El silenciamiento como no existencia: Mujer Intégrate Ahora y el feminismo como resistencia

Silencing as non-existence: Mujer Intégrate ahora and feminism as a form of resistance 

Jinelly Romero Cabrera 
Programa de Estudios Generales 
Facultad de Estudios Generales, UPR RP  

Recibido: 19/02/2025; Revisado: 03/04/2025; Aceptado: 27/04/2025

Resumen 

Durante la década de 1970, en Puerto Rico surgieron varios movimientos y organizaciones feministas, entre ellas, Mujer Intégrate Ahora, más conocida por MIA. El objetivo de este trabajo es analizar la producción intelectual y discursiva de esta organización feminista. Para ello, me centro en el análisis de boletines, entrevistas, debates y sus posicionamientos políticos. El interés político de las integrantes de esta organización era el feminismo como movimiento social y político. A través de MIA pretendían abrir espacios políticos y llevar temas al debate público, dejando de lado las luchas político-partidistas.  

Palabras claves: feminismo, género, identidades raciales, sexualidad, interseccionalidad  

Abstract 

During the 1970s, several feminist movements and organizations emerged in Puerto Rico, including Mujer Intégrate Ahora, better known by its Spanish acronym, MIA. This paper aims to analyze the intellectual and discursive production of the feminist organization. For this, I focus on analyzing newsletters, interviews, debates, and their political positions. The political interest of the members of this organization was feminism as a social and political movement. Through MIA, they intended to open political spaces and bring issues to the public debate, leaving aside the political-partisan struggles.  

Keywords: feminism, gender, racial identities, sexuality, intersectionality 

Introducción 

Las décadas de 1960 y 1970 estuvieron marcadas por numerosos movimientos civiles y la búsqueda de cambios sociales a nivel global, estando así situadas en un contexto de luchas políticas y cuestionamientos sociales. Generalmente, los feminismos de la época articularon demandas para cambiar la representación estereotipada de la mujer en los medios y, abogaron por el derecho a su propia sexualidad, por la igualdad salarial, la libertad sexual y el acceso a métodos anticonceptivos. En Puerto Rico, estos debates tomaron fuerza en la década de 1970, cuando algunos movimientos y organizaciones feministas emergieron en defensa de los derechos de las mujeres y de la igualdad de género. La construcción de estas organizaciones feministas estuvo influenciada por el proceso de industrialización del archipiélago, el asentamiento del Estado Libre Asociado de Puerto Rico y la esterilización masiva como control poblacional.i Estos factores moldearon las agendas feministas, generando debates en torno al colonialismo, los roles de género y el capitalismo. Esta investigación se centra en la organización feminista Mujer Intégrate Ahora, mejor conocida como MIA, analizando su rol en la articulación de un feminismo puertorriqueño que no solo abogó por los derechos de las mujeres, sino también que cuestionó las estructuras de poder en Puerto Rico. 
Para las izquierdas de la década de 1970, la prioridad era la independencia del país, concebida como la lucha que antecedía a todas las demás. En este contexto, las organizaciones feministas fueron acusadas de dividir y fragmentar la “verdadera” lucha, bajo el argumento que estipula que, con la liberación nacional, o el socialismo en otros casos, la mujer sería liberada de todo aquello que la oprimía y la explotaba.ii Por lo cual, las organizaciones feministas de la época emergieron como espacios de discusión y activismo que trascendía las ideas tradicionales del independentismo. El interés político de lxs militantes de Mujer Intégrate Ahora era el feminismo como movimiento social y político. Lxs militantes de MIA pretendían llevar temas históricamente relegados a lo privado al debate público, reconociendo así que las opresiones no son individuales, sino estructurales.iii

Las siguientes preguntas guían este trabajo: ¿cómo el discurso y las acciones de Mujer Intégrate Ahora reflejan principios que hoy definiríamos como interseccionalidad? Durante la década de 1970 en Puerto Rico, ¿existían las condiciones estructurales para que los reclamos de la organización fueran escuchados? ¿De qué manera se manifestaban las intersecciones entre raza, género, sexualidad y clase en el discurso de MIA? 

Marco teórico 

El concepto de interseccionalidad, acuñado por Kimberlé Crenshaw en los años 80, hace alusión a la forma en la que múltiples sistemas de opresión, como el racismo y el sexismo, interactúan y afectan a las personas de manera de manera diferente.iv Aunque la experiencia de la intersección de opresiones no era nueva, su formalización permitió visibilizar y nombrar estas realidades. La interseccionalidad, como marco teórico, critica la visión jerárquica de la opresión, que trata cada forma de discriminac ión como separada, ignorando cómo afectan conjuntamente a los sectores más vulnerables. v
En América Latina, Mara Viveros Vigoya propone una interseccionalidad situada, es decir, que debe entenderse dentro de un contexto histórico y cultural específico. Critica las formulaciones tradicionales de la interseccionalidad y aboga por una aproximación que reconozca las dinámicas del colonialismo y el capitalismo global en la región.vi Asimismo, la objetificación de las mujeres negras ha sido utilizada para justificar la dominación colonial y la persistencia de desigualdades sociales.vii Esta perspectiva decolonial del feminismo busca desmantelar estructuras racistas y patriarcales heredadas del colonialismo. En los últimos años, se ha fortalecido un feminismo antirracista en América Latina, que no solo cuestiona el patriarcado, sino también las múltiples intersecciones de opresión dentro de cada región. Este feminismo plantea que la lucha por la equidad debe considerar los contextos específicos de cada comunidad y confrontar los mitos de igualdad racial que perpetúan la invisibilización de las mujeres negras.viii 
De igual forma, Carole Boyce Davies señala que las mujeres negras no han estado en silencio, sino que han sido sistemáticamente ignoradas por las instituciones de poder.xi La no escucha no es accidental, sino una práctica deliberada que perpetúa desigualdades. Gayatri Spivak, por su parte, problematiza la dificultad de los sujetos colonizados para ser escuchados en estructuras dominantes. Su concepto del “subalterno” hace referencia a aquellos que quedan fuera de los sistemas de comunicación y representación, especialmente mujeres racializadas y empobrecidas.xii 
Por otro lado, el concepto de la no escucha de María Acosta articula cómo las estructuras coloniales y de poder han impedido que ciertos testimonios sean escuchados, generando así vacíos narrativos y poniendo en duda la credibilidad de ciertos grupos marginados. Según María Acosta, la escucha no es neutral ni universal, sino que está atravesada por jerarquías de raza, género y clase que determinan quiénes tienen derecho a hablar y ser escuchados.ix La falta de escucha es una forma de violencia estructural que se intensifica a través de imágenes y estereotipos negativos, los cuales generan una desconfianza colectiva hacia los relatos de grupos marginados. Acosta argumenta que la escucha radical es un acto de memoria y resistencia, especialmente para comunidades históricamente silenciadas, como las comunidades indígenas y afrodescendientes.x Esta escucha radical implica no solo recibir las palabras de los otros, sino también cuestionar los sistemas de poder que han negado su voz. 
En el caso de las mujeres negras, su opresión es doble, ya que las instituciones políticas, académicas y legales favorecen a los grupos más privilegiados. Cuando intentan resistir, sus acciones suelen ser descalificadas como irracionales o victimistas.xiii El concepto de la no escucha no solo significa una cuestión de exclusión, sino que es un mecanismo de violencia que mantiene las dinámicas de subordinación. Para combatirlo, Acosta propone la escucha radical como una forma de desafiar estas estructuras y permitir que las voces de los grupos históricamente marginados sean escuchadas en su totalidad y sin mediaciones distorsionadoras.xiv 

El marco teórico servirá como base para analizar el trabajo de Mujer Intégrate Ahora desde una perspectiva interseccional y decolonial. La interseccionalidad permitirá examinar cómo esta organización aborda las múltiples opresiones que afectan a las mujeres, particularmente aquellas racializadas y empobrecidas. A su vez, la noción de una interseccionalidad situada ayudará a entender cómo las dinámicas coloniales y raciales influyen en la lucha feminista en Puerto Rico, permitiendo así entender los desafíos que enfrentó la organización. Por otro lado, el concepto de la no escucha será clave para examinar cómo Mujer Intégrate Ahora enfrentó exclusión estructural en espacios políticos y sociales. 

Mujer Intégrate Ahora 

Durante la década de 1970, surgieron muchos movimientos sociales en Puerto Rico, entre ellos varios movimientos feministas. Uno de estos movimientos feministas fue Mujer Intégrate Ahora, mejor conocido por sus siglas, MIA, que fue la primera organización feminista autónoma en Puerto Rico, pues no pertenecía a ni era frente de ningún partido político del archipiélago.xv Fue fundada en enero de 1972 y permaneció activa durante la mayor parte de la década, promoviendo la agitación y el cambio social. El enfoque político de MIA era el feminismo no solo como una cuestión de género, sino como un movimiento social y político, consciente de las múltiples opresiones que afectaban a las mujeres del archipiélago. Esta organización entendía que, para lograr la transformación social, era necesario que las mujeres fueran agentes de cambio capaces de tomar decisiones sobre sus vidas y sus comunidades.xvi Este enfoque reflejaba una visión que no se limitaba a la liberación de la mujer, sino que incluía a todos los aspectos de la vida social, política y personal de todas las mujeres puertorriqueñas.  
Lxs militantes de esta organización sufrieron múltiples formas de discriminación, no solo por su activismo feminista, sino también por motivos de raza y orientación sexual. En un contexto social en el que los movimientos feministas, las organizaciones de identidad racial y los movimientos por los derechos LGBTQ+ militaban por separado, las integrantes de MIA fueron acusadas de ser demasiado radicales.xvii Estas acusaciones reflejaban la misoginia y la homofobia que imperaban en los sectores más progresistas de la sociedad puertorriqueña de la década. MIA, sin embargo, nunca se identificó con ningún partido político del archipiélago, lo que le permitió mantener posiciones críticas tanto hacia la izquierda como hacia la derecha. La organización argumentaba que no era necesario formar parte de un partido político para validar sus demandas y su lucha; de esta manera, contaban con un espacio de autonomía donde definían su feminismo sin limitaciones impuestas por políticos, posicionándose comofeministas que luchaban contra la opresión tanto racial como heterosexual.xviii  
MIA afirmó que la raíz de la opresión de las mujeres no era solo la desigualdad de género, sino también un problema estructural que implicaba racismo y sexismo en la sociedad puertorriqueña.xix Esto irrumpía con las ideas tradicionales del feminismo y transgredía los estereotipos que fungían como imágenes controladoras para lxs militantes de MIA. Durante esta década, en Puerto Rico hubo mucho silenciamiento en torno a las cuestiones raciales, porque se asumía que la raza era algo externo que no tenía nada que ver con Puerto Rico. Con frecuencia, la identidad puertorriqueña se representaba como una mezcla homogénea de tres razas; era la idea de que el puertorriqueño no era ni blanco ni negro, sino una mezcla, por lo que no se reconocían los privilegios raciales que operaban, y siguen operando, en el archipiélago.xx MIA rompió el silencio sobre las identidades raciales al ser la única organización que reconocía abiertamente la opresión racial dentro del feminismo y de los sectores progresistas. 
El activismo de MIA insistía en que la raza, la clase y la sexualidad eran factores inseparables de la opresión de género. Mara Viveros Vigoya explica cómo las interseccionalidades no pueden analizarse de forma aislada, sino que interactúan entre sí en un contexto de dominación situada.xxi Las relaciones de poder pueden variar en función de los contextos sociales y geográficos, pues no existe un patriarcado universal ni una única forma de experimentar el racismo. Para ella, no hay una manera de analizar una opresión sin que los otros sistemas estén involucrados, pues la imbricación de opresiones no es aislada.xxii 
En el boletín La mujer puertorriqueña negra, MIA cuestionaba abiertamente las políticas y estructuras racistas y exponía los prejuicios raciales de la época. Este boletín exploró cómo las mujeres negras eran vistas de forma hipersexualizada y subordinada; según Ana Irma Rivera Lassén, esta visión racista y sexista de las mujeres negras estaba vinculada a una concepción esclavista.xxiii  Esta visión crítica del racismo en el Puerto Rico de 1970 rompió con la tendencia de asumir que los problemas raciales correspondían únicamente a las dinámicas sociales de los Estados Unidos. Del mismo modo, Cláudia Pons Cardoso afirma que la objetivización de la mujer negra se ha utilizado para justificar la dominación colonial y la persistencia de las desigualdades sociales. Históricamente, los estereotipos han funcionado como una forma de transformar las realidades como si fuera algo natural o esencial. Justificando así no sólo las desigualdades sociales en América Latina, sino también las representaciones y discursos negativos hacia las personas negras.xxiv 
Mujer Intégrate Ahora planteaba un método de lucha “interseccional.” Aunque el término de la interseccionalidad fue introducido por la académica afroamericana Kimberlé Crenshaw, cuya articulación se utilizó como vehículo para describir la doble opresión de las mujeres negras, los discursos y las prácticas de MIA tenían un pensamiento muy similar incluso antes de que se conceptualizara la interseccionalidad como término.xxv De este modo, ignorar las intersecciones de la discriminación de raza, género y clase priva de su existencia a quienes se encuentran en las posiciones más vulnerables dentro de estas estructuras de poder o cuyas experiencias son más complejas. Lxs militantes de MIA comprendían lo que significaba sufrir múltiples opresiones que afectaban a su vida cotidiana, pues se abordaban las distintas opresiones, especialmente si eran pobres, negras o lesbianas. Ellxs comprendían que estas opresiones no eran independientes, sino que interactuaban y se reforzaban mutuamente. 

En uno de los números de El Tacón de la Chancleta, una publicación feminista independiente con miembrxs de MIA, se afirmaba la imbrincación entre raza, clase y género: 

Que sea negra, obrera, homosexual, estudiante, que viva en una colonia, la mantiene en una posición de doble opresión dentro de cada uno de estos grupos: la que genera discriminación contra cada grupo en particular y la que genera discriminación contra las mujeres.xxvi 

Esta cita demuestra que MIA no solo reconocía las intersecciones del sexismo y el racismo, sino también otros factores como la sexualidad, la clase social y la condición de puertorriqueña. A diferencia de otros movimientos feministas de esta década, MIA comprendía la red de opresiones y cómo la multiplicidad de ejes de opresión atravesaba las vidas de sus militantes, reconociendo así que estas opresiones no se experimentan de forma aislada. La interseccionalidad debe entenderse como un marco situado, que considera los contextos históricos, culturales y políticos específicos en los que los individuos experimentan la opresión estructural.xxvii Este pensamiento fue fundamental para esta organización y es, sin duda, lo que ahora llamaríamos interseccionalidad.

Lxs militantes de MIA afirmaron que, incluso, otras organizaciones feministas las excluían pues no consideraban que ciertos temas necesitaban ser tocados desde el punto de vista del género, reproduciendo así el mismo discurso que buscaban desmantelar. María del Rosario Acosta afirma que las estructuras coloniales impiden que ciertos testimonios y relatos sean escuchados, lo que genera un vacío en las narrativas y pone en duda la credibilidad de sus conocimientos.xxviii En este sentido, se genera un vacío en las narrativas y la sociedad cuestiona la credibilidad de los testimonios de ciertos grupos e individuos marginalizados.  

La escucha no es neutral ni universal, sino que está interceptada por estructuras y violencias sistemáticas que, a su vez, provocan que ciertas personas no tengan derecho a ser escuchadas.xxix Esto nos ayuda a visibilizar que el discurso de MIA causaba incomodidad puesto que, constantemente, la credibilidad de sus reclamos y prácticas eran puestas en duda. Esta práctica se intensifica por medio de imágenes controladoras y estereotipos, lo que genera una duda colectiva sobre la credibilidad de sus relatos.xxx De esta manera, la imposibilidad de no escuchar ciertos testimonios se convierte en un tipo de violencia sistémica que perpetúa la marginalización de ciertos grupos étnicos, socioculturales y de género. Esto formaba jerarquías de luchas, decidiendo así cuáles luchas eran más necesarias y cuáles podían esperar: es por lo que organizaciones progresistas y de izquierdas no escuchaban los reclamos de Mujer Intégrate Ahora. Desafortunadamente, la lucha más importante en ese momento no era el antirracismo o en contra del sexismo. La lucha más importante era la independencia de Puerto Rico, ya que movimientos y partidos de las izquierdas afirmaban que la liberación de las mujeres vendría de la mano a la independencia.xxxi 

A su vez, Carole Boyce Davies en Hearing Black Women’s Voices manifiesta que las mujeres negras no han estado en una condición de silencio o de falta de voz, sino que no han sido escuchadas ni oídas por parte de quienes ejercen el poder. Para Carole Boyce Davies, el desafío es la audición selectiva y la escucha errónea, resultando en el silencio o silenciamiento de ciertos grupos marginalizados, en este caso, las mujeres negras.xxxii El proceso de silenciamiento no es una cuestión de omisión, sino una cuestión de la falta de espacio donde estas voces puedan ser escuchadas y el escepticismo no intercepte sus experiencias.xxxiii Mujer Intégrate Ahora fue un precedente para muchas otras organizaciones y no representó a una organización tradicional, sino que desafiaba constantemente las concepciones clásicas del feminismo hegemónico. MIA no estuvo callada ni en una condición de silencio, sin embargo, no fueran escuchadas, resultando así en el silenciamiento de sus voces. 

Al no ser escuchadas y, por consecuencia silenciadas, se mantienen los mismos discursos e imaginarios tradicionales. La violencia epistémica se manifiesta en la incapacidad de escuchar a aquello que no encaja en las categorías dominantes. El discurso de Mujer Intégrate Ahora no fue reconocido como real o válido, pues los criterios de la verdad estaban dominados por las mismas estructuras coloniales que las oprimían. La no escucha actúa como una herramienta de exclusión, impidiendo que los reclamos de MIA fueran reconocidos como reclamos, pues el no escuchar no es accidental, más bien una práctica intencionada que perpetúa las desigualdades. Las diversas capas de opresión, como el colonialismo, el patriarcado y la explotación de clase, pueden entrelazarse para silenciar las voces de ciertos individuos. La respuesta no es que ciertas personas no tengan voz, sino que cuando intentan hablar, las estructuras de poder patriarcales, coloniales y raciales lxs han silenciado o manipulado para que sus voces no sean atendidas de forma auténtica. Estas capas de dominación interpretan y tergiversan ciertas voces, de manera que refuerzan aún más su marginalización. 

Conclusión 

Mujer Intégrate Ahora fue una organización feminista durante la década de 1970 en Puerto Rico. La organización luchaba por temas que podríamos considerar actuales pues entendía la condición colonial de Puerto Rico y se posicionaba en contra de la opresión de género, discriminación racial, homofobia, entre otras cosas. En definitiva, las nuevas formas de ver el feminismo de Mujer Intégrate Ahora transgredían a las ideas tradicionales de las organizaciones y frentes políticos de la década de 1970.  Los estereotipos de lo que podía o no podía ser una feminista fungían como imágenes controladoras para lxs militantes de MIA, no encajando así en las ideas del feminismo tradicional y de las organizaciones de izquierda. Lxs militantes de Mujer Intégrate Ahora fueron agentes de cambio, pues demostraron a la sociedad puertorriqueña que las luchas de género, raza, clase y sexualidad no tenían por qué estar separadas y que juntas, a través de la interseccionalidad, podían analizarse de mejor manera, pues estas opresiones no eran independientes. La noción de una interseccionalidad situada es clave para comprender cómo las dinámicas coloniales y raciales influyeron a la lucha feminista en Puerto Rico, evidenciando los desafíos y la exclusión estructural que enfrentó Mujer Intégrate Ahora.  

Notas 

i Ana Irma Rivera Lassén y Elizabeth Crespo Kebler, Documentos del Feminismo en Puerto Rico: Facsímiles de la Historia Volumen 1, 1970-1979 (San Juan: 2001).  

ii Ana Irma Rivera Lassén y Elizabeth Crespo Kebler, Documentos del Feminismo en Puerto Rico, 39.  

iii Ana Irma Rivera Lassén y Elizabeth Crespo Kebler, Documentos del Feminismo en Puerto Rico, 85.  

iv Kimberlé Crenshaw, Demarginalizing the Intersection of Race and Sex: A Black Feminist Critique of Antidiscrimination Doctrine (University of Chicago Legal Forum: 1989), 135-139.  

v Kimberlé Crenshaw, Interseccionalidad, políticas de identitarias y violencia contra las mujeres de color (Stanford Law Review: 1991), 87-122.  

vi Mara Viveros Vigoya, A Situated Approach to Domination (Debate Feminista Vol. 52: Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2016), 9.  

vii Cláudia Pons Cardoso, Amefricanizando o Feminismo: O Pensamento de Lélia González (Estudos Feministas Vol. 22: Universidade do Estado da Bahia, 2014), 970.  

viii Yuderkys Espinosa Miñoso, De por qué es necesario un feminismo descolonial (Barcelona: Icaria Editorial, 2022)  

ix María Acosta, Gramáticas de la escucha como gramáticas descoloniales: apuntes para una descolonización de la memoria. (Eidos No. 34: 2020),18.  

x María Acosta, La escucha radical como tarea de la memoria: Los encuentros por la Verdad de la comisión. (Bogotá: Policy Brief, 2022). 

xi Carole Boyce Davies, Hearing Black Women’s Voices: Transgressing Imposed Boundaries. Moving Beyond Boundaries: International Dimensions of Black Women's Writing, vol. 1, (Pluto Press: 1995).  

xii Gayatri Spivak, Can the Subaltern Speak? Marxism and the Interpretation of Culture (University of Illinois Press: 1988), 271-313.  

xiii Gayatri Spivak, Can the Subaltern Speak? Marxism and the Interpretation of Culture, 280.  

xiv María Acosta, La escucha radical como tarea de la memoria: Los encuentros por la Verdad de la comisión. (Bogotá: Policy Brief, 2022).  

xv Ana Irma Rivera Lassén, La organización de las mujeres y las organizaciones feministas en Puerto Rico: Mujer Intégrate Ahora y otras historias de la década, en Documentos del Feminismo en Puerto Rico: Facsímiles de la Historia Volumen 1, 1970-1979. (San Juan: 2001), 96-130.  

xvi Mujer Intégrate Ahora, Reglamento, 1972  

xvii Ana Irma Rivera Lassén, La organización de las mujeres y las organizaciones feministas en Puerto Rico: Mujer Intégrate Ahora y otras historias de la década, en Documentos del Feminismo en Puerto Rico: Facsímiles de la Historia Volumen 1, 1970-1979. (San Juan: 2001), 96-130.  

xviii Ana Irma Rivera Lassén, La organización de las mujeres y las organizaciones feministas en Puerto Rico, 122. 

xix Ana Irma Rivera Lassen “Mujer Intégrate Ahora. La mujer puertorriqueña negra” de 1974. https://drive.google.com/file/d/1UMkenYPcTtIJ0msiVMIqSWPh7BygQjfh/view  

xx Ana Irma Rivera Lassén, La organización de las mujeres y las organizaciones feministas en Puerto Rico: Mujer Intégrate Ahora y otras historias de la década, en Documentos del Feminismo en Puerto Rico: Facsímiles de la Historia Volumen 1, 1970-1979. (San Juan: 2001), 96-130.  

xxi Mara Viveros Vigoya, A Situated Approach to Domination (Debate Feminista Vol. 52: Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2016), 1-17.  

xxii Mara Viveros Vigoya, A Situated Approach to Domination, 12.  

xxiii Ana Irma Rivera Lassen “Mujer Intégrate Ahora. La mujer puertorriqueña negra” de 1974. https://drive.google.com/file/d/1UMkenYPcTtIJ0msiVMIqSWPh7BygQjfh/view  

xxiv Cláudia Pons Cardoso, Amefricanizando o Feminismo: O Pensamento de Lélia González (Estudos Feministas Vol. 22: Universidade do Estado da Bahia, 2014), 965-986.  

xxv Kimberlé Crenshaw, Interseccionalidad, políticas de identitarias y violencia contra las mujeres de color (Stanford Law Review: 1991), 87-122.  

xxvi Ana Irma Rivera Lassen “Mujer Intégrate Ahora. La mujer puertorriqueña negra” de 1974. https://drive.google.com/file/d/1UMkenYPcTtIJ0msiVMIqSWPh7BygQjfh/view  

xxvii Mara Viveros Vigoya, A Situated Approach to Domination (Debate Feminista Vol. 52: Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2016), 1-17.  

xxviii María Acosta, Gramáticas de la escucha como gramáticas descoloniales: apuntes para una descolonización de la memoria (Eidos No. 34: 2020).  

xxix María Acosta, Gramáticas de la escucha como gramáticas descoloniales.  

xxx María Acosta, La escucha radical como tarea de la memoria: Los encuentros por la Verdad de la comisión. (Bogotá: Policy Brief, 2022).  

xxxi Nilda Aponte Raffaele, MIA Informa, número 1, marzo 1972.  

xxxii Carole Boyce Davies, Hearing Black Women’s Voices: Transgressing Imposed Boundaries. Moving Beyond Boundaries: International Dimensions of Black Women's Writing, vol. 1, (Pluto Press: 1995).  

xxxiii Carole Boyce Davies, Hearing Black Women’s Voices: Transgressing Imposed Boundaries, 6. 

Bibliografía 

Fuentes primarias 

Mujer Intégrate Ahora, Reglamento, 1972   

Mujer Intégrate Ahora. La mujer puertorriqueña negra, 1974. https://drive.google.com/file/d/1UMkenYPcTtIJ0msiVMIqSWPh7BygQjfh/view .

Nilda Aponte Raffaele, MIA Informa, número 1, marzo 1972   

Rivera Lassén, Ana. La organización de las mujeres y las organizaciones feministas en Puerto Rico: Mujer Intégrate Ahora y otras historias de la década, en Documentos del Feminismo en Puerto Rico: Facsímiles de la Historia Volumen 1, 1970-1979 (San Juan: 2001), 96-130.   

Rivera Lassén, Ana y Crespo Kebler, Elizabeth. Documentos del Feminismo en Puerto Rico: Facsímiles de la Historia Volumen 1, 1970-1979 (San Juan: 2001).   

Fuentes secundarias 

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Yuderkys Espinosa Miñoso, De por qué es necesario un feminismo descolonial (Barcelona: Icaria Editorial, 2022). 


Posted on May 30, 2025 .