«Id»

Ana Gabriela Meléndez Rodríguez
Departamento de Literatura Comparada
Facultad de Humanidades, UPR RP

… Me encuentro en una estación de gasolina. Tengo mi mano derecha extendida hacia las galletas de vainilla que tan elevadas me quedan. Sin darme cuenta, mis párpados se encuentran completamente dormidos. Mis pensamientos vagan por aquella última mirada que me brindaste, una constante, una profunda. Una que ahuyentaba. Mirada confusa. Me gritaba y me suplicaba que no te abandonara.

De pronto siento como un escalofrío abraza mi cabeza, mis hombros y mi espalda. Reacciono o al menos eso creo. Abro mis ojos, estos tardan en entender que deben avivarse nuevamente. Repentinamente, un fogonazo de aflicción agobia mi ser. 

Inerte sensación. Es como si sujetara el suelo. Me duele la espalda. Cual pesadas piedras. Mis hombros reclaman auxilio.

No sé si quiera volver a mí o simplemente desprenderme. Con la ayuda de mi mano izquierda, llevo mi brazo a un lugar en el que pueda hallar descanso.

La cabeza me quiere estallar. Mis brazos se muestran elevados a ella como si de alguna forma pudieran quitar todo aquello que me atormenta.

Mis lentos y dudosos pasos se aproximan hacia mi auto. Tengo la mirada clavada en el suelo ¿Qué hacer?

A lo lejos de mis espaldas, percibo tu voz. Sí, era tu dulce y melodiosa voz la que cada vez sentía más cerca. Me alegro, tal vez me espanto. Mi cuerpo gira dando un movimiento detonado. Te busco, pero no te encuentro. Estoy desquiciada -pienso, pero luego te vuelvo a oír, por aquí y por allá. Enloquezco porque sé que estás, pero no te dejas ver. Quiero hallarte, pero no me lo permites.

Me tiro al suelo elevando mis ojos al cielo. El suelo está áspero. Tengo el fuerte impulso de enterrar mis uñas en él. Quiero arrancarlo. Permito que mis pupilas se dirijan hacia donde les parezca. Estas deciden perderse en el vacío.

Luego te siento. Quiero verte, pero no puedo. Sé que estás ahí. Te abro mi ser para que descanses en mí. Por fin puedo decir, me encontré.

Posted on June 27, 2020 .