Un año

William Edgardo Robles Torres
Departamento de Trabajo Social
Facultad de Ciencias Sociales, UPR RP 

 

Recibido: 3/10/2022; Revisado: 17/11/2022; Aceptado: 1/12/2022 

 

 

  

De un todo a la nada. 

Fragmentos de lo que fue, 

y polvo lo que será. 

Todo cambió. 

 

Dos mil veintiuno. 

Zilevid, mi madre. 

Persecución política, despido. 

Persecución política, despido. 

Cáncer. 

 

Mailliw, mi padre. 

Persecución política, traslado. 

Persecución política, fractura. 

Cáncer. 

 

Emigrar fue la opción y la respuesta. 

Los intentos de evitarlo fueron suficientes, 

pero las lágrimas lograron el contrapeso. 

 

Familia, casa, mascotas y vehículos quedaron a un lado. 

No por un “sueño americano”, 

sino por salud mental, social, laboral y espiritual. 

 

La presión hizo su efecto. 

“Mis hijos”, dijo mamá. 

“Estarán bien”, respondió papá. 

Tristeza y consolación. 

 

Dejaron atrás su patria para acogerse a la extranjera. 

¿Será un mejor lugar? 

¿Habrá sido la mejor decisión? 

Ante la persecución, huir de ella, fue la luz. 

Luz que brilla y que resplandece. 

¿Un amanecer o un anochecer? 

Is a new day. 

 

Dos mil veintitrés. 

Zilevliw, mi hermana. 

Graduación, traslado, emigración. 

 

Ed, mi hermano. 

Graduación, estudios graduados, 

Francia, emigración. 

 

Sueños y más sueños, 

Deseos de cambio y crecimiento. 

¿Cuál es el costo? La familia. 

¿Cuál es el precio? Lo palpable. 

 

Pierdo a mi otro yo, mi gemelo. 

La distancia lo hará suyo. 

El deseo de ser y las ganas de permanecer. 

Pierdo a la nena de casa. 

Incursiona en una aventura por la vida. 

Haciendo lo que le apasiona y anclada a su espíritu rebelde, 

vivo, único, florido. 

 

Dos mil veintidós. 

Eggy, yo. 

Incertidumbre, depresión, confianza, 

tranquilidad. 

Una gran combinación. 

 

Es inefable lo que vivo. 

Una casa vacía y un día a día en soledad. 

Un ‘toc toc’ en la puerta que articula “déjame entrar”. 

No, no entrarás, emigración. 

 

Otros no tuvieron opción, pero yo sí. 

Otras han sido obligadas, pero yo no. 

Mi madre añora la cercanía de su hijo. 

Pesa más la sangre que el agua, 

pero pesa más la patria que la sangre. 

 

No es fácil despedir la carreta. 

Es tarea complicada. 

Una sensación de desalojo, una impregnada puñalada, 

el corazón mal herido y una amarga desolación. 

 

Mi mamá, mi papá, mi hermana y mi gemelo. 

Desgarrados desde el fondo de la existencia 

y del corazón. 

 

Hemos permanecido en la casita. 

Hemos mantenido la mirada. 

Nosotros, mi alma, vida y corazón, 

nos quedamos en la patria. 

 

No más, emigración. 

No más. 

 

 

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Posted on December 22, 2022 .