Divinidades Absurdas & Miniaturas Poéticas

Carlos Remigio Feliciano Morales
Departamento de Ciencias Políticas
Facultad de Ciencias Sociales, UPR RP


 Descripción

Entiéndase la siguiente como una colección breve de mis poemas absurdos. Tal, porque así considera la vida mi pensar, al menos por el presente. Habiendo leído, rebuscado, por rincones largos y exhaustivos recorridos; compra-ventas prevenidas por motivos plenamente míos, estilo y confío lo que en los días comunes veo. Pondero y prepondero sobre la roba de versos escondidos en plena luz, accesible a todos en este planeta. Esto para decir que escribo lo que se me antoje, y se me antoja la escritura. ¡Qué también quiero la Luna! ¡Qué también el agua se levanta! He besado el silencio nocturnal de primavera y he reflejándome prismático ante espejos inmortales de la naturaleza. Allá frente al mar, por un farallón fijado al noreste, trota a cañón mi desenfreno. Entonces, verso un poquito de todo, pero amo la absurdidad de la locura, la lingüística, el amor y las orquídeas, la polis saqueada que no se desquita, las riquezas soñadas por los poliglotos en planetariamente saborear a sorbos la semántica universal. Ser. Estar. Las hazañas que me dejan despierto, las comparto en cinco poemas, que os espero puedan maravillar. 

 

 

Cuerdo

 

Siéntome banalizado,

aquí en un balcón con los versos robados,

cansado, vislumbra sobre mí un pasado

borroso, mientras negocio con mi mente para salvarme de la cordura.

 

Sí, en un eterno engranaje cuyo fin me elude, reo a los caprichos del infinito, vagabundeo.

 

Mirad, atento describir al cielo, tarea frívola.

Tanto el amor como la apatía son iguales,

más qué risa verlos perderse entre mortales.

 

He apreciado el viento, sus manos azulinas

acariciándome las mejillas, compartimos una balada breve, tan solo breve, casi hasta ajena.

 

Soy la luna, ante mi crece la marejada,

llevo mi alma naufragada, en velero sin mastín.

 

¡Motín, motín!

¡Muerte al capitán!

- ¡Ahóguenlo! - gritaban los locos.

- ¡Sálvenlo! - gritaba el capitán.

 

Versos perversos tornos cultos con la pluma.

 

Un poeta se encorva sobre un mar de dunas.

¿Habrá alguna, habrá alguna…?

 

He visto cuando la razón y la existencia,

comparten un café, a la moral abofetear la fortuna, y a la metafísica no creer lo que ve.

 

¿Qué? ¿Qué? ¿Qué? ¿Qué?

Sinfonía no.9: Título - Tributo a la Gran Deuda. Quinto Movimiento, Do bemol menor.

 

Una constelación barroca de bohemia

se recrea: humeantes vocales, genios locales,

comarcas Coloniales, etéreas estrategias joviales, entre casi-divinos, y el casi, besando la esperanza prometida.

 

¡motín, alegría, mísera bendición maldita!

 

 

He sentido el ebrio viento soberbio,

y mentí, pues con él correspondencias

he entablado. Entonces aquí en un balcón

sentado, negocio para salvarme de la cordura.

 

 

Un sueño con cadáveres

 

Anoche tuve un sueño

¡Oh sí, oh sí!

Donde bailé con cadáveres

¡Así y así!

Pero, no estaba solo

¡Oh no, no, no!

Me acompañada una carnicera

que se llamaba Esor.

Aunque, vestía lino blanco;

calzando tacones rojos de charol,

le apasionaba la sangre

y causar inmenso dolor,

que cuando descuartizaba

a sus víctimas,

brincaba con vigor.

 

Así que los hematofilíacos

bailaron sin cesar,

con cuatro cadáveres

que pasarían a descuartizar.

 

¡Qué alegría!

¡Oh sí, sí, sí!

Es bailar con cadáveres.

¡Así y así!

Bailamos toda la noche,

la noche enterita,

de atardecer al alba,

cambiando entre parejitas,

entre la niña y la ancianita,

pero Esor me la quitaba,

porque la quería cortar todita.

¿Qué es esto?

¿Por qué me miras así?

Tus ojos llenos de terror,

si solo fue un sueño,

del cual yo no soy autor.

Jamás te lastimaría,

no sería capaz,

no vez la sonrisa,

plasmada en faz.

Sigue caminando,

háblame normal,

no soy tan lunático

como me tiene tu pensar.

Es más, soy el ser

más carismático

que habrás de encontrar.

 

Solo fue un sueño...

un sueño nada más.

 

 

ego testis faunus

[Yo] testigo de un fauno

 

Resulta que, en aquellos días,

cuando aún [yo] deleitaba de la

lozanía carnal: moraba en Arcadia

fantástica, hogar del maestro Dionisio;

criado eximio por la inimitable Nisa.

 

Y tal les apetecía a los hados, que a la

hora cuando Helio se arropa de su áureo

manto, y mientras [yo] vendimiaba laureles

para las ménades encantadoras del que brama; allá en los sotos glaucos de las colinas.

 

Oí una dulce melodía, de esas mejor

conocidas por las flautas de faunos.

Con mesura, me dirigí a las afueras

del soto. Terminando el follaje, y

siendo alta mi ventaja, un vuelo

espléndido de náyades me tulló.

 

¡Oh náyades, son como rosas desnudas

de abril que abrazan los susurros del aire!

 

Al pasar mi aturdimiento, di me cuenta

que cerca de la rivera (previo baño de las

impías mortales) fingían el sueño en un

pastizal soleado, dos hermanas núbiles.

Tenían entrelazados los cabellos por

los besos de diosas y dioses anteriores.

Supe de la falsedad de su ensueño,

siendo pues la que parecía más casta,

contenía risitas de emoción en espera.

 

Habiendo abandonado una paila de caña,

cuyo fin estimo era regocijar labios plagados

de sed, el fauno, dueño de la melodía cautivante hacía su camino entre los juncales que ocultaban las fuentes de aquel rebaño ninfeáceo.

 

Cuando llega al pastizal, sus piernas

son tropezadas por las náyades durmientes.

Sin desenlazarlas, las apresa y salta, odiado

por la frívola sombra, a los jardines de las

rosas que atizan de impudor al sol, donde

su amor seria como el aire extinguido.

 

Fueron los gladiolos de azur, quienes

se perdían ante los ojos azules y verdes

de la más casta, y aquella que arrobaba el

dulzor del contraste, era como el viento

de Sicilia cuando verte por un toisón.

 

¡Ve, oh Pan, los testimonios del goce!

Admira en los dedos de él, la extraña mordedura que revela los dientes femeninos y recompensa con dicha a la boca donde tales florecen.

 

Ve como cuerpos desnudos se resbalan

entre labios ansiosos buscando en cada uno

el deseo de ser infinito, en recuerdo y verdad.

 

¡Guarda, oh lecho de amor, la fuga

del cual eres testigo, y no reveles a nadie

las cosas cuales aquí toman lugar!

Haré entonces lo mismo, y mantendré

en un recuerdo perenne, el atardecer que

tuvo un fauno con bellas ninfas.

 

Luego de consumir la pirra de su amor,

un sueño morbo cayó sobre los amantes.

Las náyades, que primero se levantaron,

besaron su frente y emprendieron en vuelo.

Al encontrarme en su vía ascendente,

conmigo toparon.

 

“¿Por qué se alejan del fauno y lo dejan

a solas ante el crepúsculo?” le pregunté.

Y aún es el momento en que su respuesta

resuena: “La eternidad es mejor en el recuerdo”

 

Sin más explicación, desaparecieron entre las nubes.

 

Miré, donde se levantaba el fauno confundido y adolorado, ay pobre, piensa amar un sueño.

 

Pero no le conté nada, pues ya iba tarde, y

seguramente Eleuterio estaba anticipándome.

Mas, su recuerdo será perenne… de eso estoy seguro.

 

 

Miniaturas

 

no.1

Temo que amé demasiado,

ya mi amor se ha expirado.

Así que apriétateme fuerte,

abrázame como en el pasado

mientras los colores se ennegrecen

quiero sentirme amado.

  

no.8

Un poquito de historia

bastará para sanarte

iluminarte los senderos

y la mente librarte.

Pero no te sentirás libre

te sentirás más atrapado.

y por eso lo siento, lo siento

lo siento.

 

no.9

Concédeme un momento,

para hacerte el amor;

con solo una estrofa,

te enseñaré la desnudez.

 

no.14

Allá en las galaxias,

sentada en una estrella,

se encuentra Íbur Samúz,

de todas la más bella.

 

Sabe que la estoy mirando,

y ella me mira a mí.

Si me esperas, prometo

que un día me sentaré

cerca de ti. Y sobre

esa estrella, bailaremos así...

 

no.15

Antes de morirme,

he decidido ser un zapatero,

Porque, aunque tiene zapatos,

mi amor parece caminar descalzo.

 

seré el mejor zapatero, lo juro, seré.

Si los Hados me niegan

los zapatos, los regalaré.

 

no.16

Papá se reía, y

yo ya sabía el porqué:

se había muerto Santa Lucia,

ayer por el amanecer.

 

Yo, no siendo un extranjero

de sus viles carcajadas,

conocía el motivo, y

la felicidad en su mirada.

 

“Papá, no te mofes.”

Le rogué entristecido.

“Hijo,” contestó, “no

preocupes, mirad, que

el cielo ha clarecido.

Hemos de olvidar a Santa Lucia,

junto los hechos de su muerte.

Iremos a volar chiringas, allá

donde morra el castillo fuerte.”

 

“¡Papá, papá! entonces,

¿me haz de hacer una cometa?”

“Sí, hijo mío, y en el

al antaño de San Juan,

veremos su gloria completa”

 

Así fue.

Detrás del morro, frente a Ballajá,

volé chiringas, junto a mi papá.

 

El sol con su brocha,

dejaba un trazo dorado,

el castillo y las colinas

vestían como reyes perlados.

 

Empero la tarde cayó de súbito, y

el hilo de mi cometa rompió.

Desprevenido, y junto

con mi vista, mi viejo papá fugó.


no. 21

¿Por qué preguntas tanto?

¿De verdad no sabes por qué?

Quiero, por favor, me expliques.

Bueno, si tanto insistes te diré.

 

Desde pequeño he hecho las preguntas,

que me han dicho no preguntara. Pues,

cuando las hacía, se reían en mi cara.

Eso no me detuvo y seguí mi rumbo,

pensando que las respuestas las

encontraría en alguna parte del mundo.

 

Mas, mucho busqué y al nada poder

encontrar. Decidí simplificar las preguntas

para que así me las pudiesen contestar.

 

Ah, con razón son tantas.

Sí, con razón tantas son.

 

no. 22

Verás, hay una cifra

que sigo olvidando,

tatuada en mi piel.

No es que se esté borrando,

solo sirve para hacerme entender.

Programados sistemáticamente

indiferentes ante un mundo digital.

Apenas estos versos causan

en mí, un corto circuito cerebral.

 

no. 26

Utilizaré la utilidad, y la

someteré a mis caprichos.

La tendré como estatua de marfil,

como las reliquias de mi descontento.

Y tan pronto se aburra el aborrecimiento,

allá en las montañas sub-reales del cosmos-tiempo, tomaré mi ambrosia letal.

 

 no. 30

Te cansarás de mí,

al amanecer del medio-día.

Cuando los versos estrellen

contra la marejada,

ya no serás mía.

 

no. 31

Esmeralda ardiente.

Lienzo marrón.

Humorada regia.

Magna ensoñación.

 

 

Quebradillas


Quebradillas radiante,

olvidado en el pasado,

pueblo de chicho estar,

dulce néctar que suscítame

a versar, sobre tu lar marítimo

tapado por lindos palmares.

 

En ti descubrí vida primero,

en ti bailé mi primer bolero,

corren lentas las horas para los

visitantes pasajeros, son muchos

los luceros, estelares, no-duraderos,

que a solas en tu represa se encuentran.

 

Frondosa estadía ligera

en tus llanas laderas, y culpo

al Estado por tu maltrato, y culpo

la Tradición por tu retraso.

 

 

Que piense en tus arenas torno al

Ártico cuando mi pensar pesa,

que todos los días al medio día mi

santa abuelita reza, por tener de donde

comer. Que Dios celeste y la Nada

divina te han pasado por alto.

 

Allá desde mi cuarto por la noche, veo

alegre a Orión, incluso veo triste a Orfeo, y entiéndolo más a él porque ha perdido,

¡tras morir! de sus palpitaciones el recreo.

 

Carreteras de antaño, inquietas por no ser

concretas, esforzándose por rendirle una

definición a sus ciudadanos, lugar de pocos

paganos, epicúreos no-mundanos.

 

Bodega de palabras colonizadas, cerebros encarcelados a los caprichos de sus alcaldes, poema viejo que en pirra arde, botín abandonado por piratas arrebatados,

tirado al desosiego, nublado.

 

Yo te rescataré del pasado, mi pequeño

terruño encantado, serás etéreo como el firmamento, e infinito como la rima. Quebradillas te

llevo perpetua,

cuando mi llanto, sufre leso.

 

Posted on June 27, 2020 .