La frontera como espacio “racializado” en el Martín Fierro, de José Hernández

Adrielys Calderón Ortiz
Departamento de Literatura Comparada y Estudios Hispánicos
Facultad de Humanidades, UPR RP

Resumen

A partir de la colonización del continente Latino Americano, los territorios fueron desarrollando ideas de imperio, identidad racial hegemónica y poder. De estos territorios en desarrollo nació la figura del gaucho, trabajadores en el espacio fronterizo de la nación argentina. Mi objetivo es realizar un análisis sobre la representación de la frontera como un espacio “racializado” dentro de la obra por José Hernández, Martín Fierro. Siguiendo la teoría de George Lipsitz sobre la arquitectura de espacios como medios para crear división racial en las comunidades, me propongo ver esta representación de división del espacio en el Martín Fierro. A través de la obra literaria podré identificar tal división entre la ciudad civilizada y la frontera, las interacciones sociales entre ambos espacios y los elementos que construyen la frontera como un indicador de la identidad racial.

Palabras claves: gaucho, Martín Fierro, José Hernández, teoría de la frontera, espacio racializado, civilización, barbarie, identidad racial

Abstract

From the colonization of the Latin American continent, the territories were developing ideas of empire, hegemonic racial identity, and power. In these developing territories was born the figure of the gaucho, laborers in the frontier space of the Argentinean nation. Mi aim is to  analyze the representation of the frontier as a “racialized” space in the literary work of José Hernández, Martín Fierro. Following the theory of George Lipsitz about the architecture of spaces as mediums to create a racial division in the communities, I propose to see this representation of division of space in Martín Fierro. Through the literary work I will be able to identify this division between the civilized city and the frontier, the social interaction between both spaces, and the elements that construct the frontier as an indicator of racial identity.

Keywords: gaucho, Martín Fierro, José Hernández, frontier theory, racialized space, civilization, barbarism, racial identity

 

A partir de la colonización del continente americano, tomó lugar una de las mayores expansiones territoriales en la historia moderna. El periodo que va del siglo XVI hasta principios del XX estuvo caracterizado por el deseo de adquirir territorios, los asentamientos de nuevas comunidades en los paisajes salvajes y la industrialización. La tierra tomó un significado más allá de ser un espacio para la construcción de propiedades. Se manifestó una división de clases y razas, un constructo impuesto por el más fuerte – o la sociedad civilizada – sobre el débil – o la sociedad salvaje, pobre y diferente. De acuerdo con el artículo de George Lipsitz, “The Racialization of Space and the Spatialization of Race: Theorizing the Hidden Architecture of Landscape”, a los paisajes o espacios del continente se les impusieron significados raciales que crearon divisiones y segregación:

…the moral geography of the colonists required conquest, genocide, and Indian removal to produce the sacred ground that the Europeans felt would recreate the biblical idea of a city on a hill. The creation of homogenous polities living in free spaces required the exclusion of others deemed different, deficient, and non-normative. (15)

Actos violentos generaron una segregación que, a su vez, ocasionaban nociones de odio al otro individuo considerado como salvaje. Los individuos indeseados fueron despojados de sus tierras y estas fueron tomadas por manos blancas que se consideraban con el derecho de obtenerlas. Tales exclusiones y fragmentaciones raciales motivaron una división social dentro de la nación en surgimiento. De esta manera, a través de los años, la tierra comenzó a equivaler, en esta expansión de terreno, a la oportunidad de riqueza o de pobreza, de lo civilizado o incivilizado. Las comunidades que se consideraban civilizadas vivían en ciudades con espacios de gran riqueza y poder, mientras que la frontera significaba el hogar de lo salvaje, lo indomable, una tierra libre al alcance de todo hombre blanco en busca de dominar los territorios.

América fue el objetivo de un fuerte deseo de apoderamiento territorial por parte de una raza que se consideraba a sí misma como superior. Tal apropiación del espacio creó una división en la que la discriminación racial marcó la tierra. La frontera, dentro de la historia americana, ejemplifica este desarrollo del espacio con el encarcelamiento de nativos e indígenas en reservas o cárceles. La frontera, entonces, se definió racialmente creando un vínculo con las comunidades de minorías, tanto de las ciudades como del campo. Así lo establece Frederick Jackson Turner, en “The Significance of the Frontier in American History”, cuando expone que “in this advance, the frontier is the outer edge of the wave – the meeting point between savagery and civilization” (3).

Este fenómeno se extendió igualmente al continente latinoamericano. La obra de José Hernández, Martín Fierro, un poema de verso octosilábico del género gauchesco argentino, representa magistralmente este fenómeno dentro de Latinoamérica. El texto se divide en dos partes. El primero, “El gaucho Martín Fierro” de 1872, presenta la historia de un gaucho cantor llamado Martín Fierro, quien narra sus dificultades al ser forzado a ingresar al servicio militar en la frontera argentina. Luego de perder todo, se convierte en un gaucho matrero (gaucho malo), y representa a través de su historia la existencia de una discriminación contra los gauchos.  El autor se opone a los ataques contra  estos. En la segunda parte, “La vuelta de Martín Fierro”, de 1879, se narra la supervivencia del gaucho Martín Fierro en el territorio indio y su aceptación del proceso de modernización en sus tierras y en su vida. Martín Fierro, así, se adapta a los cambios culturales, políticos y económicos traídos a la pampa argentina por el gobierno.

A partir de la concepción de la frontera como espacio “racializado”, desarrollada en el artículo citado de George Lipsitz, mi objetivo es analizar las representaciones de frontera, paisaje y propiedades en la obra Martín Fierro y su relación con los conceptos de raza y poder. De esta forma, me interesa cómo la obra expone una imagen de la frontera como un espacio de discriminación, violencia y racismo.

A través de los versos del texto Martín Fierro, se nos muestra la representación de un hombre paisano que es discriminado y juzgado como bárbaro. Se construye la imagen de un gaucho que es forzado a convertirse en aquello que siempre lo consideraban, un ser salvaje e incivilizado. Así lo indican Silvio R. Duncan Baretta y John Markoff en el artículo “Civilization and Barbarism: Cattle Frontier in Latin America” (1978), en el que exploran el surgimiento de la frontera como espacio originado por el choque inicial entre colonos españoles e indígenas:

…the clash produced a number of individuals of mixed cultural and racial status who were ideal targets for hostile accusations of deviance. It is not surprising that some of these individuals moved away from the territory controlled by the political center and became an important element in the formation of frontier societies. (594)

De esta forma, la frontera era el espacio para la libertad de aquellos individuos discriminados por las tipificaciones en desarrollo. Por el contrario, en las ciudades civilizadas se mantenía una imagen del paisano ideal que se dedicaba a cuidar su tierra y mantenía su familia con aquello brindado por su buen trabajo en la tierra. Como discuten Barretta y Markoff (1978), constituyen en la ideología de sus comunidades “the image of the good citizen of the New Word… a settled peasant, married and working the land” (594). No había lugar para aquellos que no componían la figura de lo correcto que los centros de poder tenían.

En la obra de José Hernández, el gaucho, el campesino argentino, pertenece a esta imagen del ciudadano blanco que vive dentro de un espacio alejado de la civilización. Es un gaucho bueno, tiene una familia y no realiza actos criminales, pero su localización dentro de la frontera lo categoriza como un individuo inferior. La imagen que Hernández busca representar es la de un individuo a quien el espacio bárbaro lo lleva a convertirse en un personaje influenciado por el espacio salvaje que lo rodea. Al comienzo de la historia, Martín Fierro canta con nostalgia aquello que perdió.

Yo he conocido esta tierra

en que el paisano vivía

y su ranchito tenía

y sus hijos y mujer…

Era una delicia el ver

cómo pasaba sus días. (Hernández, versos 133-138)

Martín Fierro, un gaucho que cumplía con la imagen civilizada, aun así, era considerado parte de esas comunidades que daban mal ejemplo a la sociedad. Las comunidades fuera de los centros de poder crecían fuera del control y las reglas de educación moral, de aquellas que eran consideradas civilizadas.

Es de esta forma que el gaucho pasaba por violencias y desgracias. Su pertenencia y crecimiento en estas localidades fronterizas brindaban en las comunidades una perspectiva de libertad e individualismo. Por lo tanto, sus nociones de individualidad provocaban que los acercamientos de control, por parte del Estado, fueran considerados movimientos de apropiación forzosa.

Según Baretta y Markoff, los gauchos, campesinos negros, y los mestizos dentro del espacio de la frontera causaban problemas para el poder central: “The ideology that saw gauchos and llaneros as uncontrollable barbarians became an adequate framework for justifying the cruel methods employed by the political elites as a respone” (598). El desarrollo de los gauchos en la frontera creó una división entre el poder central y las nociones de orden y control en las comunidades fronterizas. El Estado y esas comunidades estaban separadas, no solo territorialmente, sino por sus estilos de vida y cultura, profundamente influenciadas por es espacio fronterizo. Sin embargo, Hernández no solo creó un personaje gaucho para la conciencia sobre las comunidades gauchescas, sino que concibió la frontera como espacio de marginación y violencia que debía ser cambiado. De este modo, la frontera, el espacio que tanto había sido “racializado” y utilizado como lugar de segregación, debía pasar por un proceso de modernización y civilización.

Es, por tanto, que los actos en contra del gaucho en la obra lo llevan a rebelarse en contra de las elites blancas y civilizadas. El Estado, el gobierno, y las elites consideraban a los campesinos y gauchos de las fronteras como bárbaros e incivilizados. Esta tipificación los llevó a ser lo que eran, su localización en un ambiente hostil y violento los llevaba a ser individuos de violencia y criminalidad. Sus espacios estaban marcados por las injusticias. Esto es explorado por Richard Slatta en su libro Gauchos and the Vanishing Frontier, al hacer referencia a Buenos Aires, sobre cómo existía “… a ranching and commercial elite [that] maintained and strengthened its legal control over rural society and retained its influence and ability to shape law throughout the nineteenth century” (107). Esta aseveración nos da una referencia sobre los motivos de las elites en el poder para manipular la ley y beneficiarse con los cambios en las leyes de propiedad y de labor. Las condiciones en las que las comunidades se veían forzadas a trabajar en estas fronteras los llevaban a tomar decisiones que su ambiente les exigía. Los intereses económicos llevaban a individuos de dinero a usurpar los espacios que, en un principio, eran despreciados.

Las comunidades “racializadas” se veían obligadas a tolerar las actividades de poder que surgían en sus espacios. Estaban siendo convertidas en la fuerza de trabajo de los poderosos. De esta forma es que surgían criminales, que al igual que Martín Fierro, se veían obligados por el destino a ser gauchos matreros. La conversión a la criminalidad de Martín Fierro la vemos en los siguientes versos:

Volvía al cabo de tres años

de tanto sufrir al ñudo.

Resertor, pobre y desnudo,

a procurar suerte nueva;

y lo mesmo que el peludo

enderecé pa mi cueva.

 

No hallé ni rastro del rancho;

¡sólo estaba la tapera!

¡Por Cristo, si aquello era

pa enlutar el corazón!

¡Yo juré en esa ocasión

ser más malo que una fiera! (Hernández, versos 1003-1014)

Para Martín Fierro, quien vive en un espacio “racializado” y segregado, lo lleva a la desgracia, tanto la imposición de alejarse de su familia como volver luego de un trabajo violento en la frontera y encontrarse sin esposa, hijos y sin sus tierras. Él es marginado dentro de la sociedad que debería aceptarlo como a uno más de sus ciudadanos. Martín Fierro y las comunidades fronterizas han aprendido a vivir dentro de un espacio de violencia, con unas formas de vida y cultura diferentes. La independencia era una de las características principales de la frontera, lo cual trajo muchos conflictos cuando el poder central se movilizó hacia la frontera en busca del control perdido. Martín Fierro representa el movimiento de rebeldía que se opone a este control forzado. Los individuos de estas comunidades se veían forzados a tomar una decisión: aceptar el control injusto y violento de la autoridad central o rebelarse. Muchos, al igual que Martín Fierro en la obra de José Hernández, decidieron convertirse en criminales. De esta forma, explican Baretta y Markoff (1978) que estos sujetos de comunidades en la frontera, a causa de los atropellos en su contra, mantenían un estilo de vida de amplia libertad de movimiento por los espacios de la frontera. “In short, wars, forced recruitment, the continuous expansion of great estates, and the judicial repression of vagabonds continuously created new Wanderers and kept the old ones in movement” (603). Martín Fierro representa esta rebeldía, la opresión, las desgracias y las violencias en su contra, y, por lo tanto, su movimiento de un lugar a otro durante la obra. Estos actos lo fueron dirigiendo al camino de la venganza, el despecho y el rencor. Por otro lado, también existe la posición de José Hernández, que a través de su texto, crea una división social en la que él, como autor letrado, le brinda voz a un sujeto marginado.

Hernández elabora, así, a este gaucho desde su posición de hombre letrado que siempre ha visto estas comunidades desde el otro lado. Sin embargo, le da a Martín Fierro una presencia realista en la novela a pesar de su composición como un personaje ficticio. Esta voz en primera persona de Martín Fierro nos traslada a su mundo, a sus desgracias, y provoca en el lector un sentimiento de empatía. Hernández le da humanidad a estas comunidades que son consideradas bárbaras, que, sin embargo, crea a la vez una división. Él, Hernández como autor, no pertenece a este mundo fronterizo, por lo tanto, construye a un personaje que no solo pertenece a esta comunidad marginada, sino que él puede dirigir con sus hilos invisibles de autor hacia la transformación de la modernidad.

A pesar de las representaciones de marginación de las comunidades gauchescas y su rebeldía hacia la figura opresiva, Martín Fierro se dirige hacia la aceptación. En la segunda parte de la obra, Martín Fierro vuelve del desierto – el espacio de salvajismo – y acepta su posición dentro del sistema social civilizado al control del gobierno. A diferencia de la primera parte, en la segunda se muestra cómo el protagonista acepta sus desgracias, así como las acciones en su contra. Concluye, así, que no debe comportarse como un bandido ni ir contra la ley, sino modernizarse. El gaucho comprende que para pertenecer a la civilización, debe demostrar una transformación hacia “lo correcto”, a las normativas legales y civilizadas de un espacio en busca de una homogeneidad. El gaucho es ahora, no un mestizo, no un indio o mulato, sino el paisano, el criollo, el campesino trabajador de la tierra y el ganado. Es el encargado de representar el progreso en la frontera que la autoridad central busca controlar e industrializar.

Cabe recordar que, para la publicación de “La vuelta del Martín Fierro”, José Hernández pertenecía a un nuevo gobierno que había logrado desplazar al de Sarmiento, cuyo modelo lideraba a Argentina cuando se publicó la primera parte del texto. El Martín Fierro construye una representación de este cambio de sistema. De esta forma, si en la primera parte se representa cómo bajo el gobierno de Sarmiento, al que Hernández se opone y no se acepta al gaucho marginado, en la segunda parte del texto se recrea cómo bajo el nuevo gobierno sí acepta al gaucho; siempre que este se transforme y se adapte a los intereses políticos y económicos del Estado. El nuevo gobierno necesita de estas comunidades blancas para los movimientos económicos en desarrollo dentro de estos espacios “racializados”. Así, el gobierno cambia de plan, de la segregación hacia la frontera, a la toma de poder del espacio y su conversión al sistema de control blanco civilizado.

Por otro lado, otros sujetos que condicionan la frontera como un espacio “racializado” son los individuos mestizos y negros. Cualquier individuo no-blanco no tiene lugar dentro de la sociedad central civilizada, pero su libertad se encuentra en la frontera. No obstante, en la obra Martín Fierro, aquel que no pertenece a la sociedad blanca – negros, mulatos, mestizos, etc. – es parte de ataques raciales por parte del personaje principal, Martín Fierro. Así podemos verlo en los siguientes versos de la obra, en el cual el protagonista nos cuenta sobre su encuentro con un negro en una pulpería:

A hombre de humilde color

nunca sé facilitar.

Cuando se llega a enojar

suele ser de mala entraña;

se vuelve como la araña

siempre dispuesta a picar. (Hernández, versos 4499-4504)

“El hombre de humilde color” (verso 4499), dentro de la obra, se presenta como una figura que genera desconfianza en el protagonista. Martín Fierro siempre profiere comentarios discriminatorios, incluso ataques violentos en contra del negro. El gaucho, dentro del contexto de la historia, deja de ser parte de las comunidades “racializadas” y se vuelve un ciudadano blanco. El texto de ficción, deja de lado la realidad histórica a la que Baretta y Markoff se refieren cuando exponen que “The society of the frontier was mixed both racially and culturally, with people competing as well as cooperating; exchanging ideas and genes as well as blows…” (605). Dentro de este espacio, la diversidad racial componía la cultura que se desarrollaba. En esta frontera había una cierta libertad de existencia multirracial. De esta forma, Martín Fierro pertenece a una cultura multirracial, y, sin embargo, decide tomar parte de la comunidad blanca en poder que segrega racialmente a los individuos de la frontera. Esto crea una diferencia entre quiénes pueden y quiénes no pueden pertenecer a la sociedad homogénea de raza, cultura y valores morales sostenida por el Estado. Él decide exigir su derecho a pertenecer a esta sociedad, en vez de continuar como un criminal.

En conclusión, Martín Fierro muestra cómo la frontera es un espacio de transición que sirve como marca de distinción entre sus habitantes y los otros. Las elites en poder utilizan este espacio para crear una barrera de diferencia ante la superioridad económica, cultural y racial que poseen. Por otro lado, para las comunidades que viven en la frontera, este espacio es de libertad, su único hogar, donde se desenvuelven extraordinariamente, y donde individuos de las ciudades no sobrevivirían. Por esta razón, son una amenaza para las elites que los fuerzan a borrar las marcas de barbarie que anteriormente identificaba al espacio. Por lo tanto, la frontera era la barrera entre quienes se desarrollaban dentro de las industrias agrarias y ganaderas fronterizas y quienes buscaban control sobre estos espacios de múltiples ganancias económicas. Lo que en un pasado era hogar de bandidos, criminales, vagos, ganaderos, gauchos y más, ahora se convertía en nuevas ciudades en vías de civilización. La frontera está en su fin, y, al igual que Martín Fierro, debe aceptar los cambios. La frontera como espacio “racializado” se convirtió, en Martín Fierro, en el espacio de libertad, violencia, discriminación y, finalmente, en la transformación modernizante, toma de control y blanqueamiento del individuo y el espacio. No solo se muestran los cambios para la aceptación en las sociedades privilegiadas y civilizadas, sino que representan la división social, racial y cultural existente en la Argentina del siglo diecinueve que busca la transformación hacia la aceptación de la figura del gaucho.

 

Referencias

Duncan Baretta, Silvio R. y John Markoff.  “Civilization and Barbarism: Cattle Frontiers in Latin America”. Comparative Studies in Society and History, vol. 20, no. 4, 1978, pp. 587 – 620, JSTOR, www.jstor.org/stable/178563

 Hernández, José. Martín Fierro. 13th ed., Ediciones Cátedra, 2003.

 Lipsitz, George. “The Racialization of Space and the Spatialization of Race: Theorizing the Hidden Architecture of Landscape”. Landscape Journal, vol. 26, no. 1, 2007, pp. 10-22.

 Slatta, Richard W. Gauchos and the Vanishing Frontier. University of Nebraska Press, 1992.

 Tuner, Frederick Jackson. “The Significance of the Frontier in American History”. The Frontier in American History, Open Road Media, 2015, pp. 9-31. ProQuest Ebook Central, ebookcentral.proquest.com/lib/uprrp-ebooks/detail.action?docID=4007801.

  

Bibliografía

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 Miller, Elbert E. “The Frontier and the Development of Argentine Culture”. Revista Geográfica, no. 90, Jul.– Dic. 1979, pp. 183 – 198, JSTOR, www.jstor.org/stable/40992369

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 Slatta, Richard W. “Cowboys and Indians: Frontier Race Relations”. Cowboys of the Americas.  Yale University Press, 1990. pp. 159 – 173.

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Posted on December 10, 2019 .