanas y las primas ayudan a sus parientes porque reconocen la dificultad de cuidar una familia sin ayuda externa. Estas relaciones no quedan lejos de la realidad puertorriqueña porque muchxs de nosotrxs fuimos llevadxs a las casas de parientes que nos cuidaron para ayudar a nuestras madres. Por ello, la casa de la tía propuesta como un refugio representa una realidad familiar de Puerto Rico y ejemplifica aún más las dificultades que se analizan.

Durante los primeros poemas de El deber del pan, la voz lírica se refiere a sí misma y a su madre como “hartas” y “coronadas” (5), tomando un pronombre femenino, sin embargo, esto cambia dos poemas más tarde con “Junio”, donde la voz narrativa cambia a pronombre masculino y se describe como “atónito” y “jodido” (10). En “Martí con Suau, 955” el yo lírico nos explica la dinámica de su relación pasada, de la cual trata de recuperarse y por la que decide volver a la casa de su madre. A través de la metáfora “He hecho el pan” (9), Valcárcel nos permite ver cómo la voz poética asume el quehacer patriarcalmente asociado con la mujer de hacer el pan que sería consumido, según los mismos roles predeterminados, por el hombre sentado en la mesa. Sin embargo, no es hasta “Junio” que el yo lírico confirma que la expareja era un hombre, al encontrarse “en el abrazo de mi madre tras los hombres” (10). Gracias a las identidades no binarias asumidas por el personaje protagonista y a su sexualidad, la voz poética puede ser vista como una entidad cuir.

Podemos argumentar que el hecho de que la voz poética es cuir, facilita el trabajo de desprender el espacio familiar del poder colonial por medio de la creación de nuevas relaciones dentro de la casa, como lo es la relación entre unx hijx cuir y su madre, en contraste con la relación de un hijo cisgénero y su madre. Por otra parte, esta relación, también ayuda a la voz lírica a desprenderse de los roles hetero-patriarcales impuestos a su género percibido y lo acerca más a su progenitora. Al igual que la madre sufre las condiciones de vida por ser mujer, la voz poética sufre por servir y ser usada por los hombres. Se establece una equivalencia entre los dos personajes y se anula cualquier separación a causa de las diferencias de género.

Aunque el yo lírico logra sacudir los roles establecidos por los sistemas de poder dentro del espacio privado de la casa, no logra avanzar en el espacio público. Fuera de la seguridad que puede brindar una casa, el espacio público es sin duda un campo de batalla al cual toda persona cuir debe enfrentarse y del cual debe protegerse. Desafortunadamente, esto ocurre debido a las múltiples ideologías, muchas conservadoras, que crean un espacio poco inclusivo. Por otra parte, debido al sistema capitalista en el que vivimos, los espacios públicos muchas veces pueden ser comprados. Radost A. Rangelova, en su libro Gendered Geographies in Puerto Rican Culture: Spaces, Sexualities, Solidarities, discute “ciudadanía sexual”, concepto introducido por David T. Evans, para explicar los términos bajo los cuales personas cuir logran ocupar el espacio público.

El término “ciudadanía sexual” supone poseer la libertad de expresar lo cuir a fin de transformar espacios previamente dominados por hombres heterosexuales en espacios diversos de libre expresión sexual. Rangelova analiza la “ciudadanía sexual” utilizando como ejemplo una discoteca lujosa como espacio libre donde se disfruta de la “ciudadanía sexual”. Este ejemplo explica cómo una persona de pocos recursos no podría pagar para entrar a esta discoteca, lo que demuestra que “la ciudadanía sexual se hace posible, pero también es limitada por el poder del consumidor y su capacidad de participar en la reproducción de espacios habilitados por el capital” (23). [9] En otras palabras, la ciudadanía sexual, es decir, la libertad de expresar la sexualidad propia en espacios públicos, solo es posible en lugares determinados donde se debe pagar por entrar y consumir. Lo anterior crea una situación de desigualdad dado a que solo unos pocos tienen el privilegio de acceder a estos espacios. No hay espacios públicos para la comunidad cuir, por lo que no sorprende que Valcárcel no sitúe sus poemas en espacios exteriores a la casa.

En el poemario, la voz poética solo existe como personaje no-binario en el espacio privado de su casa; en el espacio público solo existe como hombre cisgénero. “Martí con Suau, 955” presenta la ex relación del protagonista que toma lugar dentro de la casa compartida, demostrándonos cómo la sexualidad queda atrapada dentro del espacio privado. Sin embargo, “Quizás tú, quizás yo, dónde, cuándo y por qué” nos muestra el viaje del protagonista con su madre en el que es percibido como un hombre cisgénero heterosexual, delineando cómo son las interacciones entre la voz poética y la sociedad fuera de la casa. En esta estrofa, el protagonista y su madre se encuentran en un taxi. El taxista manda al protagonista a callar a su madre tras escucharla decir que los hombres son iguales “descarados, traicioneros, mentirosos” (26). Con la reacción del taxista, podemos ver cómo él infiere que el protagonista es un hombre cisgénero, dejándonos ver el pensamiento de la sociedad. A partir de esta presunción queda establecido que, sin importar el parentesco entre el hombre y la mujer, es decir, sin importar que este sea su hijo, el hombre se coloca jerárquicamente sobre la mujer. Blank menciona que a pesar de que en el Caribe existen muchas familias “matrifocales”, estas no forman un sistema matriarcal porque tan solo hace falta la presencia de un hombre en la casa: abuelo, hermano o hijo para que el poder de la mujer sea visto como inferior (3).

En el poema anterior, la voz lírica no manda a callar a su madre, pero tampoco la defiende. Aunque toma la ruta del silencio ante comentarios misóginos, esta se reivindica a través de la práctica del faithful witnessing que sirve también como medio a través del cual Valcárcel continúa tratando de jamaquear los sistemas de poder. El concepto introducido por María Lugones, pero luego estudiado por Yomaira C. Figueroa, en “Faithful Witnessing as Practice: Decolonial Readings of Shadows of Your Black Memory and The Brief Wondrous Life of Oscar Wao”, establece el acto de faithful witnessing como uno de mucha importancia en el contexto de lucha social. Según Figueroa, “[e]l acto de atestiguar permite a los sujetos no reconocidos exigir que su opresión se vea más allá de la dinámica del reconocimiento agonista" (2).[10] El acto de atestiguar es importante para crear lazos combativos entre personas abusadas y aquellas que no lo son o que están dispuestas a escuchar. Lxs testigxs funcionan como portavoces de problemas sociales. Mientras haya más testigos, más cerca se encuentra la visibilidad de los problemas que son ignorados y con ella su solución.

Es importante destacar cómo Valcárcel además de analizar los temas discutidos en su poemario, también permite a la voz poética reflexionar sobre su propio privilegio. El antepenúltimo poema, titulado como el poemario, “El deber del pan”, crea el espacio perfecto para la reflexión del protagonista cuando dice: “He abusado del pan / de mi madre / comido demasiado. / Me he sentado en una mesa como un hombre / a esperarlo. / He llegado a casa por las migas” (23). Observamos cómo la voz poética entiende que durante un tiempo fue también parte del problema que trata de denunciar. Al hacerlo, no solamente se da un crecimiento de parte del protagonista, pero también vemos un ejemplo del acto de faithful witnessing. Unos cuantos versos más adelante, le hijx entiende que “Han sido 30 años de trabajo divididos en dos hombres / y un único hijo / también hombre / y eso tiene un peso debajo de los ojos / la he visto” (24) así percibimos cómo comprende que su existencia ha sido parte del sufrimiento de su madre. De la misma manera que faithful witnessing, “es lo que sucede cuando una persona no es cómplice de los poderes que deshumanizan a los demás" (4),[11] la voz poética concluye que no habrá más abusos, que “No habrá un hombre / sentado en la mesa esperando el pan” (24) confirmando su rol como testigo y jurando apoyo a la madre.

Al final, vemos cómo la voz poética adopta la perspectiva de “juntas luchamos” con su madre, así como las mujeres dentro de una familia se apoyan entre sí. Sin embargo, en “La verdad” la voz lírica afronta la realidad social que no le permite aspirar a una mejor vida porque desafortunadamente, “La casa es todo lo que queda / con ella y yo / adentro” (31). Con estos versos Valcárcel culmina su poemario dando espacio al lector a reflexionar sobre lo que aún falta para lograr una sociedad en la cual las mujeres no son olvidadas y encerradas por temor a que salgan corriendo o volando.

 

Referencias

Blank, Sharla. “A Historical and Contemporary Overview of Gendered Caribbean

Relations”. Journal of Arts and Humanities, vol. 2, no. 4, 2013, pp. 1-10. 

Figueroa, Yomaira C. “Faithful Witnessing as Practice: Decolonial Readings of Shadows of Your Black Memory and The Brief Wondrous Life of Oscar Wao”. Hypatia, vol. 30, no.4, 2015, pp. 641–656, doi:10.1111/hypa.12183.

 Rangelova, Radost. Gendered Geographies in Puerto Rican Culture Spaces, Sexualities, Solidarities. University of North Carolina Press, 2016.

 Valcárcel, Xavier. El deber del pan. La Impresora, 2013.

 

Notas

[1] Cita proveniente del archivo digital de La Impresora, donde se encuentra un listado de todos los textos que han publicado.

[2] En esta situación, la acción de proveer se limita a la habilidad de producir dinero.

[3] Descolonizar refiriéndose al proceso de separación de ideales patriarcales impuestos por colonizadores, aunque esta no es su única meta.

[4] El término cuir mencionado en este trabajo, es una apropiación del término queer en inglés, utilizado en Puerto Rico y otros países. 

[5] Cita original en inglés, “The mother is the center of the domestic sphere and men tend to be marginalized” (3).

[6] Cita original en inglés, “Mothers and their children form the basis of the family unit” (3).

[7] Cita original en inglés, “Men may live in the home, but sometimes are entirely absent” (3).

[8] Cita original en inglés, “Women rely on female family members, such as their siblings or their mothers, to help care for the family” (3).

[9] Cita original en inglés, “sexual citizenship is made possible, but also limited by consumer power and the capacity to participate in the reproduction of capital-enabled spaces” (23).

[10] Cita original en inglés, “The act of witnessing then enables unrecognized subjects to demand that their oppression be seen beyond the dynamics of agonistic recognition” (2).

[11] Cita original en inglés, “Faithful witnessing is what happens when a person is not complicit with the powers that dehumanize others” (4).

 

Posted on June 27, 2020 .