La sagrada comunión

Ashley Tejada Marrero
Periodismo e Información
Escuela de Comunicaciones
Departamento de Programa de Enseñanza, Educación Secundaria-Español
Facultad de Educación

Cuando mi error y tu vileza veo,
contemplo, Silvio, de mi amor errado,
cuán grave es la malicia del pecado,
cuán violenta la fuerza de un deseo.
Del amor, puesto antes en sujeto indigno,
es enmienda blasonar del arrepentimiento
Sor Juana Inés de la Cruz

Como todos los domingos, Juan Antonio González y su madre salieron de la casa temprano en la mañana para ir a la misa del pueblo. Este día el joven de 17 años decidió caminar más despacio para no manchar de sudor su ropa almidonada ni perder el aroma de la colonia recién comprada.

–“Llegaremos tarde, muchacho. Apúrate.” –replicó de pronto su madre. Tras comprobar que, en efecto, faltaban siete minutos para las nueve de la mañana, Juan Antonio malhumorado apresuró el paso, pues todavía les faltaban tres cuadras para llegar a la plaza.

Una vez llegaron, el joven se detuvo en la puerta de la Parroquia con el pretexto de atar el cabete de sus zapatos, que todavía conservaban el brillo del betún que les puso al amanecer. Su madre, doña Lucía viuda de González, se adelantó colocándose un velo sobre la cabeza y se sentó en el primer banco, junto a las beatas del pueblo. Mientras, el muchacho aguardaba nervioso en la entrada y la vio llegar. Un aire de arrogancia combinado con el aroma a jazmín se impregnó en el alma de Juan Antonio. –“Es hoy o nunca”– dijo para sí mismo el adolescente, que llevaba más de un año soñando con este momento.

Tímidamente le entregó el cancionero de la misa a aquella imponente mujer y le ofreció una fugaz sonrisa que fue correspondida con una feroz mirada. En ese instante se arrepintió de lo que acababa de hacer, tomó el sombrero en sus manos y se retiró cabizbajo, aunque todavía conservaba una pizca de ilusión en su corazón.

En el interior del cancionero había un diminuto papel que decía –“te veo en el baño durante el ofertorio”– no tenía firma ni dedicatoria, en caso de que alguien lo encontrara. El joven se sentó en el banco que estaba detrás de su madre y ansiosamente esperó a que terminara el sermón del cura. Por primera vez, desde que tenía memoria, no bostezó durante la homilía.

De pronto una mujer se levantó de su asiento con el pretexto de una tos incontrolable y salió del templo en dirección hacia el baño. El corazón de Juan Antonio dio un vuelco y un extraño calambre recorrió todo su cuerpo. Dos minutos más tarde –que le parecieron una eternidad– el mozo respiró hondo, se levantó y se dirigió a la parte posterior del viejo edificio de tapiques de ladrillos y mampostería de cal.

La puerta estaba entre abierta y emanaba de su interior una dulce fragancia a jazmín en la que se aprecia un diminuto cuarto de baño. Una mano cubierta por un guante de seda blanco se extendió hasta él, quien con timidez la tomó y se apresuró hacia la obscuridad.

La ávida mujer tomó las manos del muchacho inexperto, las colocó sobre sus caderas –más abajo de lo socialmente aceptado– y sostuvo la cara de él entre sus delicadas manos. Vorazmente colocó sus labios sobre los del chico, adentró la juguetona lengua en su boca y una explosión de sensaciones desconocidas recorrió el cuerpo del adolescente en ese instante. No tuvo tiempo de reaccionar, ni sabía cómo hacerlo. Luego de un año finalmente había cumplido su fantasía y solo quedó anonadado, extasiado.

Treinta segundos más tarde abrió la puerta y salió del baño. Ocultó el olor a jazmín untándose su colonia nuevamente. [Sugiero: Ocultó el olor a jazmín pasándose su pañuelo impregnado en colonia. Mi ingenuidad cuestiona cómo el chico llevaba una botella de colonia consigo. No importa la época, los varones acostumbran llevar un pañuelo o toalla impregnada de su perfume o colonia. La botella se carga en un bulto, mochila o en el carro y la misma no se lleva a la iglesia. Coméntaselo a Magali a ver qué le parece.] Luego, se limpió los residuos del labial de ella con el [mismo] pañuelo y lo desechó para que su madre no lo viera. Ya inventaría una excusa cuando le preguntara por él. Regresó al templo y le pareció que el altar estaba flotando entre nubes blancas. Sonrió al mirar la vieja cruz de madera y bajó su cabeza en acto de reverencia.

Unos cuantos minutos más tarde entró a la iglesia una mujer vestida de azul. Caminó colocándose una delicada mantilla tejida en color blanco sobre la cabeza, la que le hacía juego con los guantes de seda color blanco. Sacó un rosario de su cartera y se sentó en el primer banco del santuario, como cada domingo hacía, ocupando el puesto de las señoras beatas del pueblo. Justo a tiempo para recibir la comunión.

Posted on February 7, 2016 .

La negra

Carlos E. Camacho Cabán
Departamento de Programa de Enseñanza, Educación Secundaria-Español
Facultad de Educación

Sufrimiento y tradición.
Historias que navegan en las aguas de mi corazón.
Herencia impecable que calza la negrura
y junto a ella un pedazo de luz.

¡Qué bembas grandes! ¡Qué cintura voluptuosa!
¡Qué cabello trabajoso y que olor a faena!
Esos mortales, que nos dejaron el bongó, la pachanga.
Esos que se disfrazaron para ver las estrellas.

¡Cruel ínsula!,
que arrinconó su memoria en el jurutungo.
¡Cruel ínsula!,
que baila la bomba, que goza del bembeteo
y emerge de dos razas.
Sí, la tierra que amanece con las congas.
La misma que duerme con el jazz.
Esa isla, la que se niega.

La que envía “copos de nieve” a suplantarnos.
La que en su cráneo, ha derramado suficiente lijado.
La que solo en el mes de diciembre le rinde homenaje.
Sí, la gran isla, la que se niega a mirar su reflejo,
para no ver a su madre... la negra.

Posted on February 7, 2016 .

Jueves en Río

Jorge Antonio Sánchez Rivera
Educación Secundaria-Español, Programa de Enseñanza
Facultad de Educación

LA AMARGADA

⎯ ¡Maldita sea!
⎯ ¿Qué te pasa Peralta?
⎯ ¿Tú sabes qué es lo que me pasa? Que tengo que trabajar dos turnos corridos hoy y también vino una estudiante de la Vilá Mayo llorando y me tumbó la comida sin pedirme perdón. ¡La gente está cabrona!
⎯ Tranquila, ya son las siete de la noche, esperemos que esto se quede muerto.


EL DEGENERADO

⎯ Ingrid, disculpa que te haya hecho venir hasta Santa Rita, pero te debo unas disculpas por lo que te dije en clase. Es que eres la única estudiante que no parece adolescente, eres hermosa y ese uniforme…

Un olor mareó a la estudiante. Posteriormente, sentía a alguien encima de ella mas no podía moverse.


EL BORRACHO

Íbamos de camino al Refugio y vimos una nena de high school tirá en el piso. ¡Lo que hace la bebida! Nos dimos un pal de palos, perriamos a la Reina del Sur, que nos dijo que era la novia del bichote y seguimos jodiendo hasta que Pedro chonquió.


LA NOVIA INFIEL

Cuando llegó a su apartamento Tito Piedra la esperaba. Sacó un tubo de su pantalón y mientras le destrozaba las piernas le gritaba: «¡Sigue pegándome cuernos canto ‘e puta! Ahora sí que eres la reina del puto sur».


LA REUNIÓN

⎯ Peralta, tenemos tres emergencias, ¡la necesito en sala ya!
⎯ ¡Me cago en la madre! No son ni las doce de la noche y ya hay tres emergencias… Zeno, ¿qué tenemos ahí?
⎯ Ay mija, prepárate. Una adolescente con signos de violación, un joven intoxicado con alcohol y una mujer con la pelvis rota.
⎯ ¡Sea mi vida gris! ¡Siempre los muchachitos estos jodiéndome el turno de los jueves!

Posted on February 7, 2016 .

Purificación vía fuego

José Gabriel Figueroa Carle
“GABY CARLE”
Programa de Estudios Interdisciplinarios, Escritura Creativa
Facultad de Humanidades

Yo soy pendejo. Y aportaré a que la isla entera se llene de gente tan pendeja como yo. A los profesionales de edad que estiran los ojos hacia el carro adyacente en cada luz roja. A las loquitas recién salidas del clóset que todavía no saben cómo protegerse. A Angélica. Soy pendejo porque trabajo para una institución sin fines de lucro que ofrece pruebas rápidas de VIH a un país que insiste en no hacerse prueba alguna—sea ésta de quince minutos, o de tres días. No. Encontrar una cura no me interesa. ¿Por qué? Porque enfermedades así, como el cáncer, como la influenza, sirven para deshacerse de la sobrepoblación que quiere hacer del planeta una pelota de carbón gastada y blanca. (No me interesa la cura porque ya soy positivo a los veinte años y sé que si no encuentro el amor—la única cura que necesito, la única razón por la cual querer seguir viviendo—pues como quiera voy a morir a los veintisiete con una sonrisa de derrota.) De noche trabajo en un bathhouse por la veintidós, miércoles a domingo, cerca de donde vivo en la Eduardo Conde. Me pego los audífonos y escucho Madonna (la de Like a Prayer, no la de MDNA) en lo que bajo las colinitas, toco el timbre, paso por la lucecita azul, subo las escaleras oscurecidas, me desvisto y trabajo ocho horas corridas en una tanga que tengo en shocking pink y en chartreuse green y en cherries jubilée. (Por suerte salí culón y, aunque tenga complejos desde noveno, los más pingones gustan de ello. Quién sabe. Los medicamentos me hacen rebajar como vela ante un santo.) Después disfruto explorar el laberinto santurcino de madrugada y no siento miedo porque la violencia es como la seroconversión: puedes evitarlo todo lo que quieras, pero va a pasar, y uno siendo la víctima trata de darse un poco de control sobre cómo y cuándo ocurre el incidente. Las cosas más hermosas y brutales en esta vida son así. Inesperadas. Terribles. Catárticas.

Siempre he sido ese nene raro. Le doy importancia a cosas que no importan. También a la inversa. Me importa que siempre haya aunque sea un litro de leche fresca en la nevera. No me importa memorizar (ni saber, no es necesario) el nombre de los hombres con quienes me acuesto. Me importa siempre tener la misma silla en la primera fila de mi clase de Arte en Puerto Rico (porque el profesor tiene ochentaitantos años y me pierdo en su voz minúscula y por el arrebato me imagino que nos describe como un cuadro surrealista). No me importa el aire acondicionado. Me importa el arroz blanco. No me importa el significado de la vida. Me importa la masturbación. No me importan los nenes chiquitos. Me importa la liberación de Puerto Rico. No me importa el amor. Pero sí me importa, y a la misma vez, me la pela. Es que el amor llega, no se busca. Se encuentra. Se amarra al cuerpo como un meteorito de medianoche. El amor no se busca así, porque no se consigue. Si lo buscara como busco bicho, dejaría pedazos de mi corazón en cada urinal de la Lázaro, en cada uvita del Capitolio y Boquerón. Aunque, efectivamente, a veces me siento hecho mil pedazos—memorias de mí plasmadas en paredes con pervertidos pidiendo pijas y pisadas—memorias escritas con leche que limpio del piso del baño y veo desaparecer en el espiral del inodoro—memorias en el patio de la casa de mi abuela, en las escaleras de la Concha, en las rocas de Mar Chiquita, en la playa de Condado. Sí, soy bañista. ¿Y qué? Me encanta la sensación de mis testículos contraer cuando algún (des)conocido trata de ver entre la puerta y la pared de mi celda y nota mi erección en la mano izquierda. Entonces va al cubículo vecino y se la empieza a jalar. (Seré eternamente agradecido a ese Adán que se le ocurrió hacer un hoyo justo donde está la cabeza de uno cuando se anida, justo al nivel que permite verlo jugar con su prepucio.) Me baja la saliva pensar en esas cosas. También me da asco.

No me importa la prevención porque me he infectado desde el inicio. Desde el primer lechazo, a los diecisiete. (Bueno, eso pienso… No sé quién me infecta, en realidad, pero él se cura en el acto. Se queda con la porción más pura de mi ser, con una virginidad que trasciende el acto sexual.) Por eso soy pendejo, porque me dejo. Y me gusta la sensación. Supongo que el responsable es un soldado de Aguadilla que baja a San Juan y le digo que estoy solo en casa. Lo ajoro porque la lluvia que cae me tiene los huesos helados, y él se arropa a mí como un sol de verano, y me parte el culo por dos horas en lo que grito y escucho mi ronquera retumbar en la casa vacía. Me llena de su sudor y su leche. Me entra un fuego a las entrañas que todavía siento—estática residuo de un big bang antiguo—cenizas calientes que perduran rojísimas a pesar de las generaciones—un material radioactivo que uso para enfermarme a mí y a los que me rodean. Luego me lo clavo y me vengo adentro, como un cabrón. El próximo día, cuando logro chichar por segunda vez (porque cuando me entra un antojo, no hay manera de sacudirlo), se lo meto a un atleta becado de Río Piedras con piel quemada y nalgas de quilates. No me gusta la sensación del condón, así que lo arranco y me lo sigo clavando. También me vengo adentro. Nunca se queja. Bien pocas veces se quejan. Me da libertad, a veces. También me hace pendejo.

Yo soy coleccionista de almas. Tengo acceso directo a números de seguro social y de tarjetas de crédito. (No soy capaz, aunque las cosas estén malas. Pero tienta. Quién sabe.) Hago las preguntas de siempre y recibo las contestaciones de siempre. Sí, se han hecho la prueba antes. Sí, son usuarios de drogas—yerba, coca, rola, molly, tina, de todo un poco, la ensalada de cada día. Sí, están a riesgo, por eso están ahí con terror en los ojos. Sí, tienen miedo, se le nota esa peste prehistórica, y con la mirada les digo que los entiendo, que ya sé su resultado desde el inicio, que me alegro por ello. Así aprendes, pendejo. Así se hace. Así se manifiesta el instinto más animal. Así, con un polvo (uno solo, o cientos, o miles) se arroja la vida al vacío. Porque así es la vida: es una muerte constante. El sexo no es vida, sino muerte: es la muerte más pequeña, la petit mort (¿se nota que estoy tomando francés por primera vez?). Muero múltiples veces al día. Me asesinan, de forma atroz, a balazos y cuchillazos, múltiples veces al día. A veces me mato con ternura, con rabia, con prisa. A veces quiero matar, hacer al otro sufrir a sangre fría, empezar el deterioro del cuerpo para que en diez años se pudra y se desdoble como un feto disecado en el vientre—y así se rompe un ciclo. No es que sea bellaco: es que soy suicida. A veces lloro porque pienso en el pasado y en cosas peligrosas y me siento bajo la ducha cuando la temperatura llega al máximo y mi piel se hincha del rojo atardecer.

La universidad me entristece también. Mucho edificio olvidado (muchos más de los que uno esperaría), mucho tiempo libre para sentarse a fumar en Humanidades y picharle a las tareas de francés. Mucho (des)conocido que quisiera saludar pero que no me mira a los ojos. (Espero mucho tiempo y me quedo sin matrícula. Soy pendejo porque lo dejo para última hora y no sé hacer nada bajo mi área de expertise con secretarias). Digo que soy estudioso de nuestras letras, que quiero ser profesor de literatura gay puertorriqueña y de literatura diaspórica neorriqueña, pero luego me acuerdo que voy a morir a los veintisiete por un maleante drogadicto en un asalto, y me voy en otro viaje y me pongo bellaco y me dan ganas de caminar hasta la Lázaro para sentarme en mi cubículo de preferencia y esperar el próximo cliente. (Últimamente sólo vienen los mismos pendejos de siempre—un secretario de Educación, un bartender de la Avenida, un trabajador social desempleado—y piensan que uno no puede recordar la venida correspondiente a cada bicho.) Eventualmente me canso y me pongo a escuchar a Cultura Profética (pero de Diario, jamás de La dulzura) y me la jalo unas veces antes de ir al trabajo. Entonces, se me baja el estrés porque ahí sé lo que tengo que hacer. Saludo a los clientes regulares y con una guiñada recibo sus IDs y les entrego una llave (para un casillero o para un cuarto). Llevo las toallas sucias a la lavadora y me las restriego en la cara para absorber su hedor a hombre mojado. Ignoro la directriz de usar guantes plásticos y recojo condones usados por el piso (y esto lo logro sin que me noten porque siempre ignoran a uno—no porque me vea mal, sino porque no hay ni piscina ni gimnasio ni superficie desinfectada en donde sentarse, así que si no están chichando, están frustrados viendo a los demás chichar y se resignan a dar vueltas por el espacio). Los mejores días son los sábados—cuando los carros se alinean por la Fernández Juncos y el bathhouse se llena a capacidad—cuando los hombres parecen cometas rebotando en las paredes de aluminio corrugado—cuando se escuchan las puertas de los cuartos abrir y cerrar sin cesar—cuando las duchas con sus luces de neón no logran ahogar los gemidos y los gruñidos—y me desaparezco entre la muchedumbre. Que conste, mis días favoritos son los jueves, cuando los menores de veintiuno entran gratis, y las loquitas de Sagrado siempre se dejan coger cuando les pongo Lady Gaga (la de Born This Way, aunque no me guste tanto ese álbum) y apago las luces.

A veces pienso que el amor me va a encontrar ahí, pero más veces un buen polvo se confunde con amor de un instante. Porque a pesar de mi supuesta sabiduría, todavía no he sentido el calor innato de una relación amorosa (ni por parte de mi madre que se encerró por años en su cuarto a leer novelitas de amor) (ni por parte de mi padre que siguió pariendo y criando hijos por la costa sur). Pronto llegaré a la conclusión de que el amor no existe—¿acaso existe?—¿acaso lo he sentido, verdaderamente, fuera de un destello hormonal?—no, nunca… jamás, yo creo—ya pienso que no existe—el amor es la ilusión perfecta porque priva al hombre de la mayoría de sus facultades sensoriales, porque bifurca los senderos de la lógica y la sinestesia. Pienso que ya hemos evolucionado más allá de ese rollo en la mente, que ya no somos capaces como especie de entregarnos al otro como la Luna y el Sol se entregan a la belleza de un eclipse. Me niego a aclimatarme a la idea de tener una (sola) pareja; me niego a reflejar en mi irrealidad los mecanismos opresores de una sociedad heteronormativa fundamentada en siglos de machismos (y de mariconerías inherentes). No quiero encontrar el amor entre los viejos ligones que se creen los más cheches caminando a oscuras, ni entre los osos panzones que no consiguen actividad sexual más allá del leve rozar de mano sobre toalla, ni entre los padres de familia que se olvidan quitarse el anillo matrimonial. Pienso ya que mi felicidad se halla en otras islas. Si me voy a enamorar por completo, no será de un puertorriqueño. Jamás. Esta raza es incapaz de superarse a sí misma como para fundirse en la gravedad de un amor verdadero. Prefiero morir a los veintisiete por un tecato enloquecido que me empuje desde la De Diego hasta los carros en la Baldorioty.

Por eso me iré a New York… pronto. No sé cómo, pero lo lograré. Ya se me hace tarde. Quiero vivirme lo de go-go dancer en una discoteca gay. En la Escuelita. En el Greenhouse. En Splash. En el Boiler Room. (Últimamente he estado hueliendo mucho, y me está saliendo el cuerpo de periquero. El que quise desde noveno.) Vivo cerca de la quince (he ahí una alternativa) y me veo de la más mala en tacas—pero siempre está la cuestión de territorio, y aunque vaya a morir a los veintisiete en el tiroteo de cada jueves por el Vidy’s, prefiero alargar el proceso lo más que pueda. No quiero desaparecer como una estrella fundida cediendo a la oscuridad: quiero ser una llamarada celestial, un gigante rojo detonando en un destello macrocósmico y llevar a los que quiera en mi estela. Aportar al proceso de la extinción de la especie. Aportar a las estadísticas, a los proyectos con fondos federales, al aislamiento. Así es que me gusta: como cucarachitas revolcándose en su propia mierda, como los monstruos-síntomas de una galaxia enlechada. Somos islas, en fin, aunque estrellemos unos con los otros. Y ya me cansa esta isla putrefacta, me aborrece mi vista de la playa de Ocean Park y de los tapones de la Baldorioty, me hostiga aquella lámpara de luz turquesa y escarlata que las loquitas de Sagrado ignoran, me jarta el trabajo y el ocio malgastado. A veces pienso que los gringos viven mejor que nosotros, pero no saben apreciar el sabor que deja la negrura en la boca. No saben qué rico es el pelo rizo, los ojos achinados, el bicho pesado. En New York hay mucho negro, mucho dominicano también. Tengo un antojo de plátano. Tal vez hoy haga tostones.

Pardon , es que ya éste es mi cuarto fili hoy y me voy bien lejos. (Últimamente he estado capeando yerba buena y me pongo goloso.) Porque voy a morir a los veintisiete por una pulmonía que decidiré ignorar, necesito mi medicina desde ahora, mi cura natural. Es botánica. Tampoco puedo pretender vivir en un anuncio de cerveza. No soy así. No estoy chilling en todo momento. Claro está, a mí me criaron bien (aunque haya salido tan mal), y si esta mañana me preguntan cómo estoy, les digo que sí, que estoy de lo más bien. Súper. Très bien. (¿Se nota que tengo una profesora martiniquesa, otra boricua y una lectrice parisina?) No les digo que no puedo desayunar esta mañana, que las náuseas y las diarreas me tienen los intestinos inmolados. No les digo que creo haber visto un sarcoma nuevo brotar en mi espina dorsal. No les digo que tengo que ir hoy mismo a la clínica porque si no, estaré un día sin mi pastilla—que si me retraso un solo día, dañaré meses de consistencia—que si me paso por más de una hora, se me descompone el cuerpo—que si espero un minuto más, me cagaré ahí mismo de la ansiedad y me tendrán que mandar al hospital porque moriré del bochorno. Pero hoy tengo asteroides revolcándose en mis tripas... tengo mucho frío y no quiero coger el tren. Maldita pastilla. Me tritura el estómago por dentro. Por ella padezco de pesadillas. Son unos sueños escalofriantes, sueños que me hacen orinar la cama como a los siete años. (Si aprendo a romper las pesadillas, así aprendo a romper los ciclos.) A veces sueño que hormigas rojas me comen los genitales con pinzas de acero fundido. A veces sueño que muero a los veintisiete descuartizado en un crimen de odio, arrojado al Río Grande de Loíza, sin que el amor me haya encontrado, ni yo a él (o a ella, quién sabe). A veces me pasa el día entero por delante—clases, tapón, hambre, sexo, café, agua, yerba—y cuando parpadeo, me doy cuenta que estoy sentado en la cama todavía, pensando que estoy vivo cuando no lo estoy, envejeciendo veinticuatro horas en veinticuatro segundos. Algunas noches no duermo. Algunas mañanas ni me quiero levantar.

La otra noche salgo del trabajo (se llena muchísimo, salen con leche y sonrisas en la boca) y camino por Santurce para sentirme solo, como la mayoría de las noches. Hago un circuito desde la Del Parque hasta la punta de Miramar y me detengo en donde empieza la Olimpo para absorber los primeros rayos de sol. Me pego los audífonos y escucho a Amy Winehouse (pero la de Frank, no la de Back to Black) porque me identifico mucho con su diario en verso. La mañana se vuelve turbia y las sombras se irguen por el sol que se acerca. San Juan parece tierra de nadie, veo piezas de mí en cada superficie. Soy el tecato gringo con barba dorada que duerme en la entrada de los bancos y que sueña con su vida pasada de banquero. Soy la fábrica de textiles que hoy día es nada más que unas paredes agrietadas protegiendo una pila de rocas desintegradas. Soy la vestida andando coja por la Condado porque no consigue clientes, porque le brotan chancros en los labios y se le riega el maquillaje violeta. (Se lo quiero mamar a alguien, pero los corredores están por la Ashford y no tengo las fuerzas para convencer a nadie.) Ahora pienso que sueño porque los grafitis se despegan de las paredes—que jirafas oxidadas con los cuellos torcidos atropellan los conductores ebrios—que lagartos de obsidiana con ojos de granate arrastran sus lenguas para saborear el polvo de las calles—que soy nada más que un encapuchado con cabeza de buitre vestido de negro, encogiéndose de la lluvia entre los edificios asbestados. Luego abro los ojos y me encuentro en mi cuarto con una brocha y un cubo de pintura blanca, manchado por completo, y me pregunto si he sido yo el que dibuja esas cruces blancas por las calles (o si soy el que nunca logra ver aquel maricón miserable que insiste en dañar los murales).

He llegado a la conclusión de que no existo. Soy. Y no soy. Pero no sé qué soy, si soy algo... Soy pendejo porque no me he despertado todavía, porque no tengo la valentía de abrir los ojos y encontrarme a los siete años en kindergarten todavía con la mano metida en el pantalón de Alexander, y que todos estos años son una visión del más allá como sólo los niños saben prever. Soy un niño todavía, lo sé. Todavía no sé hablar. Todavía no sé caminar. No sé cómo consigo este trabajo nocturno (será porque el dueño siempre me ha dicho que se lo mamo bien rico). He establecido una repetición incómoda con mis oficios, son básicamente lo mismo: reparto condones, propago la prevención… pero no me pregunten cuántos condones he repartido en el bathhouse… Llevo trabajando ahí un poco más de seis meses (y hay noches en que veo más de cien hombres entrar y salir en un solo turno), pero he rellenado el cubo de condones pocas veces. Muy pocas. (Para colmo, son gratis.) A veces me da miedo… pero el miedo no existe: es la ilusión perfecta porque separa al hombre de su esfera local, de lo que ha aprendido. La gente no aprende. La gente no quiere aprender. Yo no he aprendido todavía, pero pues. Me da menos miedo caminar hasta mi apartamento a las seis de la mañana, delirante. Subiendo por la Sagrado Corazón sé qué esperar. Siempre me siento más solo que nunca, que mi sombra me abandona y se alía a la penumbra que transito. Parece que nadie vive en esas casas, y que son los fantasmas los que prenden las lámparas de noche. Cero viento, toujours. Me asfixio de la soledad. Subiría por la Bouret pero un negro con sus dos putas se ponen a hablar hasta las tantas y cuando paso se burlan de mí y les grito “Ay, qué rico” para que no sepan que soy un pendejo, pero se ríen con fuego en el aliento y me dicen: “No te pongas… no te pongas.”

Trabajo dando pruebas por dos años hasta que un día decido hacérmela a mí mismo, cuando me toca cerrar la oficina de la Ponce de León. Apago las luces y me pincho tres veces para estar seguro. Salen todas las líneas en todas las pruebas. No tengo el apoyo de nadie—ni lo necesito, porque boto el suspiro de alivio más grande. Lloro, pero de la felicidad. No tendré que ansiar el resto de mi vida atrasando lo inevitable. Tomo a diario una Atripla de trescientos milígramos y mis problemas están resueltos. Así rompo un ciclo…. pero entro a otro. Ahora sólo chicho de noche—para que nadie (me) diga nada—para que me escuchen abrir el empaque del condón y no me vean “ponérmelo”—para escucharlos gemir cuando mi bicho entre más sigiloso que nunca y se les calienten los sesos del placer. Es biología. Si ellos me lo ponen, pues chilling, lo sigo, aunque se me baje más fácil. Pero ya casi no ocurre; eso es perder el tiempo. Pocos se imaginan cuán pocas veces me preguntan sobre mi status. Tampoco imaginan lo fácil que es decir que uno es negativo. Très facile. Sí, me hice la prueba el pasado veintisiete de junio, el (supuesto) día nacional de hacerse la prueba, y llegué cuando estaban cerrando, pero el negro gordito me atendió y en quince minutos, me dijo que salí negativo. (Se lo digo a los ojos, con poco rodeo, con una sonrisa traviesa, y se lo creen.) ¿Así de fácil? Por supuesto. Ya he dado ese speech tres veces esta semana. La entrante la cambio, para variar.

Eso me pone a pensar en algo que siempre he dicho: amo mi isla, pero odio la gente. Aquí nadie vale nada. Ya nada vale nada. (Cómo cambian las cosas.) Hay algunos cambios que son irreversibles y le entran unos temblores a uno como vientos extraños. Como la muerte. Como un virus. Como el sexo. Por mucho tiempo mi mundo ha seguido cayendo como un trompo por el espacio y Puerto Rico ha perdido el ardor tropical de sus compañías de turismo. La mala es que soy friolento y me dan escalofríos a menudo (aunque siempre logro amanecer sudado). Por eso regreso a los baños—para bajar mi temperatura al cero absoluto y arrodillarme por entre los cubículos y que una mano sin rostro me ofrezca su calor—para que me agiten el bicho como leña a candela viva, como explosión estirándose en el abismo de un hoyo negro—para sentir la sangre rebotar en la supernova del orgasmo y recalentar el cuerpo, como un lagarto panza-arriba en una roca a mediodía. De hecho, eso me acuerda. Hace poco logro reconectar con un enfermero de Centro Médico (residente de Arecibo) con quien establezco contacto efímero cuando me quedo en un paradero por Aguadilla. Una de mis varias excursiones al mes. De nuevo en Río Piedras, me escribe por Grinder que está en el Recinto, y doy la vuelta aunque ya he salido a la Piñero. Vamos al cuarto piso de Administración, en un baño con varios cubículos escondidos. Mientras mama, le meto el dedo y se vira para ponerme el condón (amén que tiene uno tamaño XL). (No le digo nada porque no pregunta nada.) Se viene y me da el calor poco familiar de una sonrisa. Por alguna razón, cuando nos lavamos las manos, me da uno de mis impulsos raros y lo abrazo. (No le digo nada porque no veo rechazo en su mirada.) Memorizo el olor de su polo rosa, la suavidad de su torso algo desinflado, la sensación de verlo observar mis manos deslizar sobre sus antebrazos, el abrazo del cual no nos queremos soltar. (No le digo nada porque no quiero romper el cristal.) Quedamos muertos por casi quince minutos, acostumbrándonos a la falta de gravedad.

—¿Esto se siente raro?

—Súper raro.

—Ah, okay... ¿Quieres que pare?

—No, no… No dije eso. Es que es raro que esto se dé… pero me gusta.

—Es química.

Se nota que fue hermoso cuando más joven. Se llama Omar. Qué nombre. Ahora puedo decir que me he enamorado de un tal Omar en un baño de la iupi. C'est magnifique… Pero revive una parte muerta de mí. Quiero verme en el espejo de sus ojos cuando lo preñe con aquel fuego de mis entrañas. (También a la inversa.) Quiero sentirme encima de él arropándolo, sin la barrera del condón que separe mi amor del suyo, sentir que con un polvo cierro el ciclo y así purificarme nuevamente. No quiero seguir siendo un cazabicho hecho vampiro… Pero como todo en esta vida (como todo en esta isla, específicamente), se me hace imposible. Ahora ignoro sus mensajes de textos. Ahora pienso que él no existe, que es otro grafiti proyectándose en mi ciudad. (Tengo sueños como él a cada rato.) Por eso soy pendejo—porque fluyo, porque me dejo llevar, porque caigo… Pues. C’est la vie. (¿Se nota que me he colgado dans mon premier examen de français?)

No es posible que se viva saliendo negativo (o positivo) en una prueba mañanera para salir esa noche al bathhouse. Es un ir y venir que marea; veo las mismas caras repetidas en espacios contrastantes, y entonces pienso que todavía es la pastillita chillando goma. (Últimamente he estado fumando mucha tina. Me puedo concentrar con facilidad, no duermo por tres días y entro al plano de mi subconsciente. Veo mucho monstruo, mucha llama. Cuando me vengo, salen gotitas de aurora.) No me piden condones, pero sí me piden toallas limpias. (Me piden mucho lubricante, eso sí, aunque cueste dos pesos. Parece que la fricción les importa más que la preservación.) La gente quiere morir, ésa es la cosa. Soy pendejo por querer ayudar a quienes no piden ayuda. La protección no es suficiente. La motivación no es suficiente. Hay algo en el puertorriqueño que lo hace excavar su propia tumba. Luego se sienta en ella… espera la temporada de huracanes y espera a que el agua lo limpie, lo sumerja, lo ahogue. Luego se estanca. Éste es mi agujero personal. Bienvenidos. (Acuérdense que no pueden caminar con ropa, sólo con una toalla en la cintura, o nada. Lingerie optionnelle.)

Es necesario creer que el universo restablece su equilibrio. Es física. Todo regresa a su punto de partida, y el día en que le toca a uno morirse, amanece el mismo sol con el que se nace. He llegado a la conclusión de que la vida es un tedio, un sueño descarrilado sin rumbo y sin conclusión y que sólo cuando cierro los ojos, yo de verdad soy, y así, al morir, me despierto. Porque ya este mundo no me tiene sentido, se me escapa de toda lógica las cosas que pasan—los puros muriéndose en las cunetas desangrados y desalmados—los más sucios quedándose con la médula de las estrellas—los que vacilan en el medio cediendo a la entropía… Absurdo. Creo ya que moriré a los veintisiete echando un polvo, que mi pulso por fin cederá a la muerte mayor y que me iré con la boca abierta. Creo que en ese instante, remoriré mis muertes pasadas en un flujo de conciencia macabro—quemando en la hoguera vomitando demonios por la boca—en un bosque sin nombre y sin tiempo viendo una gran bola de fuego descender—empujado por la tribu a la boca de un volcán en erupción—y así romperé otro ciclo. (Últimamente me han estado llegando mensajes del más allá. Me dicen que estoy haciendo el trabajo adecuado, que estoy hecho un tren y que voy bien aunque ya yo no pase por la vía. Menos mal.)

Mientras tanto, me preparo para una noche más de trabajo. Me tomo mis pastillas (ni pongo atención en cuáles: ya se me hace tarde) y entro a un mundo crepuscular. Hoy es el último sábado del mes y el dueño me deja dar el show. Me rapo la cabeza para la ocasión. No me quiero parecer a nadie, sino a algo diferente, a otra cosa. Soy otra especie… y a la misma vez, no lo soy. (Y los demás lo saben—me lo dicen con sus miradas—soy su espejo—la mayoría quiere estar en mi lugar.) Llega la otra estrella, un examante mío, fotógrafo negro con una pinga kilométrica y nos desnudamos (salvo por mi jock-strap rojo chino) en el escenario improvisado por los casilleros. Comienzo por besarlo con mucha lengua y los clientes pululan en su oscuridad para ver mejor. (Parecen monstruitos nocturnos ahí, con esos ojos grandes, con aquel brillo rojo en los párpados, mirándonos.) Abre un paquete de condón, pero le suspiro al oído que no es necesario, que estoy limpio, y con una sonrisa me acorrala contra él. Empiezo a separarme de mi cuerpo cuando sus uñas aprietan mis caderas. (Escucho suspiros y desesperación alrededor mío.) Me convierto en el vapor de agua que empaña las pantallas de televisión pornográfica. (Vienen más bichos, más cuerpos sin rostro.) Me convierto en un virus viajando de boca en boca. (Grito algo parecido a lo que leí una vez en un baño de Humanidades: “¡No lo saques, déjalo adentro! ¡Lléname el culo de leche!”) Me convierto en un lechazo derretido y calientito en la ducha. (Siento una vibración y un calentón en mi recto.) Me convierto en uno más del cuarto oscuro hediendo en el calor descomunal. (Me trepo en el burro y me cogen entre varios sin piedad y, sin tener que virar la mirada, me echan su leche en el tatuaje de riesgo biológico que tengo en donde empiezan mis nalgas.) Me convierto en algo que existe, en algo que no existe, en algo que muere a los veintisiete porque siempre fue, hasta la raíz, un pendejo. Así salí… y estoy conforme, porque he descubierto un método para trascender los límites de la piel. Soy pendejo porque no hay nada más fácil. Soy pendejo porque soy un Aries y me gusta jugar con el fuego.

Posted on February 7, 2016 .

Así sólo así

Luz María Marrero Pérez
Departamento de Arte, Tecnología e Innovación (Educación en Bellas Artes y Artes Visuales)
Facultad de Educación

Callada, refinada, sumisa, acorralada.
Despierta, animada, dulce silencio.
Así me quieres. Dominada, sin pensamiento.
Te quiero manejable, no quiero que dejes
Libres tus pensamientos.
Atada, sumisa solo sombra, solo reflejo.

Me quieres brillante, me quieres libre.
Me quieres alerta, fuerte, insufrible.
Me quieres solo como quieres…
Bajo tu pie, bajo tu mente.
Atada a tu intelecto,
Callada y abierta al mismo tiempo.

Me quieres ave sin alas,
Me quieres mar sin pez.
Me deseas y me repudias
Me quieres trofeo, esencia y cuerpo.
Mente, recuerdo, espejo de los ideales
Dictantes de tu altivo deseo.

Me quieres pintada, me quieres vestida.
Me quieres en tacones, falda y recogida.
Me quieres esencia de lirios,
Me quieres olor de azufre.
Me quieres suave, dura, firme, flexible.
Así… Así me quieres.
¿Sólo así? Pero… ¿Cómo me quieres?

Callada, palabra… silencio, solo eco…
Pensamiento, acción… hecho, solo recuerdo…
Solo… solo se puerto, puerto ligero
Abierto a navegantes errantes sin rumbo fijo.
Se mapa inconcluso, leyenda increíble,
Rompecabezas perfecto.
Dulce ambrosía, néctar inalcanzable.

¿Sólo eso?.. Sí, solo eso.
¿Pero cómo me quiero?
Me quiero libre, danzón del cielo.
Horizonte de inseguro destino,
Abierta, incontrolable, vivaz así me quiero.
Libre de pensamiento.

Me quiero luz, me quiero cielo.
Me quiero como me quiero,
Liberada de tu intelecto,
Voz potente a través del tiempo.

Me quiero libre, me quiero esencia, cuerpo y pensamiento.
Ahora me pregunto, ¿Cómo te quiero?
Te quiero sombra de un recuerdo.

Posted on February 7, 2016 .

Los gatos

Lyrsa María Torres Vélez
Departamento de Sociología y Antropología (Antropología)
Facultad de Ciencias Sociales

Era un día caluroso. Maquiavelo y Félix se disponían a escapar del apartamento. No tenían más nada que hacer. Sus dueñas habían salido a trabajar, como de costumbre. Era la misma historia de los últimos meses. Se levantaban temprano, los saludaban y luego de algunos mimos, desaparecían por la puerta hasta entrada la noche. Era en esos momentos en que los dos gatos dejaban el montaje y eran los mejores amigos del mundo. Habían decidido, por influencias de Félix, que era el más viejo, no llevarse bien delante de las amas para que siempre les dieran la misma atención a ambos.

— Si les hacemos creer que no nos queremos, siempre nos darán las mismas atenciones, para no crear “celos” entre nosotros.— Félix comentó al tercer día de conocerse.

— ¿Tú crees? Yo realmente no sé nada. Es la primera vez que estoy con una dueña fija. Mis primeros meses de vida los he pasado de zafacón en zafacón y de marquesina en marquesina— le respondió el pequeño Maquiavelo.

Todos estos meses el plan se había logrado a cabalidad. Por el día jugaban juntos. Corrían por el apartamento. Félix le enseñaba a Maquiavelo cómo cazar lagartijos y cucarachas. A veces se acostaban en las camas de sus amas a ronronear luego de haberse comido su comida y la de los gatos vecinos. Se habían convertido en un tremendo dúo gatuno. Pero por las noches, se trataban a distancia. Félix hacía como que iba a morder al indefenso Maquiavelo si se le acercaba, y este se tumbaba al piso haciéndose el muerto, como un perro, algo que Félix siempre le corregía al otro día.

— No somos perros. No nos hacemos los muertos ni nos buscamos la cola. Eso lo hacen ellos, que no son ni inteligentes ni autosuficientes como nosotros.

Habían estado muy pendientes de que las amas dejaran una puerta o ventana abierta. Desde que encontraron a Maquiavelo enganchado entre una ventana y la reja, en plan de escape, las amas se aseguraban de cerrar todo antes de irse. Solo abrían las ventanas cuando estaban en el apartamento. Estaba totalmente prohibido que Maquiavelo saliera. No estaba vacunado aún, además de que estaba convirtiéndose en un gato elegante, limpio, casero. Poco a poco había dejado ese porte de gato de callejón con el que había llegado, pero le hacía falta salir a la calle. Ver los alrededores de su nuevo hogar.

Félix sabía que podía ser peligroso:

— Si peleas y te muerden, te vas a enfermar.

Pero ya estaban cansados de pasar los días encerrados. Querían cazar, pero en otros patios. Sentir el calor de la brea en sus patas. Ese día las amas se descuidaron y dejaron la puerta del patio entreabierta.

— Hoy es el día. Estas niñas se han vuelto locas. Encerrándonos aquí, con el calor que hace— dijo Félix.

Luego de comer y abastecerse de agua, Félix y Maquiavelo salieron al patio.

— Que bien se siente el fresco de la brisa. Hace tiempo que no sentía el sol en mi pelaje— comentó Maquiavelo.

Comenzaron a trepar los pequeños árboles y matas que rodeaban el patio. La brisa soplaba un poco más fuerte. Envueltos en sus juegos y el disfrute de la libertad clandestina no se dieron cuenta que el viento cerró la puerta del patio.

— ¡Estamos fritos!— dijo Maquiavelo. —Ahora sí las he enliado. Me dijo que no me saliera, que me iba a castigar con baño si me escapaba. No me quiero bañar Félix, ¡me rehúso! Los perros son los que tienen que bañarse, yo soy un gato. ¡Somos gatos! No necesitamos baños, ni oler a flores.— Maquiavelo comenzó a sentir pánico.

⎯ ¿Y si no llegan? ¿Si se molestan y nos abandonan? Yo no puedo vivir en un zafacón. Me han cortado las uñas, ¿Cómo me voy a defender si otro gato me ataca?

— Mantén la calma, chico, todo va a estar bien— se limitó a decir Félix.

— ¡Pero estás loco! Que llegan y nos ven aquí. ¡Nos castigan con el baño! — repetía Maquiavelo.

— Querías salir ¿no? Pues ya. Estás afuera. Disfrutemos mientras podamos, ya averiguaré la forma de entrar— le contestó Félix.

Maquiavelo respiró profundo. En parte Félix tenía razón. Ya estaba afuera. ¿Qué más podía pasar? Poco a poco comenzó a respirar mejor. Un baño no es tan malo y con estos calores no viene mal. Comenzó a treparse en una de las pequeñas palmas que había en el patio. Quería llegar al tope, pero aún era muy pequeño y, cada vez que lo intentaba, volvía al piso. Félix lo miraba, y reía por dentro. Se veía en el pequeño Maquiavelo cuando era un gatito pequeño y travieso. Ya era viejo, un poco más sabio y listo.

Luego de estar toda la tarde correteando por el patio, trepando árboles y cazando lagartijos en la naturaleza, y no dentro de las cuatro paredes como era usual, el sol comenzó a caer. Maquiavelo había olvidado por completo que ya era hora de buscar cómo volver a entrar. Félix se lo recordó.

Ya es hora. Mientras tú estabas como un demente buscándote la cola, como un perro, se me ocurrió que podemos entrar por la ventana del baño. Te va a dar un poco de trabajo, porque es un poco alto pero, si me sigues, podremos entrar sin problemas.

Félix se acercó a la ventana. Era grande y alta, llegaba casi al techo. Poco a poco comenzó a ascender por la reja:

— Sígueme, que no te pasará nada— le dijo Félix a un asustado Maquiavelo.

Subió, y subió. El pequeño Maquiavelo lo seguía, con un poco de miedo, pero disfrutando cada segundo. Mientras más alto subía, su corazón latía más rápido.

— Ya estamos llegando— dijo Félix. Entreabrió un poco la hoja de la ventana con su cabeza.

— Vamos, dale rápido. Están por llegar. Voy abrir un poco más la ventana y tú entra. Es poco probable que me bañen a mí si me ven fuera”.

Maquiavelo apresuró el ascenso. Se escurrió por la ventana y le dijo a Félix: —Te veo horita. Félix bajó a toda prisa la reja.

— Están por llegar, están por llegar— pensaba.

Brincó del alero de la ventana al piso. Cruzó el pequeño patio y trepó la verja que dividía el mismo de una marquesina que no se usaba. Otro brinco al piso. Respiró profundo, ya estaba viejo para estos juegos. Corrió por la marquesina y salió a la calle. Le dio la vuelta al edificio donde se encontraba el apartamento y se apresuró a la puerta. Ya llego, ya llego, pensó. Y justo cuando se sentó frente a la puerta escuchó el motor del carro acercarse. Un minuto. Pasos suenan, poco a poco más cerca.

— ¡Félix! ¿Cómo te saliste? Si yo cerré todo cuando salí— dijo una de las amas.

Abrió la puerta y entró. Maquiavelo comenzó a correr en su dirección y, justo a unos tres pies de distancia, Félix maulló. Levantó su lomo y una de sus patas frontales en señal de ataque. Maquiavelo paró en seco y se hizo el muerto.

— ¡Ay, son tan adorables los dos! ¿Cuándo se van hacer amigos? — dijo la ama al verlos. Sonrió y se dio la vuelta.

Mientras se alejaba al baño comentó:

— Maqui, tú como que hueles a chinchecito. Te hace falta un baño.

— No me salvo ni haciendo trampa— pensó el pequeño gato.

……….. En memoria de Félix el gato (2009-2015)

Posted on February 7, 2016 .

Un gay encerrado en Macondo

Eliezer Márquez Ramos[1]
Departamento de Estudios Hispánicos, Literatura
Facultad de Humanidades


Resumen:

En La hojarasca, primera novela de Gabriel García Márquez (1927 - 2014), desarrollada en tres monólogos, encontramos que la sociedad macondina es un retrato de una sociedad construida sobre bases religiosas y militares, siendo un entorno hostil para una identidad gay. Desde una perspectiva psicoanalítica y desde los planteamientos teóricos de Eve Kososfsky Sedgwick, en el personaje del niño apreciamos desde un punto de vista semiótico e interpretativo la silenciosa agonía que puede sufrir un gay que, por su entorno hostil, se mantiene recluido dentro de las inmediaciones del armario.

Palabras clave: tiempo, homoerotismo, gay, silencio, armario, encierro, prohibición, erotismo.


Abstract:

In Leafstorm, the first novel of Nobel Prize author Gabriel García Márquez (1927 – 2014), constructed in three monologues, we find that the society of Macondo, is a picture of a society built on religious and military laws, and for that reason is an hostile environment for a queer identity. From a psychoanalytic point of view and the theory of Eve Kososfsky Sedgwick, in the character of the child we can see the silent anguish that can suffer a gay person that, for the circumstance, stay quiet inside the vicinity of the closet.

Keywords: time, homoeroticism, gay, silence, closet, confinement, prohibition, eroticism.


El niño vestido de pana está sentado en una silla, en las penumbras de una habitación, y es un miércoles que parece domingo. En ese confín le ha tocado la desgracia de nacer, y allí, ensimismado en la soledad de sus pensamientos, burbujean unos deseos: el niño piensa en su amigo Abraham. Nunca nos enteramos del nombre del niño. Se le llegan a contar seis participaciones. Es el primero en hablar y es quien también termina de hablar. El homoerotismo del niño de La hojarasca (2011), primera novela de Gabriel García Márquez, apenas ha sido mencionado por los que han estudiado esta novela, como si no fuera demasiado evidente o como si este hecho de la psicología del personaje no planteara nada relevante sobre la realidad con la que se debaten los que viven en Macondo. La falta se ha debido quizá a que no era el tiempo de atender el tema con seriedad, para que ese aspecto del niño fuera ampliado.

Unos se enfocan en las creencias y las obsesiones que sufren los que viven en Macondo (Julio Ariza González, 1970). Otros, como Graciela Maturo (1972), analizan la obra desde la problemática religiosa y teológica en la obra, que se ve en el diálogo entre el Coronel y el Doctor. Otros han establecido un paralelo entre la llegada de la industrialización y la progresiva degradación de la condición moral de Macondo (Brain J. Mallet, 1976). Fuera de lo interpretativo: Frank N. Dauster (1985) analiza la ambigüedad (indeterminacy) de la obra desde tres aspectos técnicos: (1) el dato escondido; (2) la intertextualidad y finalmente, (3) los vastos espacios cronológicos. En otra línea, A.V. Ashok (1988), destaca la notable relación entre la novela y las obras de los autores que la influenciaron directamente: Virginia Woolf y William Faulkner. Yo soy de los que piensa, como lector aficionado, que el personaje del niño que aquí vamos a analizar, y el primer monólogo de El sonido y la furia de Faulkner, tienen mucho en común. Por otra parte, Fiddiam Robin (1991) demuestra cómo los cuerpos muertos son un símbolo recurrente en las obras de García Márquez. En La hojarasca, como nos atañe, toda la problemática gira en torno al cuerpo del “doctor”. La misma problemática que destaca Robin se observa en cuentos como El ahogado más hermoso del mundo, en la inigualable novela Crónica de una muerte anunciada, y también en La mala hora. Sin embargo, de todos estos primeros estudios sobre la novela que abrió el camino para Cien años de soledad, será el trabajo de Belén Casteñeda Sadot (1997), quien –¡al fin alguien!– se detiene en el personaje del niño para analizar los vericuetos de sus cavilaciones.

Empero, aunque el presente análisis partirá desde la figura literaria de niño, también tiene la intención de husmear más en todo lo que de algún modo sensible se involucra con su percepción del entorno en el que respira, desde su solitaria y marginal condición de ser un gay encerrado en un armario del que salir supone exponerse a la dilapidación. Hay que reconocer, ya en esta consideración, la conversación con el texto realizada por el profesor y psiconalista Mario Bernardo Figueroa (2003), en el que se profundiza sobre la significación que tienen para él tanto los objetos inanimados (el espejo, la silla, los zapatos), como el objeto viviente de su deseo: su amigo “Abraham”. De acuerdo con el psicoanalista, Abraham llena la ausencia paterna. A mí, en cambio, me parece que el erotismo alrededor de Abraham añade una lectura más: las inmediaciones del armario. El niño está viviendo una vida en contra de su voluntad dentro de un armario/closet del que se le prohíbe salir. Esa es la primera observación que añado. Pero antes de proseguir me gustaría hacer la prolepsis de que sé y estoy informado de los contenidos históricos que dieron a luz el concepto “gay”. Cada quien usa o asume esa palabra como quiere. Yo, en cambio, no pretendo concluir que el niño es un personaje gay (aunque me refiero a él como tal), o que el autor lo concibió de esa manera. Sí quiero hacer ver en este personaje lo que puede sufrir un sujeto gay en una sociedad homofóbica sentada sobre bases religiosas o militares. Aquí uso el concepto “gay” en el título como se usaba a menudo en el barrio donde viví mis primeros años de vida. En ese barrio en donde crecí, un lugar bastante parecido a Macondo, ganarse de algún modo esa etiqueta de gay, era ser una cosa abstrusa y marginal que no tenía ningún derecho a quedar bien parada en ninguna parte: ni en la casa, ni en la escuela, y mucho menos en la iglesia. Si alguien de la multitud te identificaba con ese concepto, desde entonces había que cuidar la forma de hablar o de sentarse, porque quedaba uno suspendido bajo una vigilancia dormida que en cualquier momento se podía despertar en una sanción o en una cruel burla. Creo que el niño que aquí trataremos fue uno de esos que en su Oda a Walt Whitman, Federico García Lorca retrató con deslumbrante precisión; “… [ ] un muchacho que se viste de novia en la oscuridad del ropero, uno de esos hombres de mirada verde que con otro hombre queman sus labios en silencio”. (Federico García Lorca, énfasis del autor http://www.writing.upenn.edu/library/Lorca-Garcia_oda-a-walt-whitman.html)

Nuestro niño gay no ha cumplido aún los once años, de manera que carece de un registro histórico demasiado amplio de vivencias pasadas. Isabel, la mamá, y el Doctor, el abuelo, son personajes “devastados por los recuerdos”. Lo primero que sabemos es que el niño queda anonadado al ver un cadáver por primera vez. Ariza González también lo anota en su análisis sobre la obra. Para el niño cuyo nombre no sabremos nunca, este evento perturba su inocencia para siempre. Le sucede tal como en esa prosa inmejorable de Luis Cernuda que se remite a la misma experiencia:

“Llega un momento en la vida cuando el tiempo nos alcanza. (No sé si expreso esto bien.) Quiero decir que a partir de tal edad nos vemos sujetos al tiempo y obligados a contar con él, como si alguna colérica visión con espada centelleante nos arrojara del paraíso primero, donde todo hombre ha vivido una vez libre del aguijón de la muerte. ¡Años de niñez en que el tiempo no existe! (Cernuda citado por Ariza González, 1970: 836-837)

Recordemos por el sólo deleite, ya que vamos por estos mismos vasos comunicantes, esa prístina imagen borgiana, “…[E]l tiempo es la sustancia de que estoy hecho. El tiempo es un río que me arrebata, pero yo soy el río; es un tigre que me destroza, pero yo soy el tigre; es un fuego que me consume, pero yo soy el fuego.” (Borges, 2010: 181) Y el niño, desgraciadamente, ha empezado a darse cuenta de que es el niño, como Borges se dio cuenta de que desgraciadamente el mundo era real y él era Borges. A partir de este hecho en el que el niño se ha percatado de que un muerto no parece una persona quieta y dormida, sino “una persona despierta y rabiosa después de una pelea”, el tiempo comienza a existir para él: “Vuelve a pitar el tren, cada vez más distante, y pienso de repente: «Son las dos y media».” En Cien años de soledad, en reiterados episodios, el tren estará asociado con la muerte; uno de los últimos habitantes de Macondo tomará el tren sin regreso. La obsesión con la fatalidad se da inmediatamente, cuando de sí a sí mismo el niño se dice: “algún día estarás así, abandonado a las moscas dentro de una caja cerrada” (García Márquez, 2011: 27, énfasis en el original). La situación le hace entrar en la espantosa conciencia de que, algún día, él también terminará siendo borrado por la ventolera que barrerá para siempre la memoria de Macondo. Esto, por supuesto, es algo de lo que nos pondremos los lectores al tanto, “muchos años después”, cuando los pergaminos de Melquiades sean descifrados. Por ahora, apenas se nos abren los primeros sellos de la historia, como si fuéramos un mártir en Patmos que escribe a las siete iglesias de Asia. Pero es en esta encrucijada casi fatal en la que es arrojado del “paraíso primero” y en la que el que el sable del tiempo lo hiere cuando piensa en Abraham.

El niño pide salir: “«Tengo ganas de ir allá atrás»”. En realidad: tiene ganas de encontrarse allá atrás con Abraham. Es de este modo como escapa de la conciencia de su mortalidad: “«Abraham», pienso.” Abraham es un muchachito de Macondo, pero es también una abstracción del deseo del niño, alguien que nunca veremos, pero del que estaremos al tanto y que casi veremos en algunos borrosos episodios que el niño evoca. Según Octavio Paz; “…[ ] el Eros es una divinidad que comunica a la obscuridad con la luz, la materia con el espíritu, el sexo con la idea, el aquí con el allá”. (Paz, 2014: 27) Es con esa divinidad con la que, de acuerdo a Paz, conseguimos tener una ración de Paraíso. Ese juego, esa comunicación erótica es la que comienza a dilucidarse a partir de este pensamiento en el que Abraham emerge. Ese muchacho que nunca veremos es la salvación del niño, el punto hacia el que la mirada moribunda se dirige, como aquella serpiente de cobre de la que se relata en el Pentateuco que sanaba a todos los que dirigían a ella una ojeada. Para sobrevivir al encierro en donde tiene que estar muy a su pesar, recurre a Abraham. De este modo su amigo, más que el personaje que llena la ausencia paterna, es la única esperanza posible del niño en el estéril lugar donde le ha tocado esperar a que termine aquel miércoles que parece domingo.

El acto de permanecer en el armario, plantea Eve Kosofsky Sedgwick, es un comportamiento que se ha iniciado por el acto discursivo del silencio. Aún el no decir, dice inevitablemente algo.

“El hecho de permanecer en el armario es en sí mismo un comportamiento que se ha iniciado como tal por el acto discursivo del silencio, no un silencio concreto, sino un silencio que va adquiriendo su particularidad, a trancas y barrancas, en relación con el discurso que lo envuelve y lo constituye de forma diferencial.” (1998: 14, énfasis del autor).

El niño está encerrado en un inmenso armario/closet silencioso que tiene una particularidad. Encima de aquella habitación están los ojos de una sociedad de tradicionalismo religioso y militar, hostil hacia la pluralidad erótica, hacia ese deseo de querer salir del encierro que se le ha impuesto a todo el que vive “fuera de Dios”, el patriarca que impone las leyes de pureza y decencia. No se nos puede olvidar que la formación militar se levanta sobre bases homofóbicas, como tan bien lo ha mostrado ese otro novelista del “boom” en La ciudad y los perros del peruano Mario Vargas Llosa.

Por esta precaria circunstancia, sus juegos con Abraham tienen que darse a escondidas, y ambos se desenvuelven en un lenguaje que solo ellos entienden: “Abraham me entendió. Sólo él entiende mis palabras.” En un breve episodio Abraham se esconde “detrás de los espinos” (García Márquez, 2011: 69) y le dice al niño: “«No vengas para acá. Estoy ocupado»”. El niño, sin averiguar lo que Abraham hace a escondidas, le pregunta por las golondrinas. Abraham le responde con indiferencia. Después de un rato, Abraham sale abrochándose los pantalones. Nunca quedará claro si Abraham se masturbó o simplemente satisfizo una necesidad fisiológica, pero a mi entender las respuestas de Abraham sugieren más un acto de masturbación. Las intuiciones del niño, por lo que oye apenas, nos acercan a entenderlo de esa forma; “…[E]staba silencioso y concentrado, pero su quietud no era estática. Era una inmovilidad desesperada e impetuosa.” (2011: 70, énfasis del autor) Después de haberle preguntado varias veces qué era lo que el niño le decía sobre las golondrinas, pregunta: “¿Qué es lo que me decías hace rato de las golondrinas?” (70) Por esta razón, me inclino a deducir de este episodio que sólo vemos desde la limitación del niño, que Abraham aprovechó la ocasión para masturbarse a escondidas. Quizá sus fantasías estaban revoloteando alrededor de Lucrecia, la muchachita que en otro episodio se desviste para dejarle ver a Abraham y al niño su cuerpo desnudo.

Estas escenas nos presentan un temprano despertar erótico, y también de aquí se deduce una verdad muy clara sobre la sociedad macondina: todo lo relacionado al sexo es tabú. (Énfasis del autor. En otras novelas de García Márquez los campanazos de la Iglesia determinan la moralidad o inmoralidad del estreno de una película). En La hojarasca, sin embargo, esto se puede constatar en el caso de Meme y la renuencia del Coronel para aceptar lo del concubinato. En Macondo, todo lo relacionado con el sexo tiene que mantenerse oculto y callado, detrás de las inmediaciones del armario. Hay que poner atención a un hecho en concreto: en la habitación en donde está sin querer estar, un baúl llama la atención del niño. Desde que se percata del baúl, fantasea con la idea de meterse allí con Abraham, “…[ ] sólo he visto un baúl en el que podríamos escondernos Abraham y yo”. (2011: 83). Dentro de un encierro, el niño busca otro encierro. Tobías, el otro amigo, puede participar también, pero no hay que demostrar nada acerca de la preferencia y prioridad que el niño le da a su amigo Abraham. Por ello no debe sorprender lo que el niño siente cuando está cerca de Abraham. Toda la fascinación erótica hacia su amigo Abraham se deja ver, sobre todo, cuando van al río;

Quiero ir solo con Abraham, para verle el brillo del vientre cuando se zambulle y vuelve a surgir como un pez metálico. Toda la noche he deseado regresar con él, solo por la oscuridad del túnel verde, para rozarle el muslo cuando caminemos. Siempre que lo hago siento como si alguien me mordiera con unos mordiscos suaves, que me erizaban la piel. (García Márquez, 2011: 71)

Esta hermosa descripción nos desvela mucho, si no casi todo, porque es aquí en donde se advierte la intensidad de la obsesión erótica que ha convertido a Abraham en un poema. El personaje, evidentemente, experimenta un homoerotismo, hablando en términos fenomenológicos. A sus once años, se siente irrebatiblemente atraído hacia el cuerpo masculino de su amigo Abraham cuando lo observa bañarse en el río. Es ese cuerpo el que enciende el combustible del erotismo. No me convencerán los que podrían objetar que posiblemente a esta edad el niño no puede diferenciar el sexo masculino del femenino y que por ello su atracción es asexuada y no necesariamente homosexual. Si no diferenciara eso, ¿por qué una acezante preferencia hacia Abraham y una indiferencia hacia Lucrecia? ¿por qué un constante emigrar lúdico hacia Abraham? Es más, ¿por qué Abraham es un ente tan mencionado por el propio niño? ¿Por qué tanto derroche de deseo por estar cerca de Abraham? Cuando el niño describe a Lucrecia lo hace de un modo narrativo meticulosamente seco como cuando describe las superficies materiales, carente de erotismo. Nunca es así cuando se refiere a Abraham: “Abraham pasa corriendo, brillando como una hoja de metal bajo la claridad fuerte…” (2011: 138, énfasis de la autor) Entre dos sexos, entre dos situaciones (pues él ve a Lucrecia y a Abraham sin camisa) el niño se inclina con todo su ardor poético más hacia su igual, transfigurándolo y elevándolo, casi suspendiéndolo en el vacío de lo inefable. Según lo plantea Octavio Paz (a su incomparable modo), “…[ ] el erotismo es la aceptación de lo que entra por los sentidos”. (2014; 33: énfasis del autor) El niño, sepa o no dar nombre a sus sentimientos, acepta con muchísima más impetuosidad los rasgos masculinos de Abraham que los de Lucrecia. Se atreva o no se atreva a darse cuenta de que Abraham es un cuerpo masculino, ahí está: detenido y arrobado, delante del suculento cuerpo de su amigo cuando se baña en el río.

Abraham es el personaje más cercano a la soledad del niño. En la novela, que se desenvuelve desde la solitaria perspectiva de tres personajes, cada uno tiene un alguien más cercano. En el caso de Isabel y el Coronel, ese alguien está en el pasado, y vuelven al ser recordados. El más cercano al Coronel es el Doctor que se acaba de suicidar. Incluso, está allí, en contra del parecer de la misma Iglesia, por una promesa que le hiciera en el pasado al Doctor que había llegado a Macondo el 12 de septiembre de 1903. El Doctor, un objeto cadavérico en la obra, cuyo nombre todos dan por sentado, fue al parecer, una persona que, pese a todos sus esfuerzos, a la gente de Macondo le parecía “extraño”. En toda la obra, el Coronel es el único que intenta abrir un espacio a la comprensión para el huraño Doctor: “«Hay que soportarlo. Es un hombre sin nadie en el mundo y necesita que se le comprenda.»”. El Coronel sólo cumple la promesa que le había hecho a su incomprendido amigo de echarle un poco de tierra encima para que no se lo comieran los gallinazos. Por esta misma consideración, el personaje más próximo a Isabel es el desaparecido Martín, el papá biológico de nuestro niño estudiado. De la misma forma en que el Coronel piensa en todo lo que había conversado con el Doctor en vida, Isabel constantemente regresa a recordar al “brujo de los cuatro botones”. En Macondo, los recuerdos son como una enfermedad, que afecta psicosomáticamente a sus habitantes. Genoveva, por ejemplo, es un personaje de paso en el monólogo de Isabel que ha engordado por los recuerdos. El niño, en esta secuencia, solo tiene a otro más cercano: Abraham. Es su paraíso privado e inconfesable.

“Yo iba a perseguirlo, pero él me dijo: «No vengas para acá. Estoy ocupado»”. Es aquí en donde se ve el obsesivo apego que tiene a su amigo. El encierro de la habitación suscita en el niño el deseo lloroso por todo lo que en ese instante no puede conseguir: estar afuera, estar cerca de Abraham. Figueroa destaca que la declaración: “Ese soy yo” (2003: 13, énfasis en el original), nos dice algo de la identidad sexual latente y oculta, que se manifiesta en el amor homosexual hacia Abraham y la fascinación por los cuerpos desnudos de sus compañeros. (2003, 52) Es decir: ese “soy yo” es el sujeto que no puede salir de donde está, el sujeto que tiene que permanecer oculto y callado, en el aire estancado y muerto del armario, dado que la sociedad que le rodea es hostil hacia su orientación sexual, cuya floreciente sintomatología empieza a representar un problema para su abuelo, el Coronel. En ninguna parte de la obra el niño llega a exteriorizar el deseo que siente hacia su amigo, pero nosotros tenemos la ventaja de sentir y ver desde adentro con él lo que él ve y siente. Y todo eso que ve y siente tiene que quedarse en ese asentimiento callado que afirma, delante del espejo: “Ese soy yo”. ¿Se pregunta quién es respecto a su identidad sexual? ¿Lo hace con pesar porque ha advertido que el tiempo es su enemigo y que acabará en una caja llena de moscas como todos los demás? Ambas consideraciones son admisibles en este punto.

Entre los dos amigos hay una intimidad que ha nacido en la complicidad a la hora de cometer travesuras. Las pocas veces en que el niño habla con Abraham, emplea toda una articulación de sonidos que parecen disparates. “Incompluruto” (2011: 69) le dice el niño a Abraham. Más adelante el niño vuelve a comunicarse con Abraham del mismo modo: “Ahora teco tacando”, refiriéndose a los perros que más adelante ladran, y añade: “…[cuando] teco alcutana viene revienta.” Teco, posiblemente sea un perro porque el niño dice: “…[ ] siempre está teco, tacando.” (2011:138) Si uno le cambia las consonantes dice que “teco” (perro) está “ladrando”. Confirmamos que el niño habla de unos perros cuando más adelante dice: “…[Abraham] pasa corriendo, brillando como una hoja de metal bajo la claridad fuerte, con los talones acosados por los ladridos del perro.” (138, énfasis del autor)

Cada personaje se ubica en un tiempo determinado, aunque la novela se da entre las oscilaciones de la memoria. Son escasos pero significativos los acercamientos al futuro, como son las premoniciones del fin apocalíptico en el que acabará Macondo. Así, tomando en cuenta la estructura: cada personaje pertenece a uno de esos tiempos. El Coronel, desde luego, pertenece a los finales del siglo XIX y principios del siglo XX, por allá cuando en el 1903 llegó el Doctor que ahora preparan para darle sepultura. Isabel, por otro lado, aunque es un personaje mucho más del pasado, está más cercana al 1928, año en el que ocurre el suicidio del Doctor y por ende, el presente en el que se sitúa la trama y en el que está el niño pensado en Abraham. Es el personaje de Isabel el que se adelanta escatológicamente, en varias ocasiones, al futuro del pueblo. El abuelo, en ocasiones, tiene lo que se pueden llamar corazonadas, como cuando dice: “Creo a Macondo capaz de todo después de lo que he visto en lo que va corriendo de este siglo” (2011: 32). En efecto, como se verá en Cien años de soledad, Macondo es el lugar en el que se puede olvidar, de un día para otro, una masacre de tres mil hombres. Sin embargo, bien ubicado el personaje del abuelo, no puede dar avistamientos tan certeros o específicos como el avistamiento de Isabel cuando se refiere a la ventolera que acabará con todo. Ahora, ¿qué lugar ocupa el niño en estas arenas de transiciones?

El niño ocupa la “emergencia” del presente, la prisa por dar entierro a un hombre rechazado por el pueblo y por la Iglesia, que llevaba sesenta años viviendo “fuera de Dios” (2011: 32). Ese estar “fuera de Dios” puede ser cualquier herejía, cualquier forma de vida reprobada por la Iglesia. Como ya dije anteriormente, el niño nos ubica en el espacio presente, siendo el personaje que trágicamente se proyecta hacia el futuro: “Ahora todos los alcaravanes se pondrán a cantar” (170, cursivas en el original). Tan pronto saquen de la habitación el ataúd y las aves sientan el olor a muerto, romperán a cantar. La última línea del niño deja sugerida la continuidad: los cielos de Macondo se inundan con el barullo de los alcaravanes excitados por el olor a muerto. ¿Y este presentimiento no puede ser el pánico de salir del armario? Si sale, cuando salga: los alcaravanes darán la alarma y todo el pueblo sabrá que salió el que no debía salir.

En esta transición, en este momento decisivo cuando los tres salen de la habitación: la figura del abuelo representa para el niño el Super-yo que vigila y suprime los instintos naturales del niño, y que le indica, no solamente lo que “debe ser” sino también lo que se le “prohíbe ser”. El abuelo, como el Coronel, representa al Estado y al Ejército, instituciones que –de acuerdo con Freud– no son naturales. De acuerdo con Freud (1921/2011), el Ejército y la Iglesia son instituciones que controlan y regulan el comportamiento colectivo. De ahí que las infracciones al orden del Ejército sean tan severas, según Freud lo observa, y de ahí también que toda llamada “religión de amor” tenga que ser cruel e intolerante con aquellos que no forman parte de su “círculo de amor”. Como ya se sabe, de acuerdo con el planteamiento teórico de Freud, el Super-yo es una parte consciente de nosotros (una conciencia moral) que regula los impulsos del inconsciente del Ello que es, por así verlo, la parte más primitiva del contenido psicológico. Esto se ve con más claridad cuando el niño, asfixiado con el aire enrarecido de la habitación, le exterioriza a su madre el deseo de salir, pero inmediatamente el abuelo interviene y frena el impulso diciéndole: “«Pues sepa que ahora es imposible»” (García Márquez, 2011: 27). Es la primera vez que el abuelo le dirige la palabra al niño y será la única. El niño se repliega en su fracaso de no poder saltar la prohibición que se le ha impuesto. A partir de esa tajante prohibición, que en el fondo responde a los miedos del propio abuelo, el niño permanecerá encerrado en la habitación hasta que, unas horas después, saquen el ataúd. La necesidad de salir, como ya lo hemos considerado extensamente, está ligada al hecho anterior de que ha pensado en sus amigos, que a esa hora salen de la escuela, pero en especial porque ha pensado en Abraham, el fuelle de su erotismo. Así contemplado, el deseo de salir es, en el fondo, un deseo libidinal del Ello, que inmediatamente es coartado por el abuelo, el Super-yo. El abuelo, como Coronel que fue de la República, representa el sistema jurídico, la conciencia moral de Macondo y todo lo que ha sido culturalmente construido a través de los siglos. El abuelo, pues, es el concepto de la prohibición, y el niño es la vida que quiere rebasar el concepto. A partir de este evento queda claro que el niño, ante la presencia temible del abuelo, tiene que reprimir y esconder su homoerotismo en el más árido encerramiento. Y sin embargo, el niño allí (dentro del armario) tiene todavía su ración de paraíso: está con su Abraham, aun cuando su Abraham no está y aún cuando le prohíben salir para encontrarse con su Abraham.


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Nota

[1] Agradezco al Dr. Juan G. Gelpí, mi mentor en esta investigación, y a la Dra. Yolanda Izquierdo, por su valiosa ayuda para que este ensayo fuera aceptado para su publicación.
Posted on February 7, 2016 .

Maculinidad de Romeo y Julieta

Atabei Rivera Mirabal
Literatura Comparada
Facultad de Humanidades

Resumen:

Esta investigación estudia cómo las masculinidades representadas en Romeo y Julieta son asociadas a la violencia patriarcal de la sociedad renacentista. Propongo que la feminización de Romeo da cuenta de una masculinidad ambivalente que, al intentar conciliar discursos opuestos, desestabiliza la estructura patriarcal; mas esta estructura retoma su forma rápidamente por medio de la violencia. La feminización del sujeto masculino, representado en Romeo, no transgrede los roles de género, sino que reitera los valores cortesanos basados en una posición de servidumbre frente a la autoridad de su Señor. Este modelo de servidumbre, como la relación masoquista, encierra una violencia latente que emerge cada vez que se abren fisuras. Elaboro mi estudio a partir de los comentarios de Joan Kelly sobre El cortesano de Castiglione y los de Constance Jordan sobre las teorías de Erasmo de Rotterdam, y tomo en cuenta el análisis de Slavoj Žižek sobre el amor cortés y varias construcciones de la masculinidad.

Palabras clave: masculinidad, amor cortés, género

Abstract:

This paper studies the connection between the masculinities presented in Romeo and Juliet and the violence associated to patriarchy during the Renaissance. I propose that Romeo’s feminization points to an ambivalent masculinity, which destabilizes patriarchy when trying to reconcile opposing discourses. However, this patriarchal structure is promptly stabilized by the irruption of violence. The subject’s feminization does not infringe gender roles but reiterates courtly values based on the service owed to his Lord. The subordination of the servant to the Lord in the courtly model, as with the case of masochism, contains underlying violence that emerges whenever this structure stumbles. I draw from Joan Kelly’s commentary on Castiglione’s The Book of the Courtier and from Constance Jordan’s on Erasmus’ theories. In addition, I take into account Slavoj Žižek’s analysis of courtly love and the various notions about masculinity.

Keywords: masculinity, courtly love, gender

Introducción

La masculinidad forma parte de los discursos en torno al género que comenzaron a circular en el Renacimiento. Desde el medioevo, la diferencia entre hombre y mujer se sustentaba en una “ley natural” derivada de las escrituras religiosas. El binomio hombre/mujer establecía una jerarquía en la que los atributos del hombre tenían mayor valor en la sociedad patriarcal. Este discurso tradicional hacía un vínculo directo entre el sexo y comportamientos y características particulares, es decir, naturalizaba los roles de género. La transición del feudalismo a la monarquía absoluta conllevó a la proliferación de discursos contrarios, variaciones en la forma de pensar de los individuos y su lugar en la sociedad. Por un lado, el libre albedrío, el principal determinante del matrimonio de acuerdo al Derecho canónico a partir del Concilio de Trento, sirvió como argumento a favor de la igualdad espiritual de la mujer. Por tra parte, el surgimiento de la burguesía y la disminución del poder de la nobleza trajeron consigo lo que fue considerado una feminización de la posición de los hombres con respecto al poder del monarca, pasaron de vasallos a siervos. Esto es, lo masculino y lo femenino, tradicionalmente concebido como innato al hombre y la mujer, comenzó a considerarse en su dimensión asociada con la posición social sin estar ligado necesariamente al sexo del individuo. Estas variadas concepciones sobre lo que significa ser hombre o mujer atraviesan los textos literarios de la época. Así, en el teatro isabelino, entonces encontramos mujeres viriles y hombres femeninos, personajes que se hallan en conflicto por la imposibilidad de compaginar los distintos discursos que los sujetan.

Este conflicto se observa en el “Romeo” que William Shakespeare recrea. Las peripecias que éste sufre son consecuencia de su incapacidad para conciliar el Derecho canónico con el civil. Además, su adhesión a la tradición literaria del amor cortés lo feminiza ante la mirada de Tybalt y Mercutio, que profesan su hombría a través de la violencia física. Propongo que la actitud de Romeo da cuenta de una masculinidad ambivalente que desestabiliza la estructura patriarcal; mas esta estructura retoma su forma rápidamente por medio de la violencia. La feminización del sujeto masculino, representado en el joven Montesco, no transgrede los roles de género, sino que reitera los valores cortesanos basados en una posición de servidumbre frente a la autoridad de su señor. Este modelo de servidumbre, al igual que la relación masoquista, encierra una violencia latente que emerge cada vez que se abren fisuras para reestablecer la hegemonía de lo masculino.


Objetivos del estudio

Este estudio se elabora a partir de los comentarios vertidos por Joan Kelly sobre El cortesano de Castiglione y los de Constance Jordan sobre las teorías de Erasmo de Rotterdam. El ensayo toma en cuenta el análisis de Slavoj Žižek sobre el amor cortés y varias construcciones propuestas sobre la masculinidad. El personaje de “Romeo” expresa su deseo sexual a través de la retórica idealizada del amor cortés y rehúye la reyerta. Su feminización, por un lado, lo acerca al modelo de cortesano de Castiglione, a la vez que lo ubica en el esquema masoquista de Žižek. La discusión se elabora en torno a la relación entre la tradición literaria del amor cortés y la masculinidad en la figura de Romeo. Primero, se analizará cómo la masculinidad de Romeo se concibe feminizada por suscribirse al modelo cortesano partiendo del estudio de escenas del segundo y tercer acto. Luego se observará cómo el modelo cortesano contrasta con el modelo caballeresco o militarista representado por Mercutio y Tybalt; y cómo ambos modelos forman parte de una masculinidad triangular que, sin satisfacer al sujeto, perpetúa el control patriarcal.

En su ensayo “Did Women Have a Renaissance?”, Kelly (1984) establece el Renacimiento como una época en la cual el canon discursivo domesticaba a las mujeres, y aunque les otorgaba cierta autonomía espiritual, su posición frente a la autoridad masculina era de subordinación y dependencia. También discute la relación entre la creciente importancia de la castidad femenina y la desexualización de su representación literaria en el amor cortés. Esta espiritualización del amor y su vinculación al matrimonio responde a la pérdida de poder de la clase noble, es decir, a la transición del vasallaje a la servidumbre como modelo de organización social. El modelo de servidumbre subordina a la mujer a su marido o padre, al igual que los hombres son súbditos del monarca (1984: 36-40). Los conflictos de Romeo son ejemplos de esta transición.

Por otro lado, en su ensayo “Courtly Love, or, Woman as Thing”, Žižek (2001) plantea que sólo con el surgimiento conceptual del masoquismo fue posible identificar la economía libidinal del amor cortés. En el esquema del amor cortés la mujer es el objeto del deseo, más el lugar que ocupa está vacío. Como la dominatrix la mujer en el modelo cortés es distante y parece tener poder sobre el hombre, pero es el hombre quien establece las reglas del juego y por lo tanto quien tiene el control. La violencia está latente en este esquema amoroso y se desata cuando el hombre no quiere o no puede ejecutar su rol. Según Robert Appelbaum, la masculinidad está atada por un double bind que la hace oscilar (1997: 252); la dificultad de representar su rol es inherente a la masculinidad.

La aparición del estado moderno supuso la reformulación de las relaciones sociales entre los hombres y las mujeres, y, entre éstos y su Señor. El cortesano de Castiglione es discutido por la historiadora Joan Kelly como ejemplo de esta reformulación que unía el amor neo-platónico a la familia patriarcal y vinculaba el amor al matrimonio (Kelly citado por Jordan, 1990: 40). El modelo de comportamiento de Castiglione daba a la clase noble, que había perdido poder económico y político, cierta autonomía, pues, según Kelly, “…[ ] the problem of the sixteenth-century italian nobility, like that of the English nobility under the Tudors, had become one of obedience”. (1984: 42-43) La obediencia es pieza clave de la transformación del vasallaje a servidumbre que se traslada del ámbito social al literario. El amor cortesano, que en la Edad Media mostraba mutualidad entre los géneros y cierta libertad sexual de las mujeres pasa a privilegiar el amor espiritual y a limitar la sexualidad al matrimonio. Estas ideas confinaban a la mujer al espacio doméstico, donde debían servir a su marido y ponían al hombre noble en una situación similar respeto al príncipe; éste debía usar su “encanto” o charm para servirlo y lograr sus favores. Castiglione viste a su cortesano con características femeninas como la discreción, la complacencia y la buena apariencia (Kelly, 1984: 44-45). El Romeo de Shakespeare cumple con varios aspectos del modelo de El cortesano de Castiglione. Su enamoramiento de Julieta es de orden sexual pero lo expresa en un leguaje idealizado que lo transforma en amor espiritual.

En la célebre escena del balcón, Romeo dice: “La noche con su manto me oculta a las miradas; / que me encuentren aquí si no llegas a amarme” (2.2. 203).[1] Romeo ha saltado el muro del jardín invadiendo la casa de los Capuleto y alega que prefiere la muerte a ser rechazado. La clandestinidad del encuentro sugiere que el acercamiento de Romeo es de índole sexual: “No sé llevar el rumbo, pero, aunque tú estuvieras / sobre la inmensa orilla de unos mares lejanos, / por una joya así me arriesgaría” (2.2. 203). En estos versos Romeo reitera sus intenciones al tiempo que lisonjea a la joven. Este tipo de lenguaje vinculado a la poesía de Petrarca otorga a Julieta poder sobre Romeo a la vez que la distancia y cosifica. Las palabras de Romeo son aduladoras para ganar el favor de Julieta tal como las de un cortesano hacia su Señor y como son las de Julieta para convencer a Romeo de que se case con ella: “Si he de creer en tus votos de amor, / si me deseas como esposa, dímelo mañana” (2.2. 209). La dinámica entre los sexos mostrada en la escena del balcón pertenece a la tradición literaria del amor cortés que, a su vez, responde a la relación de servidumbre que fundamenta las teorías de Castiglione.

En la cuarta escena del segundo acto, Mercutio se mofa de Romeo “¡Oh, carne, carne! ¡Pero si te has vuelto pescado! / Parece recién salido de un verso de Petrarca. Una fregona / es Laura al lado de su dama, aunque ella tuviera mejor / amante que la rimase…” (2.4. 229). Mercutio ve en el enamoramiento de Romeo la huella del petrarquismo y lo asocia con la falta de virilidad. Después de un duelo verbal entre Mercutio y Romeo, en el que abundan los juegos de palabras y las alusiones sexuales, Mercutio se da por vencido: “¡Así me gustas! ¿No es mejor esto que ir lloriqueando / por amores? […] / Ese amor absurdo tuyo / semejaba a uno de esos necios que corren, arriba y abajo, / buscando donde clavar… el acero” (2.4. 233). Mercutio, que inicialmente critica la retórica de Romeo, termina por aceptar su habilidad verbal, aunque insiste en burlarse comparándolo con un mal espadachín. La habilidad verbal de Romeo se asocia con lo femenino, en oposición al poder fálico de la maestría en el manejo de la espada.

Los escritores de la época que teorizaron sobre la diferencia sexual valoraban las cualidades que se pensaban características de la mujer sobre todo en el ámbito público. Algunos, como Erasmo de Rotterdam defendían la igualdad espiritual de las mujeres pero afirmaban que debían ser guiadas por el hombre de la casa. Erasmo pensaba que la mujer tenía libre albedrío pero que debía ser subordinada al hombre. Este pensador, como otros humanistas, veían la familia como “a diminutive image of the state” (Jordan, 1990: 40); además, Rotterdam, fue el primero en relacionar la obediencia de la esposa a la obediencia que deben todos los cristianos a sus gobernantes (1990: 62). Romeo es ambivalente en este sentido, si bien su “encanto” lingüístico lo feminiza y lo subordina a las autoridades que lo gobiernan, sus actos no son obedientes del todo.

El matrimonio de Romeo se funda en el amor y el consentimiento como lo preferían los defensores del libre albedrío y los ideales neo-platónicos, esto lo pone en conflicto con la autoridad de su padre. La desobediencia de Romeo también apunta a la imposibilidad de conciliar dos modelos de masculinidad distintos. Aunque la obra se desarrolla en una imaginada Verona, podemos identificar su situación política con la de la Inglaterra isabelina. La riña de los Capuleto con los Montesco se asemeja a la situación que describe Robin Headlam Wells argumentando, “…[D]uring the last years of Elizabeth’s reign […] there was deep unrest at court as political rivals jostled for power in an atmosphere of slander, calumny, and backbiting”. (2000: 10) Ante este cuadro, hombres de la aristocracia, como Robert Deveraux, propusieron la restauración de los valores militares. El coraje y el arrojo, valores tradicionalmente masculinos, servirían para garantizar el honor y la justicia (2000: 11). Este tipo de hombría proviene de los códigos de caballería que se originaron a partir de la organización feudal. Este modelo feudal se oponía al humanismo de Erasmo, que deploraba la guerra (2000: 14). Romeo intenta abandonar el modelo militarista pero está rodeado por él.

En el tercer acto, la escena de la reyerta contrasta la masculinidad de Tybalt y Mercutio con la de Romeo. Tybalt desafía al joven Montesco, pero éste no quiere llegar a la violencia física:

— TYBALT - Mancebo, no hay excusas para las ofensas
que me infieres. En guardia pues, y desenvaina.

— ROMEO - Nunca, ninguna ofensa os inferí,
antes bien te amo más de lo que imaginarías
sin conocer la razón de ese amor mío.
Buen Capuleto, quedad contento pues vuestro nombre
es tan querido para mí como el mío propio.

— MERCUTIO - ¡Oh que vil sumisión paciente y deshonrosa!
Decidme esto alla stoccatta. ¡Tybalt!
¡Cazarratas! Sí, tú, ¿quieres bailar?

Desenvaina (3.1. 265)

Romeo emplea la palabra para convencer y evitar la pelea con el primo de Julieta. Tybalt toma esta evasión como una renovación de la ofensa e insiste en el duelo. Romeo reitera su amor, por lo que Mercutio se avergüenza y decide enfrentarse él mismo a Tybalt. Mercutio y Tybalt luchan, Romeo se interpone y dice: “Os lo ruego, señores, evitad la afrenta, / Tybalt, Mercutio, el propio Príncipe / prohibió la reyerta en nuestras calles” (3.1. 267). Inmediatamente Tybalt hiere de muerte a Mercutio. La negativa de Romeo a tomar las armas, su rechazo a los ideales caballerescos del honor y la hombría que Tybalt y Mercutio valoran más que su vida, obedecen al deseo del Príncipe de pacificar ambas familias. Aun así, la invocación de la autoridad viene acompañada de la muerte; ni la masculinidad cortesana ni la hombría caballeresca llegan a buen término.

Romeo no logra evitar el enfrentamiento, involuntariamente participa en la muerte de su amigo, su masculinidad feminizada no le sirvió para resolver satisfactoriamente la situación. Thomas Moisan comenta que con las vicisitudes que pasa Romeo, “…[ ]we are reminded that the prescriptions of gender in the play are never so volubly invoked as when the illusion of patriarchal control has been destroyed, and that the main function of these prescriptions is to impose an artifice of patriarchal authority”. (2014: 130)

La resolución trágica de este altercado manifiesta la fragilidad de la estructura patriarcal que se sostiene en la diferencia de género. Ante la muerte, cualquier tipo de masculinidad es una especie de máscara que no protege ni satisface. El intento fallido de Romeo de apaciguar a Tybalt y a Mercutio acudiendo a la autoridad del Príncipe muestra la falsedad de esta autoridad. La autoridad no salva a Mercutio ni a Romeo, ni logra reconciliar las familias. Sin embargo, Romeo se culpa por la muerte de su amigo. Para corregir su falta, decide empuñar la espada. Mata a Tybalt incorporando el modelo masculino que antes había evitado. Justo cuando la estructura patriarcal se tambalea y expone su artificialidad, los roles de género se reafirman.

La transformación momentánea de Romeo en espadachín vengador sugiere el double bind de la masculinidad que propone Robert Appelbaum;

Masculinity is not a single thing they can get a hold of, although they are constantly under pressure to do so. Masculinity is rather a regime, triangular in structure; the triangle is constituted by a pair of masked positions of incommensurate sites, in pursuit of which the subject, operating from the third position, the position of the subject-self, is doomed to vacillate. (1997: 256)

Romeo se mueve dentro de este esquema, su yo es impelido hacia dos lugares contrarios. De un lado, la masculinidad cortesana, llena de atributos femeninos, asociada al amor por Julieta y a la paz del Príncipe; del otro, la masculinidad caballeresca, con valores tradicionalmente masculinos, asociada a la violencia física y a la reyerta entre las familias.

Al analizar la artificialidad del orden patriarcal propuesta por Moisan y la masculinidad triangular de Appelbaum hallamos puntos de encuentro con la teoría del amor cortés masoquista de Slavoj Žižek. Según Žižek:. “…[W]e are dealing with a strict fictional formula, with a social game of ‘as if’, where the man pretends that his sweetheart is the inaccessible Lady”. (2001: 91) El amor cortés y el masoquismo comparten una estructura similar en la cual el hombre hace como si se sometiera a la voluntad de la mujer pero es él quien establece las reglas. La mujer es puesta en el lugar de la “Cosa”, que se concibe inaccesible para ocultar su vacuidad. Este lugar o superficie vacía es donde el hombre proyecta su ideal narcisista (Žižek, 2001: 91-94). Las dos posiciones del triángulo de Appelbaum también son proyecciones narcisistas inalcanzables y sin substancia que justifican y movilizan el yo. Moisan describe el control patriarcal como una ilusión, lo cual corresponde con la teatralidad y etiquette del masoquismo y del amor cortés. La violencia emerge cuando la ficción del patriarcado queda en evidencia o cuando el sujeto se niega a aceptar su rol en el juego masoquista; es decir, cuando la norma se quiebra o el guion se traspapela, como ocurre en la escena de la reyerta. Si la masculinidad funciona como un espejismo idealizado del yo, la retórica masoquista del amor cortés valida la masculinidad poniéndole nombre de mujer. Perseguir y amar a su Señora es lo mismo que buscar su masculinidad. Ambivalente, Romeo intenta verse a sí mismo, su Señora inaccesible e idealizada, es la masculinidad.

Las transformaciones sociales, políticas y económicas que ocurrieron durante el Renacimiento alteraron los modelos de género vigentes hasta ese momento. Así, también, cambiaron sus representaciones en los textos literarios. En Romeo y Julieta de Shakespeare, se problematizan estos roles de género, Romeo es presentado como un nuevo tipo de hombre que es destruido por intentar cambiar viejas tradiciones. Su relación con Julieta lo suscribe a las teorías expuestas en El cortesano de Castiglione que vinculaban el amor con el matrimonio. Su desdén por la reyerta y su habilidad retórica son muestras del charm que se requiere de un buen cortesano. Romeo intenta ser un buen cortesano, pero esto lo feminiza ante un mundo dominado por masculinidades tradicionales. Sin embargo, como hemos discutido, la relación de servidumbre representada en el amor cortés es un fingimiento narcisista del sujeto, que se imagina sometido, para eludir el hecho de que el objeto de su deseo, la “Cosa”, no existe. Cuando este fingimiento se quiebra, por la inconformidad del sujeto con su rol, se produce violencia. El orden patriarcal instrumentaliza el lugar de la “Cosa” y lo equipara a la masculinidad, así los distintos modelos masculinos forman sujetos ambivalentes o insatisfechos que mueren en el intento de cambiar o hacer real la máscara del género. Por esta razón, el hecho de que Romeo aparezca feminizado en relación a sus congéneres, no significa que su masculinidad se evada de los preceptos patriarcales de la época que sostenían la diferencia de género y la superioridad masculina. La masculinidad presentada en Romeo y Julieta está enmarcada por la tradición literaria del amor cortés que se transformaba al entrar en la temprana modernidad dando contigüidad a ideas patriarcales.

Esta obra teatral sigue siendo una de las más leídas y representadas. Su lectura desde una perspectiva feminista permite analizar la interacción entre los textos literarios y los discursos de género que presentan. Al estudiar Romeo y Julieta entendemos mejor los conceptos de género actuales y la posibilidad de su transformación.


Bibliografía

Applebaum, Robert. ‘Standing to the Wall’: The Pressures of Masculinity in Romeo and Juliet. Shakespeare Quarterly. 1997, 48(3), 251-272. Digitalhttp://www.jstor.org/stable/2871016

Jordan, Constance. “The Terms of the Debate”. Renaissance Feminism. Ithaca: Cornell University Press, 1990. Print.

Kelly, Joan. Did Women Have a Renaissance? Women, History and Theory: The Essays of Joan Kelly. Chicago: University of Chicago Press, 1984. Print.

Moisan, Thomas. ‘O Any Thing, of Nothing, First Create!’: Gender and Patriarchy and the Tragedy of Romeo and Juliet. Dorothea Kehler and Susan Baker(Editors) In Another Country: Feminist Perspectives on Renaissance Drama. Metuchen: Scarecrow, 1991. 113-36. Print https://books.google.com.pr/books/about/In_Another_Country.html?id=G1QZvmJu5XkC&redir_esc=y

Shakespeare, William. Romeo y Julieta. Madrid: Ediciones Cátedra, 1988. Impreso

Wells, Robin H. Shakespeare On Masculinity. New York: Cambridge University Press, 2000. Print.

Žižek, Slavoj. “Courtly Love, Or, Woman as Thing.” The Metastases of Enjoyment: Six Essays on Women and Causality. London: Verso Books, 2001. Print.


Notas


[1] Todas las citas de Shakespeare fueron sustraídas de la edición bilingüe de Ediciones Cátedra, incluida en la lista de obras citadas.

Posted on February 7, 2016 .

A Poem of Songs

María C. Mateo Cruz
Departamento de Programa de Enseñanza, Educación en Inglés
Facultad de Educación

With arms wide open I just want to tell you,
that I will always love you.

I just want to say to the world that you are all I want, all I need.
And if you want to live in my immortal life I will hold your hand through all the years.

When I look to your eyes you give me butterflies... and every time
we kiss I swear I reach the sky.

When I'm here without you baby, everything is complicated.
But I just want you to know that in my world, there is only you.

Why I wrote this? Just to show you all my love.
And I just want to show it with a poem of songs.

Posted on February 7, 2016 .

La higiene como símbolo de progreso social: La "Cartilla de higiene" de Francisco del Valle Atiles

Miguel A. Hernández Delgado
Departamento de Programa de Enseñanza, Educación Secundaria-Español
Facultad de Educación

Resumen:

La "Cartilla de Higiene" del Dr. Francisco del Valle Atiles es un texto revelador que plantea un ferviente deseo de la clase letrada por la adquisición de una mejor higiene para la población puertorriqueña, especialmente para el campesino. Su objetivo es claro: desarrollar e implantar una estrategia política en salud pública e higiene para alcanzar el progreso individual y colectivo. Son los estudiantes de las escuelas de instrucción primaria y elemental, así como los maestros, los entes principales del desarrollo social a través de la higiene. Por lo tanto, la Cartilla está dirigida a estos lectores particulares. Es en las escuelas donde se encuentran las mentes de la ciudadanía futura, por eso la importancia de hacer obligatoria la lectura de este texto como parte del currículo escolar. De esta forma se prepara a las nuevas generaciones para que contribuyan "a la prosperidad de sus semejantes."

Palabras claves: higiene, salud pública y progreso


Abstract:

Cartilla de Higiene by Dr. Francisco Del Valle Atiles is a revealing text that presents a fervent desire of the intellectual class for Puerto Rican people, especially the peasants, to attain better hygiene practices. His goal is clear: to develop and establish a political strategy in public health and hygiene to achieve individual and collective progress. Primary education students and teachers are the main agents of social development through hygiene. Therefore, “la Cartilla” is directed to these particular readers. It is in schools where the minds of the future society are found, hence the importance of this text as a compulsory reading assignment as part of the educational curriculum. In this way, younger generations are prepared to contribute "to the prosperity of others”.

Keywords: hygiene, public health and progress


Introducción

Las últimas décadas del siglo XIX fueron muy difíciles para Puerto Rico. Se dieron grandes cambios sociales con las diversas imposiciones de la monarquía española. Muchos puertorriqueños comienzan a ser perseguidos por sus ideologías políticas. De igual manera, la situación económica se tornó difícil y muchos habitantes criollos desarrollaron una mirada crítica a las causas de una economía en crisis, entre ellas, la fuerza que ejercían los comerciantes españoles en el comercio. La economía estaba totalmente monopolizada por la monarquía española. Francisco del Valle Atiles, escritor puertorriqueño, con una sólida formación médica y política, fue uno de los tantos escritores en plantear diversas estrategias para el progreso de una sociedad sumida en la enfermedad y la corrupción. No obstante, simultáneamente la misma se adaptaba a los cambios de la modernidad. En ese sentido, utilizaré como epígrafe los planteamientos del Dr. Fernando Feliú Matilla (2010), sobre las obras de del Valle Atiles y otros escritores, cuando plantea que estas “…[ ] sirven de esbozo de la ideología liberal y reformista de este sector letrado que encontró en la escritura, ficcional o periodística, un vehículo que les permitía canalizar el reclamo modernizador.” (2010: 232) De aquí que surja la Cartilla de Higiene de Francisco del Valle Atiles, un texto que responde a una estrategia en salud pública e higiene y que contiene unos objetivos educativos claros: capacitar a las comunidades escolares de las escuelas de San Juan en el estudio concienzudo sobre la higiene. Esta a su vez contendrá una serie de normativa que cada ciudadano deberá seguir por el bien individual y colectivo, para poder adaptarse a los cambios sociales y la modernidad. (Álvarez Curbelo, 2001: 157)


Una propuesta: la ciencia y la literatura como crítica social

Durante muchos años se nos ha enseñado en las escuelas y hasta en las Universidades, que la literatura y la ciencia son disciplinas totalmente separadas. De hecho, el desarrollo de la integración y la relación interdisciplinaria de ambas áreas del saber ha sido poco estudiado en Puerto Rico. David Locke en su libro La ciencia como escritura (1977) propone que tanto la ciencia como la literatura no están tan apartadas como hemos aprendido o como lo hemos creído a lo largo de los años. Locke plantea que ambas disciplinas tienen muchas cosas en común: se rigen por un lenguaje, tanto científico como literario; un artículo científico puede leerse desde el punto de vista literario; una obra literaria puede verse esencialmente como una representación del mundo; y que tanto un texto literario como científico puede situarse en su medio social.

El estudio sobre el tema de la higiene en la literatura de Puerto Rico toma como punto de partida la tesis de David Locke (1977:18-23), que fundamenta el análisis crítico de lo social a la reunión entre Ciencia y Literatura. Si bien es cierto que existe un abultado cuerpo bibliográfico sobre la historicidad de los servicios de salud y la salud pública en Puerto Rico, no hay una bibliografía comparable que esté interesada en utilizar el análisis literario de esa historiografía a una visión salubrista. Resulta así llamativo el hecho de que se cuentan con algunas contribuciones de autores del siglo XIX quienes escribieron lo que denominaron “Cartillas de Higiene”, las cuales podemos estudiar con profundidad para comprender y desarrollar mejor el tema bajo estudio.

A finales del siglo XIX el Dr. Francisco del Valle Atiles, escritor puertorriqueño, publicó la Cartilla de Higiene (1886). Esta obra fue declarada como un texto a estudiarse en las escuelas de instrucción primaria elemental y superior en el pueblo de San Juan. No es de esperarse que fuera compulsorio el estudio de esta Cartilla de Higiene en las escuelas pues se pretendía orientar y dirigir a la población hacia un bien colectivo, con la intención de progresar como pueblo. Por ejemplo, en el artículo “La Economía Doméstica sobre el papel: La enseñanza de las Ciencias del Hogar en las escuelas públicas de Puerto Rico entre 1903 y 1931”, se plantea que:

Muchos de los problemas de los sectores populares puertorriqueños habían sido objeto de reflexión y preocupación por parte de los núcleos letrados del Puerto Rico de fines del siglo XIX. Salvador Brau, Manuel Zeno Gandía y Francisco del Valle Atiles por ejemplo, habían glosado al respecto, y coincidían en que los problemas de las familias puertorriqueñas pobres se originaban en la falta de educación hogareña de que adolecían los sectores más humildes del país. (Ortiz Cruz, 1996: 12)

Por eso, durante la segunda mitad del siglo XIX las “Cartillas de Higiene” estuvieron muy presentes en la sociedad puertorriqueña pues se escribieron y utilizaron para preparar a la población a que se integrara a los cambios de la modernidad. Estas no solo controlaban, sino que regulaban la manera en la que las personas se debían comportar en la sociedad. En consecuencia, esta obra se escribe y utiliza en un momento histórico muy importante para Puerto Rico. La isla se encontraba bajo el dominio de España y pasaba por una situación política, económica y social difícil. Ante este escenario, muchos escritores puertorriqueños, como Francisco del Valle Atiles, escriben sobre estas problemáticas sociales y utilizan la escritura, en particular la novela, como un arma de protesta (Feliú, 2010: 232) contra los eventos políticos que ocurrían en Puerto Rico. En este punto, no debemos olvidar que del Valle Atiles pertenecía al Partido Liberal que buscaba mayores derechos para el país, entre ellos, el de mayor autonomía (Castro, 1995: 5-7). Con relación a estos movimientos políticos y literarios el Dr. Fernando Feliú Matilla expone que, “…[Con] estas reformas se buscaba hacer de Puerto Rico una provincia más prospera, comparable al desarrollo social que otras provincias, como Andalucía o Extremadura, habían logrado”. (2010: 232) En este sentido, la Cartilla de Higiene fue escrita para responder y aminorar unas necesidades sociales de finales del siglo XIX.

Por otra parte, es importante destacar que aunque la Cartilla de Higiene de del Valle Atiles estaba dirigida a los estudiantes de las escuelas de instrucción pública de San Juan, también tenía otros lectores sumamente importantes: los maestros de las escuelas. Por lo tanto, este texto tendría dos tipos de lectores. Así lo garantiza el autor en el Prefacio cuando expresa: “Dueños son los Sres. Profesores de restringir las lecciones o ampliarlas de conformidad con la aptitud o grado de desarrollo intelectual del discípulo”.(1886: 8, énfasis del autor) De esta manera, la Cartilla de Higiene se convierte en un texto educativo.

La intención de del Valle Atiles al escribir la Cartilla de Higiene teniendo presente a los maestros era tener a estos como público por la responsabilidad que conlleva su trabajo y el impacto directo a sus estudiantes; lo cual es sin duda alguna una excelente estrategia. Podemos afirmar esto porque, en primer lugar, son los maestros la base de nuestra sociedad y su trabajo trata de moldear las generaciones futuras de un pueblo y es en la sala de clases donde se forman los valores de la ciudadanía futura. En segundo lugar, el maestro es quien transmite dentro del aula los conocimientos adquiridos y a quien le corresponde abordar y estudiar el material educativo que se encuentre en el currículo en ese momento (como la Carilla de Higiene) para el beneficio de sus alumnos; y en tercer lugar, es el encargado y autor principal de enriquecer el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Por lo tanto, el autor cifra sus esperanzas en los maestros para que estos impartiesen las instrucciones sobre higiene esbozadas en la “Cartilla”. De esta forma, son estos los entes principales en la implantación de toda una estrategia política en salud pública e higiene. Sobre este asunto se desprende algo muy importante y que no debemos olvidar, y es el hecho que del Valle Atiles era doctor en medicina, político y escritor y por lo tanto, hablará desde estas experiencias. Así que la Cartilla de Higiene era una especie de antídoto para ayudar a curar una sociedad enferma y sumida en la corrupción.

El Dr. Francisco del Valle Atiles estaba consciente que para poder conseguir que se estudiara el tema de la higiene debía comenzar por preparar a los maestros pues en última instancia, eran estos los que le enseñarían el tema a sus estudiantes. De hecho, es importante consignar que del Valle Atiles menciona también en el Prefacio del texto lo siguiente:

Aunque en nuestro plan de enseñanza actual está comprendido el estudio de la Higiene, apenas si se cumple esta parte del programa de instrucción primaria; quizá, por la falta de un texto apropiado para este importante estudio. A fin de obviar ese inconveniente, emprendemos la publicación de esta Cartilla, para cuya redacción nos hemos inspirado en la lectura de las obras de reputados higienistas modernos que nos han servido de guía. (1886: 8)

El autor estaba más que consciente de la importancia de estudiar este tema en las escuelas para ayudar a los niños y jóvenes a prepararse para los cambios y transformaciones de la modernidad. Por ende, enfatiza en que debía estudiarse profundamente la Cartilla de Higiene y que sería el maestro quien lo enseñara, aunque estaba consciente que ya el plan de enseñanza comprendía el estudio de la higiene. Esto último, tal parece que no era suficiente para el autor y que su deseo era que existiera un conjunto de reglas para el estudio de la higiene en las escuelas de San Juan en Puerto Rico pues no se estaba enseñando como se debía. Por lo tanto, a medida que desarrolla sus planteamientos en la “Cartilla” podemos observar su insistencia en retomar cada vez el estudio de este texto y que los maestros y estudiantes prestaran la mayor de las consideraciones.

Ahora bien, podemos definir la Cartilla de Higiene como la normativa de la higiene para mantenerse sano. De hecho, del Valle Atiles en ella define la higiene de la siguiente manera; “…[ ] es un conjunto de reglas, derivadas de las ciencias y utilizadas por el hombre para perfeccionarse y asegurar su vitalidad y la de la especie”.(1886:12).El hecho que el autor defina lo que según él significa higiene es sumamente importante porque al tener dos lectores en mente, debe de proveerles la definición de lo que estudiaríann en la Cartilla de Higiene ya que resultaría ilógico y hasta contradictorio estudiar la higiene sin saber qué significa. De igual manera, llama mucho la atención la frase “para perfeccionarse”, porque el mensaje implícito es que el individuo tiene mucho por mejorar porque está en decadencia (del Valle Atiles, 1887: 70-71) y debe alcanzar la perfección, adaptarse a los cambios y la modernización que acapara el país.

Por otra parte, del Valle Atiles menciona que de la definición ofrecida sobre la higiene debe desprenderse que esta“…[no] sólo abarca al individuo, sino que también al conjunto”. (1886:12)Reitera que existen dos tipos de higiene: la pública y la privada. La primera trata sobre todo aquello que afecta la salud de la colectividad (el pueblo, la sociedad, el conjunto) y la segunda es la que perjudica directamente la salud del individuo (de cada persona en particular). El autor no está de acuerdo con estudiar ambas formas separadas una de la otra. Propone que se estudien en conjunto porque…[los] agentes que actúan sobre el organismo humano, y estos no obran de modo distinto sobre el conjunto. (1886:13) Es decir, una persona se enferma por las mismas razones que la población. Ninguno está exento a tener una enfermedad en particular.

Estudiar ambas higienes, la pública y la privada, tiene una intención por parte de del Valle Atiles. No podemos olvidar que la Cartilla de Higiene lo que quiere conseguir es que los individuos se adapten a los cambios que implica la modernidad, la evolución y al mejoramiento de la raza. (del Valle Atiles, 1887: 15-16) La Cartilla de Higiene se ubica en un presente indeseado para proyectarse a un futuro deseado. Por lo tanto, del Valle Atiles estudia la higiene como algo que afecta el colectivo, porque en la sociedad, el mal que afecta una persona, de una u otra forma afecta a otra. Nadie está exento. Por ende, una de las cosas que propone el texto es que la higiene es más que una simple normativa o reglas para que la salud de las personas esté bien, es precisamente, una forma de vivir y que hay en todo esto un fin práctico y pragmático. Lo que representaba la higiene era una especie de antídoto contra el desorden en la sociedad. Por eso el autor plantea que se utilizará esta “Cartilla” para “perfeccionarse” y lograr curarse de los males de una sociedad vil y corrompida. Se nos plantea la idea de que a través de una buena higiene tendremos un progreso ordenado.

Ahora bien, al hablar de autonomía es importante destacar que esa idea del progreso también era una forma de reclamar más autonomía para Puerto Rico. No olvidemos, como destaqué anteriormente, que del Valle Atiles era miembro del Partido Liberal. Sobre este tema el Dr. Fernando Feliú Matilla, citando a una especialista en el tema destaca que, “…[Los] reclamos centrales de este partido, como postula María de los Ángeles Castro, se centraban en solicitar la creación de la educación universitaria, mejorar el sistema de salud pública…”. (2010: 232) Como podemos observar, del Valle Atiles propone implícitamente que se le permitiera a Puerto Rico poner en práctica esa normativa de la higiene para que el país progresara y estuviese más a la altura de otras regiones españolas, recordando que para la época en que el autor escribió la Cartilla de Higiene todavía estábamos bajo el gobierno de España. Es por esta razón que utiliza siempre la palabra “Higiene” en mayúscula porque para él no es un mero discurso, sino un meta discurso, es decir, que puede contribuir efectivamente al mejoramiento de los problemas que afectaban a la sociedad de ese entonces.

La metáfora de la higiene para encontrar el progreso y hacer una crítica a la sociedad de ese entonces está presente a lo largo de la obra. Vemos que siguiendo ese conjunto de normas va a traer el progreso en diversos sentidos: progreso material y económico que es el que produce, el poder tener más cosas para la población, salir de la pobreza, estar mejor económicamente. De igual manera, en la Catilla de Higiene del Valle Atiles recomienda que:

Al elegir, terreno para una habitación y hasta para fundar poblaciones, importa recordar que las alturas son más sanas que los terrenos bajos; que conviene huir de lugares pantanosos y de la acción de los vientos húmedos miasmáticos. (1886: 23)

Aquí vemos muy presente las ansias de que la sociedad progrese y se ejemplifica con la metáfora de la charca (miasmático), de manera que al hablarnos de pantanos y tierras húmedas (donde el agua no tiene movimiento) lo que nos deja saber el autor es que la sociedad se asemeja a esos lugares pantanosos: estática, que no se mueve, un pantano o charca; no progresa. Precisamente para eso es la Cartilla de Higiene; para mejorar el presente y asegurar un futuro social, no seguir estancados como sociedad y asegurar el bienestar de la familia y de los niños. Por eso no es de extrañar que los principales lectores del texto sean los niños y los maestros.

De igual manera, vemos cómo del Valle Atiles aconseja de qué forma debían construirse las casas y hogares. Para él, también debían construirse tomando en consideración la dirección de los vientos. Con esta premisa, vemos hasta cómo el autor nos presenta leyes de urbanismo y una guía o reglas de cómo construir sus casas. En este sentido, abarca, integra y complementa otros temas con la higiene. De esta forma presenta diversas reglas para mejorar como sociedad para que la misma esté mejor organizada. Toda sociedad se basa en reglas para mantenerse y progresar. El decir que no hay reglas, ya esa es la regla.

Ahora bien, la Cartilla de Higiene también se plantea una constante preocupación por el equilibrio de las cosas. Por ejemplo, el autor menciona que el vino es bueno pero no debe tomarse en abundancia y que “…[ ]el abuso de la cerveza ocasiona de un modo especial la obesidad y la plétora por los elementos de nutrición que contiene; pero además puede causar enfermedad de los riñones y las hidropesías consiguientes”.(1886: 91) Por otra parte, el autor también comenta sobre los alimentos y señala que “…[ ] el reino vegetal proporciona al hombre los alimentos más apropiados á su organización”. (1886: 71) De esta forma, del Valle Atiles establece hasta las normas de cómo debe ser hasta la alimentación de los individuos. (del Valle Atiles, 1887: 28-29) El autor aspira a un equilibrio permanente “cuerpo sano, mente sana” a través de la buena nutrición. (1887: 50) De lo que se trata aquí es de visualizar el cuerpo real y proyectarlo con el cuerpo ideal (deseado). De la misma manera, se ve la sociedad; mira profundamente la sociedad actual y visualiza la sociedad ideal (deseada), mediante la normativa que propone. Para esto utiliza precisamente la economía corporal; evitar los excesos y hacer lo que es correcto para cambiar y progresar tanto individual como colectivamente.


Conclusión

La propuesta de David Locke debe ser motivo de futuros y más detallados estudios. En el caso que aquí nos ocupa, la Cartilla de Higiene, sirve para demostrar y visualizar cómo la Literatura y la Ciencia pueden integrarse como mecanismos de análisis de la Historia. Francisco del Valle Atiles así lo hizo y nos presenta en su “Cartilla” una narrativa y prosa descrita como naturalista, en la que la higiene, tema fundamental en las ideas sobre salud para el último tercio del siglo XIX, no sólo debe ser de un interés individual, personal, sino también éste es uno colectivo cuya finalidad descansa en el mejoramiento de la sociedad. (Álvarez Curbelo, 2001: 157) Mediante la higiene como práctica esencial de la salud pública, según la Cartilla de Higiene, se consigue, además del progreso social, fijar un camino para el desarrollo económico, material y espiritual y que está vinculado al desarrollo de una conciencia sobre la higiene.


Bibliografía:

Álvarez Curbelo, Silvia. Un país del porvenir: el afán de modernidad en Puerto Rico (Siglo XIX). San Juan: Editorial Callejón, 2001. Impreso

Castro, María de los Ángeles. El autonomismo en Puerto Rico (1808-1898): la siembra de una tradición. Revista Secuencia. 1995, Núm. 31, 5-22. Impreso

Del Valle Atiles, Francisco. Cartilla de Higiene. San Juan: Imprenta de José González Font, 1886. Impreso

Del Valle Atiles, Francisco. El campesino puertorriqueño: sus condiciones físicas, intelectuales y morales, causas que las determinan y medios para mejorarlas. San Juan: Tipografía de J. Gonzáles Font, 1887. http://bibliotecadigital.uprrp.edu/cdm/ref/collection/librosraros/id/1696

Feliú Matilla, F. (2010). Del microscopio al automóvil: hacia una redefinición de la novela naturalista en Puerto Rico. Revista Nuestra América. 2010, Núm. 8, 225-243. http://bdigital.ufp.pt/bitstream/10284/2906/3/225-243.pdf

Locke, David. La ciencia como escritura. Madrid: Ediciones Cátedra, 13-20, 1977. Impreso

Ortiz Cruz, C. La Economía Doméstica sobre el papel: La enseñanza de las Ciencias del Hogar en las escuelas públicas de Puerto Rico entre 1903 y 1931. Revista Exégesis, 1996, Núm. 26, pp. 12. Digital http://www.uprh.edu/exegesis/ano10/v27/cortiz.htm

Posted on February 7, 2016 .

Over the Mountains of Fire and Trumpets

Mónica Cristina Muñiz Pedrogo
Department of English, Literature
Facultad de Humanidades

At the height of war, when the skies glowed red with fire and lightning and the sound of terror encapsulated the very edges of the world, an otherworldly creature fell from the black clouds, tumbling towards the ground until it crushed a house of four.

The creature itself was gigantic in size, but with no discernible shape or form. If anything, it was horrifying mixture of several types of skins, from human to animal to the unknown, sowed together in an anagram of red and black blood. Strange sounds came from it, varying from moans of fear to screams of rage. It attempted to crawl away from the humans, climbing along the walls of the buildings, leaving a trail of strange fluids behind. Nobody even thought of doing anything to assist or destroy it; they just recorded and photographed the event and waited for a sort of cataclysm to happen.

The creature reached the roof of a market, but before it could take flight, its weight crushed the building’s foundations and it fell into a gory heap of body parts and organs. When the people were sure that it had died when it was pierced by a broken piece of wood, they began to poke and probe it, curious to what it was. However, their attention was interrupted when another of the same creature fell from the sky. And then a dozen. And then hundreds.

There was terror, there was confusion, and there were nightmares in the silence of the night as bodies rained on top of the humans’ heads. The creatures seemed to be weakened and unable to leave the mortal realm, but the fear still lingered nonetheless. And then, a large procession of neighboring country folk arrived into the epicenter of the calamity, lead by a former representative of God. The new group gathered around the creatures, letting their leader crouch down next to them while blocked any outsider. For days, the leader examined every detail of the creatures’ bodies, from their teeth to their wings and lastly to their eyes.

Under the fading sun, he called upon the people before him and declared that the creatures were the demons of Satan’s army, for there was a war being waged between Heaven and Hell from behind the clouds and the followers of Evil were losing. Goodness will reign, he shouted to his witnesses, for God will win His war and that of the mortal realm. Not many believed his words, but the idea had been implanted into their imagination.

As the days and weeks passed, more of those strange creatures fell from the high unknown. They eventually started coming in different shapes and sizes, sometimes their variation so evident that they might as well have been a different species from each other. Some had multiple eyes and wings and mouths and legs and everything in between, while others looked almost as human as those who stood around them in awe.

Speculations arose from all kinds of intellectuals and rumormongers, many declaring that the creatures were mutated animals and humans who were experimented on by the government. Others said that they were extraterrestrials desperately calling for help. However, no matter how many investigations and dissections and calculations were made, no result was powerful enough to combat what was fortified within the humans’ minds when a creature that looked like an honest-to-God demon came along, with its horns and bat wings and claws and snake-like teeth.

The religious leader soon ascended to the position of High Priest and all of those who worshipped him, those who had been lost for so long until the day his divine words hit them, saw him as a father. He declared with fervor that the Kingdom of Heaven would appear before their mortal eyes when the new millennium began. On that day would true salvation come to pass.

To fight evil off on the Earth while God took care of the Heavens, the people took up arms and marched towards the East, where war had raged on so far into the past, that many had forgotten its origin. With chants and songs of unity, goodness, and the divine protection of the holy angels, the High Priest led from his throne the army of the world. Every so often, he would look out of his window and observe as the demons fell from between the clouds, flailing in the air as they attempted to fly on their own. They would crash on houses and forests and oceans and mountains and grandparents and children, but never on the High Priest. There would be flashes of light that the demons tried to cling to with all of their might, but one blast from a bomb over the hills, far off into the strange lands, was enough to topple them all.

There were detractors, of course, ranging from the more scientific minded ones to the faithful, who were down right blasphemous in their preaching against his Excellence’s actions and words. A woman had once spit upon his face before she got forcefully taken away and flailed to death; a man had pointed a gun to his heart before he himself was shot; a priest from a town over begged for his soul and that of the innocent, for he was condemning them all to damnation. The declared traitor died in the cold of the night, frozen along with the other people that were banished to the snowy mountains. The High Priest chuckled as another demon crashed into a local well.

Then he finally came. His fall was unlike any other, with such a grace of body and mind that the people, already accustomed to the demon phenomenon, could not help but stare up and marvel at his beauty. When he reached the solid ground, bleeding from his head and shoulders, the nearby inhabitants carefully and silently gathered around him. Looking as human as any of the other mortals, he remained on his back, staring up at the sky as if surprised by what had happened, as if he didn’t realize his predicament.

The High Priest pushed through the crowd, knelt next to the demon, and asked: - “It is you, is it not? - The Enemy of all Mankind.”

The Devil turned to the High Priest, looked right into his eyes, and said nothing. He breathed and then his anger flared, quickly moving his arm and his claws and scratched at the man’s face. As blood spilled from his skin, the Leader of All ordered for the immediate incarceration and torture of the Demon King, for now the war was surely won.

Decades later, the people gathered around the High Priest, crying over the dying body of their father. The lessons he had gifted to his children had trespassed all mortal borders of the human consciousness. The good of humanity had come together to purify the Earth of its dark devilry. Many had died, and prayers to God were made for His blessing, but it was necessary. The people shall reign in peace, Heaven help them.

The High Priest, with his last breath, had called upon the presence of the Enemy, silencing the witnesses when they gasped in shock. A pale and sickly man was presented before him, the Fallen having barely the strength to stand up on his own. The dying old man then commanded him to look him in the eye so the he could quench the fire of evil with the light of his soul. The Devil widened his eyes to the point of his eyeballs almost popping out of his head, the reflection of the High Priest clear and evident on them. He mouthed a silent word and the old man screamed until he choked on his own saliva and the last vestiges of his breath escaped his lungs and dissipated into oblivion.

Those who had witnessed the death accused the Devil of having brought about a curse upon their father and forced him to suffer through the last seconds of his heavenly life. They dragged the demon towards the center of their town and tied him up to an old post. With the intention of leaving him there to rot, the people had no qualms about torturing him in the meantime, with either stones or burning rods or multiple swords. He never screamed, never reacted beyond the occasional flinch; just looked over towards the horizon, searching through the mountains.

Centuries passed, generations coming and going with every rise and fall of the sun. Wars intensified and ended and returned with a vengeance as coffins were laid out one atop of the other by the hour, minute, and second. The High Priest was remembered through all of that time, statues and paintings and temples constructed in his name and memory. New traditions were established, dogmas were passed, and books documented the life of the greatest good and sanctity that the world had ever known.

The dawn of the new millennium was upon humanity’s doorstep. The number of demons on the Earth had dwindled to a small few. Some had died off, starved to death under the shadows of alleys and bridges, or from the infliction of wounds upon their bodies. Others had attempted to fly off towards the skies, probably to return to battle as many wished to believe, only to plunge to the ground without even the grace of a once powerful warrior.

The last of them all, hiding as best as they could from prying eyes, would look towards their once King from the darkness of the night. No words were ever exchanged between them, just a comfort of presence. Sometimes, they would look up at the stars, which became ever so brighter as the years passed by. A shooting star flew over their heads and some of the humans, who also hid in the shadows, liked to believe that it moved slower than it should have. One day, the demons would think to themselves, one day, near and far.

When rumors of a celestial army marching from the ends of the Earth reached the people’s ears, all conscious creatures knew that it was time. Traveling men would shout on the rooftops about the sky turning bright with the light of divinity, sanctifying the world. The Chosen Day had finally arrived, they all declared, and they would all reside within the House of God.

And it was on that fateful day, upon the morning light, that the rumble of the marching army was heard from the horizon. The people awakened from their slumber, a sense of excitement slipping through their skin and bones. Glory had come to them, arrived to bring about the splendor of triumph of good over evil. The heroes, the saviors, of War would now bless them with their divinity.

The people jumped from their beds, rushed towards their front doors, and spread their arms wide for the coming sun. Fathers and mothers took their children into their arms and raised them up, chanting about the coming end of their strife, of their tribulations. Their ancestors from millennia before would have their struggles achieve peace.

As a series of trumpets resounded from behind the mountains, the people gathered around the fallen demon, now as small as a child, with skin cracking at the veins, his hair mostly fallen off into decrepitude, and his bones as visible as his very flesh. The inhabitants roused him from his sleep with jeers and insults, throwing many a stone at him until he began to bleed anew, from whatever drops he had left.

He weakly looked up at his spectators and then towards the mountains from behind the people; towards the sound of the trumpets.

— “Do you hear, little Devil?” he heard from the edges of his consciousness, - “The Father has come to reclaim the Earth from evil.”

The boy stared at the red skies against the rising sun and whispered, more to himself than anyone else: - “Yes, he has.” - And the Devil sobbed, pulling up his knees to wipe the tears from his face with his legs. The end was coming at last, for he remembered his name and his life and the warmth of the sun would soon take away the cold that had so ensnared him. The skies blazed with fire and the smoke from the scorched mountains left the trail of extermination upon his feet.

The trumpets called for War and the humans hated and the boy smiled, for his Father had come to save him from the clutches of Evil.

Posted on February 7, 2016 .

From the iPhone

Kevin A. Quiles Bonilla
Departamento de Bellas Artes, Fotografía
Facultad de Humanidades

Fotografía digital de dispositivo móvil (Políptico); 2012-Presente

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Descripción técnica:

Esta obra es un políptico, compuesto por varias piezas que forman parte de la serie From the iPhone (2012-Presente), las cuales son imágenes tomadas en su totalidad con un dispositivo móvil iPhone, 4ta generación. Estas piezas no fueron alteradas con un filtro, Photoshop® o con alguna otra aplicación móvil. La composición es el resultado momentáneo y azaroso de una técnica que ocurre al tomar una imagen con múltiples exposiciones y agitar la cámara.


Descripción:

Estudio sobre el espacio del individuo visto a través del dispositivo móvil, trastocado y distorsionado por la fugacidad de la realidad. A su vez, pretendo indagar, cómo este aparato de difusión inmediata funciona en nuestra época como una herramienta para la construcción de una identidad. De esta manera, establezco un diálogo y cuestiono nuestra percepción de los espacios que habitamos a través de nuevas tecnologías, como la cámara del teléfono celular, utilizando el presente como contexto.

Posted on February 7, 2016 .

Frontera: Espacio y Género

(Composición fotográfica, Photoshop® CS6)

María del Mar Hernández Gil de Lamadrid
Departamento de Bellas Artes, Fotografía
Programa de Historia del Arte
Facultad de Humanidades

Descripción técnica:

Inicialmente, fueron dos imágenes tomadas desde una cámara digital, explorando las diferentes posibilidades que la iluminación natural y artificial puede crear. Como parte de la propuesta, se decidió unir las dos fotos en una sola composición, usando el programa digital Photoshop® CS6 y se integró el texto. Para lograrlo, fue necesario utilizar la manipulación digital como método de intervención y la técnica de doble exposición. Además, el motor para representar la imagen construida en Frontera: espacio y género se orienta al discurso estético del surrealismo, cuyo lenguaje permitió construir poéticamente la ilusión del espacio y de la figura. Asimismo, varié la saturación entre las dos capas y así lograr el cambio de estética surrealista, alejándome de la pureza y la realidad que se captura instantáneamente en la fotografía.


Descripción:

El contenido del trabajo va dirigido hacia la exploración temática y subjetiva sobre la búsqueda de la referencia identataria en los espacios, tanto público como privado. Jorge Frascara indica que, “[L]a interacción con edificios y paisajes genera respuestas totales en las personas... en el ver sentimos nuestro cuerpo proyectado en esos espacios...” (1991: 17) Además, Frascara argumenta que aquellos espacios son una representación de diferentes nociones de poder, idea que está construida y materializada. A manera del uso de las transparencias entre el espacio y la figura humana, se presenta la acción de la figura femenina sobre el espacio y de éste sobre ella, causante de conflictos internos y emociones encontradas. Con la utilización de la cámara fotográfica se preservan los instantes y la fugacidad de la figura, y los espacios encontrados en el tiempo.

Se refleja poéticamente la noción de la frontera, de aquel espacio donde la mujer, quien a través de los siglos, está ligada al mundo doméstico, yuxtapuesto con el espacio de la ciudad nocturna donde no es muy frecuente su presencia. Se pretende que, como concluye Paula Soto Villagrán, “…la ciudad debe ser vista como lugar de transformaciones y apropiaciones que inciden en la manera en que las mujeres viven los tiempos y los espacios de la ciudad”. (2003: 92) Con esto, según John Berger, se abre la oportunidad para nuevas subjetividades y posibilidades en la construcción de la imagen artística. (2005: 71) En este caso, en la construcción de los imaginarios simbólicos destinados a la mujer.


Referencias bibliográficas

Berger, John. Modos de ver. Barcelona: Gustavo Pili, S.A., 2005. Impreso.

Frascara, Jorge. El poder de la imagen: Reflexiones sobre comunicación visual. Buenos Aires: Ediciones Infinito, 1991. Impreso

Soto Villagrán, Paula. Sobre género y espacio: una aproximación teórica. Revista GénEros, Año 11, Núm. 31, 88-92. Digital. http://bvirtual.ucol.mx/url.php? u=.~2Fdescargables~2F853_sobre_genero_y_espacio.pdf

Posted on February 7, 2016 .

El Grito

(Tinta china sobre papel, 22” x 34”; 2014-2015)

Rafael Alejandro Rodríguez
“RAFAEL ALEJANDRO”
Departamento de Bellas Artes
Facultad de Humanidades

Descripción:

Como artista, me interesa explorar mis propias relaciones con la memoria, la identidad y el paisaje. Me atraen los procesos de individualización e identificación, desde un acercamiento al cuerpo y al rostro, como espacios subversivos y antagónicos que retan el condicionamiento que opera desde la mirada del otro. Mi práctica artística se concentra en alcanzar además un desarrollo en el dibujo, el grabado y la fotografía para aproximarme a lo que me rodea desde las posibilidades que ofrecen la distorsión, la abstracción y la reconstrucción de lo que observo. Entiendo el arte como una herramienta conceptual, generadora de nuevas subjetividades a partir de una problematización del sistema ideológico y hegemónico occidental.

Posted on February 7, 2016 .

Totalmente Incomprensible

(Tríptico de tres dibujos, tinta-dry brush)

Yasmín Flores Montañez
Departamento de Bellas Artes (Programa de Bellas Artes y Programa de Historia del Arte)
Facultad de Humanidades

Descripción:

Totalmente incomprensible conforma una narrativa secuencial, fragmentada en escenas que buscan provocar cierta incomodidad en el espectador. Mi proceso creativo consiste en visualizar una historia, primeramente en bocetos rápidos, para luego finalizar la obra utilizando el medio deseado. El tríptico fue logrado a través de la tinta y la técnica del “dry brush”, donde el pincel retiene poco pigmento resultando en trazos irregulares e incompletos. La característica particular de esta técnica permite alcanzar trazos desconcertantes que buscan acentuar la tensión y el temor de la figura en la obra. El pánico, horror, suspenso y miedo como enfoque principal alude al cómic noir.

El pájaro representado es un cuervo, concebido mayormente en diversas mitologías como el pájaro de la desgracia y calamidades (Biedermann, 141). Siguiendo este pensamiento, los cuervos representan una amenaza que devora a su víctima como ave carroñera. Dentro este marco la obra se puede interpretar literal o psicológicamente.


Bibliografía:

Biedermann, Hans. Diccionario de Símbolos. Barcelona: Paidós, 1999. Impreso.

Posted on February 7, 2016 .

Brahman

(Colección y serie de siete fotografías)

Francisco Javier Alicea Lozada
Departamento de Biología
Facultad de Ciencias Naturales
Departamento de Bellas Artes, Fotografía
Facultad de Humanidades


Descripción:

Esta obra está basada en el ideal hinduista y budista de la renuncia del ego para alcanzar el Nirvana, utilizando la simbología de los dogmas cristianos occidentales como reconocimiento del poder que ejercen éstos sobre nosotros. Estamos sujetos. Somos sujetos: atravesados por la cultura, los valores, lo enseñado; a merced de eventos que en muchas ocasiones sobrepasan nuestra capacidad de adaptarnos. Compuestos por mucho, seguros de nada. La vida es un constante cambio. En algunos momentos se nos da, en otros se nos quita. Nuestra identidad es una ilusión, es una construcción de todas nuestras facetas. Intentamos de manera absurda mantenernos llenos pero el quebrarse es inevitable.

Posted on February 7, 2016 .

Actitudes y creencias de los padres en Puerto Rico con respecto a la vacunación de sus hijos

Amarilys Asencio Torres
Programa Interdisciplinario en Ciencias Naturales
Facultad de Ciencias Naturales

Resumen:

La vacunación ha sido uno de los logros más grandes de la ciencia para la humanidad. Gracias a esto se ha podido disminuir la prevalencia, incidencia y mortalidad de enfermedades infecciosas en grandes poblaciones. Consecuentemente, se recomienda la inmunización de los niños desde el momento de su nacimiento. En los últimos años se ha identificado un mayor número de padres con tendencia a no vacunar a sus hijos para protegerlos de los posibles efectos secundarios. El objetivo de este estudio fue conocer las actitudes y creencias en dos grupos de padres, con respecto al proceso de vacunación de sus hijos. Esta investigación se realizó en base a una encuesta administrada a dos grupos: uno de padres en un centro comercial y otro de padres practicantes de educación en el hogar (“homeschooling”). Se analizaron los datos usando pruebas t de diferencia y pruebas de correlación de Pearson. Se encontró que un 2.85% de los padres reclutados en el centro comercial no vacunó a sus hijos, mientras que en el otro grupo fue de 20%. Se caracterizaron ambos grupos y se pudo concluir que la escolaridad del padre no tiene relación con las creencias respecto a la vacunación (r=-0.113, p=0.142 vs. r=0.069, p=0.485). Nuestros resultados concuerdan con otras investigaciones donde una minoría de padres presenta desagrado y actitudes negativas con el proceso de vacunación para sus hijos. Esta investigación establece una descripción inicial de esta controversia en dos grupos de padres puertorriqueños que puede promover futuras investigaciones además de realizar una campaña educativa.

Palabras clave: vacunas, inmunización, educación en el hogar, exención de vacunación, autismo.


Abstract:

Vaccination has been one of the most important success from science to mankind. Thanks to this there has been a huge reduction in the incidence, prevalence and mortality from infectious diseases that affected entire populations through history. Consequently, the immunization of children is highly recommended since the day of birth and during growth. In the past years we have seen an increment of parents that are hesitant to vaccines for their children, this in order to protect them from possible side effects. The objective of this study was to know the attitudes and beliefs of two samples of parents living in Puerto Rico, regarding the process of immunization of their children. This investigation was realized using a survey that was provided to both samples: the first group was composed of parents visiting a shopping mall and the second was a group of homeschoolers parents. We analyzed data using difference t test and Pearson’s correlation. We found that 2.85% of the parents from the shopping mall did not vaccinate their children, meanwhile in the other group, the homeschoolers parents, we found a 20%. As part of the survey we took demographic information from the participants and we concluded that there was no relation between their beliefs and attitudes with their scholarship in both groups (r=-0.113, p=0.142 vs. r=0.069, p=0.485). Our results were similar to others investigations where we can see a minority of parents that are against vaccination and present negatives attitudes of the process. This investigation establish an initial description of this controversy in both groups of Puerto Ricans parents that could promote further investigations and implement an educative campaign.

Keywords: vaccine, immunization, homeschooling, vaccine exemption, autism.


Introducción[1]

El desarrollo de las vacunas fue uno de los eventos más importantes en la historia de la ciencia. En el siglo XVIII, Edward Jenner fue el pionero en la creación de una vacuna contra la viruela y por esto se le conoce como el padre de la inmunología (Murphy, 2012). Gracias a esto, con el tiempo se ha podido disminuir grandemente la tasa de mortalidad de muchas enfermedades contagiosas. Por ejemplo, en Estados Unidos, en los pasados 100 años, se redujo el número de niños que murieron por polio de 15,000 a 0, los de sarampión de 3,000 a 0, rubéola de 20,000 a 0 y de tos ferina decreció de 8,000 a menos de 20 (Plotkin, Orenstein & Offit, 2013). Hoy, estas son las vacunas que son recomendadas: hepatitis B (HepB), rotavirus (RV), difteria-tétano-tosferina (DTaP), meningitis (Hib), pneumococo (PCV), polio (IPV), varicela (CDC), hepatitis A (HepA) y paperas-sarampión-rubéola (MMR) (CDC, 2014). En la actualidad, los niños desde el momento de nacimiento comienzan a recibir una serie de vacunas, las cuales han sido probadas y mejoradas a través de los años, con el fin de proveer bienestar a toda la sociedad.

En los Estados Unidos y Puerto Rico la vacunación es compulsoria para todo niño que ingrese a cualquier nivel o grado de educación hasta escuela superior. Los sistemas universitarios locales también exigen evidencia de vacunación reciente como un criterio no académico de admisión. A pesar de esto, existen unas leyes que les permiten a los padres la exención de las vacunas para sus hijos. La Ley #25 falta año] en la Isla permite la exención por dos razones: algún motivo médico certificado por un doctor, que comprometan la salud del niño o por motivos religiosos. Este problema es uno muy preocupante y nos perjudica a largo plazo. Se pudiera llegar a la ruptura de nuestra inmunidad de grupo (“herd immunity”), esto es, la protección de una gran población contra enfermedades infecciosas atribuido por la vacunación a través del tiempo, e incluso esto le brinda cierta protección a las personas que no estén vacunadas, pues el riego a exponerse a la enfermad es mínimo. (Murphy, 2012) Las razones para decidir no vacunar pueden variar conforme a las creencias de cada padre.

Parte de esta responsabilidad se le puede atribuir a resultados presentados en un estudio científico que cambiaron la perspectiva de muchas personas. (Leask, Booy & McIntyre, 2010) En el 1998, Andrew Wakefield, junto a otros investigadores, encontró una relación entre ciertas vacunas infantiles y desórdenes en el desarrollo o autismo y enfermedades gastrointestinales en doce niños. En la publicación se argumenta que también existe una relación entre la vacuna de sarampión, paperas y rubéola (MMR por sus siglas en inglés) con el desarrollo de autismo. (Wakefield et al., 1998) Luego de esta publicación hubo un incremento en el miedo colectivo hacia la vacuna de MMR y consecuentemente hubo una reducción en la inmunización de niños. Doce años después, el Consejo General de Medicina del Reino Unido probó que los resultados ofrecidos por Wakefield fueron alterados y, por ende, invalidaron su investigación y le retiraron su licencia de médico. (Leask et al., 2010) Estas declaraciones erróneas de Wakefield cambiaron en gran medida la percepción de muchas personas en relación a las vacunas en general. A través de estos años esta información ha llegado a todo el mundo a través de la internet, revistas, periódicos y otros medios.

Existe una tendencia en varios países europeos y latinoamericanos a observar y registrar un leve aumento en la frecuencia decisional por parte de padres quienes no favorecen la vacunación. Éstos además, en ocasiones, optan por la alternativa de la educación en el hogar o “homeschooling”. En los Estados Unidos también, se ha visto un comportamiento semejante en las posturas de algunos padres. Por ejemplo, en el año 2011, una muestra de padres norteamericanos que participaron de una encuesta nacional de inmunización, reportó que un 5.8% de un total de 17,313 padres rechazaron cualquier tipo de vacunación para sus hijos. Algunas de las razones dadas por estos padres fueron: habían escuchado que las vacunas provocaban autismo, estaban preocupados por los efectos secundarios y que habían leído o escuchado cosas negativas de las vacunas a través de los medios de comunicación. (Smith et al., 2011) Es por esto que la comunidad científica en los últimos años se ha dado a la tarea de realizar investigaciones, a nivel mundial, para devolver la confianza de todas las personas en las vacunas.

Diversos estudios realizados en torno a la deseabilidad o no de la vacunación, se han enfocado en corroborar la seguridad de las vacunas y en buscar si existe una relación entre la administración de éstas y el autismo. Con estas investigaciones la comunidad científica está tratando de brindar una nueva perspectiva con relación a este controversial problema. Recientemente, en otra investigación realizada en Estados Unidos (95,727 niños) el resultado no halló relación entre la vacuna de MMR y el desarrollo de autismo. (Jain, Marshall, Buikema, Bancroft, Kelly & Newschaffer, 2015)

Como anteriormente se mencionó, renglones o grupos entre quienes comparten las creencias y precepciones negativas sobre la vacunación, se caracterizan por padres quienes prefieren y practican la educación en el hogar con sus hijos. Tanto en Puerto Rico como en Estados Unidos la población que realiza la educación en el hogar es muy pequeña y, probablemente, pertenece a una estrata socioeconómica particular. No obstante, los datos demográficos sugieren la posibilidad de que esta práctica esté evidenciando un incremento con el paso de los años, al menos, en los Estados Unidos. Por ejemplo, en ese país, para el 2003, había un total de 1.1 millones de familias que educaban a sus niños en el hogar. Para el 2008, esa cifra aumentó a casi dos millones. (Thorpe, Zimmerman, Steinhart, Lewis & Michaels, 2012) La información en Puerto Rico no es tan precisa. Esto es así en gran medida, debido a que el Departamento de Educación no mantiene registro sobre la educación en el hogar, aunque sí hay información limitada en el Consejo General de Educación. (Álvarez Reyes, 2006) De acuerdo a un artículo publicado en la prensa local, se estima que entre 4,000 a 5,000 familias practican la educación en el hogar. (Acevedo, 2012) Las razones por las cuales estos padres deciden optar por este tipo de educación son variadas. Al mismo tiempo podemos encontrar en que algunos hay cierta resistencia a la vacunación. En un estudio realizado a una muestra de 124 padres educadores en el hogar en el estado de Pensilvania, un 6% de la población no había vacunado a sus hijos y un 56% no había completado todas las vacunas o le faltaba al menos una (Thorpe et al, 2012).

Con los avances tecnológicos concurrentes con la época, sabemos que la información está mucho más accesible gracias a la internet. Es por esto que muchos padres buscan educación con respecto a la salud de sus hijos usando la internet y no necesariamente buscando la orientación de un pediatra o algún otro profesional de la salud. De acuerdo a una investigación en la que se identificó el tipo de información que las personas pueden encontrar fácilmente a través de la internet usando palabras claves como: “vacunas”, “inmunización”, “autismo”, “efectos secundarios”. Encontraron que la información más común repetida en casi todas las páginas web que estudiaron fueron: que las vacunas provocan enfermedades idiopáticas, que la vacuna MMR provoca autismo, las vacunas que han sido contaminadas en su producción o transportación siguen siendo vendidas en el mercado, una gran cantidad de vacunas puede afectar tu sistema inmunológico, los efectos secundarios no se reportan debidamente, las enfermedades por las que se vacunan a los niños ya no existen y que la venta de las vacunas tenían un fin económico a favor de las farmacéuticas que las producen y las personas que la administraban. (Wolfe, Sharp & Lipsky, 2002) Estas prácticas pueden provocar grandes daños a la sociedad. Un ejemplo de esto lo es el brote de sarampión ocurrido en el oeste de Estados Unidos, donde se reportaron 125 casos en 17 estados desde diciembre de 2014 hasta febrero 2015; la mayoría de ellos eran niños que no habían recibido la vacuna. (Zipprich, Winter, Hacker, Xia, Watt & Harriman, 2015)

El objetivo de esta investigación es conocer cuáles son las actitudes y creencias de los padres puertorriqueños. Este es un tema controversial y novedoso, sin embargo, no se ha explorado la percepción de los padres puertorriqueños en esta temática, por ende, no se encontró literatura científica de Puerto Rico. Es importante conocer si la tendencia observada en los Estados Unidos, de padres que no están vacunando a sus hijos, se repite en Puerto Rico. De ser así, entonces, veremos que la población que no vacuna a sus hijos muestra actitudes y creencias en contra de la seguridad de las vacunas y sus efectos secundarios. También se espera que en el grupo de los educadores en el hogar se observen más padres en contra de la vacunación. Esta investigación pretende caracterizar las creencias y actitudes de un grupo padres en Puerto Rico.


Metodología

Se realizó un estudio transversal en dos muestras independientes, no probabilísticas, no representativas de la población de interés. La población de interés en este estudio son todos los padres mayores de 21 años, residentes en Puerto Rico. Esta investigación se realizó utilizando una metodología cuantitativa y descriptiva, a través del diseño de encuesta. Para la recopilación de los datos se utilizó un cuestionario, desarrollado por la investigadora, basado en las investigaciones de Opel D. et al en el 2011 y de Freed, G.L. et al en el 2010. Se efectuó un escogido de premisas de los dos instrumentos previamente validados. Se practicó un juicio de experto para determinar si la traducción fue la correcta.

El cuestionario fue administrado a dos grupos de padres mayores de 21 años en Puerto Rico. El primer grupo se seleccionó en el centro comercial Plaza las Américas en San Juan, este fue un muestreo casual. El segundo grupo se compone de padres quienes practican educación en casa. Este muestreo fue intencional y por conveniencia, ya que se caracterizó previamente que esta población posee ciertas tendencias a no creer en la vacunación (Thorpe et al., 2012). Se obtuvo una muestra total de 279 padres que decidieron voluntariamente participar de la encuesta, no se les ofreció ningún tipo de incentivo a los participantes. La distribución fue de 175 participantes en el centro comercial y 104 participantes de grupos de padres educadores en el hogar. Para reclutar a los padres del segundo grupo se contactaron a los líderes de varios grupos de educación en el hogar, para asistir a sus reuniones mensuales con su consentimiento.

En ambos grupos se cumplió el mismo procedimiento, en donde se comenzó por explicar en qué consistía la investigación de manera individual y, si accedían, se procedió a leerles la hoja de consentimiento, explicar alguna duda que tuviesen y firmarla, luego se le dejó un tiempo a solas al participante para que contestara el cuestionario. La encuesta consistía de 21 premisas divididas en tres partes: en la primera llenaban la información demográfica para detectar las variables: edad, educación e ingresos; en la segunda parte sus actitudes y en la tercera una escala de Likert para conocer sus creencias. Siempre se le notificó que su participación era de manera voluntaria y, que de sentirse incómodo, podía desistir de hacerlo o dejar la premisa en blanco.

Tabla #1: Características demográficas de las muestras de padres pertenecientes al grupo #1, centro comercial y grupo #2, educadores en el hogar encuestados en febrero de 2015

Criterios

Centro Comercial Plaza Las Américas, Núm. (%)

Padres educadores en el hogar, Núm. (%)

Edad

21-29

58 (33.52)

9 (8.65)

30-39

60 (34.68)

51 (49.03)

40-49

37 (21.38)

29 (27.88)

> 50

18 (10.4)

15 (14.42)

Educación

Escuela Superior

22 (12.86)

12 (11.53)

Grado Asociado o Curso Técnico

44 (23.73)

20 (19.23)

Bachillerato

71 (41.52)

49 (47.11)

Maestría

29 (16.95)

18 (18)

Doctorado

5 (2.92)

5 (5)

Ingresos Anuales

< 20,000

57 (35.84)

31 (39.29)

20,001-35,000

46 (28.93)

24 (25)

35,001-50,000

32 (20.12)

25 (26.04)

> 50,001

24 (15.09)

16 (16.67)

Los datos fueron recopilados de manera independiente y analizados usando los programas Minitap Statistical Software® y Microsoft Excel®. Para el análisis se realizaron pruebas t de diferencia para comparar los promedios de ambos grupos y correlación de Pearson para medir si las variables: edad, educación e ingreso, tienen alguna relación con las actitudes de los encuestados.

La investigadora recibió el permiso del Comité Institucional para la protección de los Seres Humanos en la Investigación (CIPSHI), el 20 de enero de 2015. (IRB-00000944) Este comité es una rama del “Institutional Review Board”, conocido como IRB por sus siglas en inglés.


Resultados

Las muestras fueron descritas cualitativamente para crear un perfil general de ambos grupos. Se describieron estas poblaciones de acuerdo a los factores de edad, educación e ingreso (Tabla #1). Ambas muestras presentaron una distribución normal en los tres aspectos evaluados. El primer objetivo de esta investigación consistía en saber si se repite el patrón de padres que no vacunan a sus hijos, que se describe en otras investigaciones. Se encontró que un 2.85% de padres encuestados en el centro comercial no vacunó a sus hijos, mientras que en los grupos de padres pertenecientes a “homeschooling” el 20% de la muestra no vacuna. (Tabla #2)

En la segunda parte del cuestionario se presentaron premisas para indagar en las creencias del participante. Se le otorgaba un valor de 5 puntos por premisa a un padre que demostrara un grado de aceptación y confianza a las vacunas en general. Un individuo podía alcanzar un máximo de 65 puntos en esta parte, con esto se promediaron las respuestas de ambos grupos obteniendo 44.16 ±0.92 el grupo del centro comercial y 35.7 ±1.02 el grupo de padres educadores en el hogar.

Tabla #2: Actitudes de los padres encuestados en el centro comercial Plaza las Américas y en los grupos de “Homeschooling”

Plaza las Américas
(%)

“Homeschooling”
(%)

Premisa

No

No sé

No

No sé

1.¿Vacunó a sus hijos?

95

3

2

80

20

0

2.¿Cumplió con los refuerzos establecidos para cada vacuna?

90

6

3

58

40

1.90

3.¿Alguna vez decidió retrasar el refuerzo por otras razones de enfermedad o alergias del niño?

32

65

3

51

49

0

4.¿Alguna vez decidió no colocarle los refuerzos por otra razón?

13

84

4

44

55

1

5.¿Si tuviera otro hijo le pondría vacunas?

87

9

4

38

48

14

6.La única razón por la que vacunó es para que puedan entrar a la escuela, colegio o cuido.

28

72

0

--

--

--

7.Conozco a alguien que tuvo una mala reacción a alguna vacuna.

28

71

0.5

64

35

1

Los programas Minitab® y Microsoft Excel® fueron utilizados para realizar los correspondientes análisis estadísticos descriptivos e inferencial. Los datos fueron analizados también haciendo pruebas t de diferencia y correlación de Pearson. Consecuentemente, entre ambos grupos se encontró que hay diferencias significativas en cuanto a los puntajes obtenidos (t=-8.86, p<0.0001). Se comparó la puntuación obtenida del grupo de Plaza las Américas con el valor de 39 y se encontró una diferencia que va por encima del valor medio (t=9.29, p<0.0001). Mientras que el grupo de educadores en el hogar obtuvo una diferencia negativa al valor escogido (t=-4.05, p<0.0001). Se correlacionaron los datos demográficos evaluados: edad, educación e ingreso y se compararon con las puntuaciones obtenidas para ambos grupos. Se quería conocer si existía una influencia entre estas variables con las creencias de los padres con respecto a la vacunación. En el grupo del centro comercial no se encontró relación con la edad y el puntaje obtenido (r=-0.003, p=0.968); tampoco hubo relación entre los puntajes y la educación (r=-0.113, p=0.142), ni en el ingreso y la puntuación (r=0.013, p=0.872). En el segundo grupo, los padres educadores en el hogar también se realizó este análisis y se encontró que no hubo relación entre la edad y los puntajes (r=0.170, p=0.084), ni en la educación y la puntuación (r=0.069, p=0.485), ni en el ingreso y la puntuación (r=0.062, p=0.547).

En cuanto a las creencias se observaron en algunas premisas que muchos padres presentaban creencias en contra de la vacunación (Tabla #3). Se analizaron las premisas de manera individual realizando pruebas t, comparando ambos grupos. Se escogieron las premisas que no obtuvieron diferencias significativas, lo que indica que en ambos grupos contestaron de manera similar, esto nos muestra que ambas poblaciones comparten esas creencias. Una de las premisas fue “Creo que las vacunas provocan autismo”, donde no se observaron diferencias significativas (t=-1.74, p=0.078). El por ciento que estaban completamente de acuerdo o de acuerdo con esta premisa fue de un 14.53% de los padres en el centro comercial y un 46.50% de los educadores en el hogar. Se escogió también la premisa “Es mejor que mi hijo desarrolle inmunidad enfermándose que recibiendo una vacuna” que tampoco presentó diferencias significativas entre ambos grupos (t=-1.89, p=0.066).

Discusión

En este estudio se pudo documentar las actitudes y creencias de una muestra de padres puertorriqueños, sobre el proceso de vacunación de sus hijos. En la muestra recopilada se observó que en el grupo de padres del centro comercial –un 2.8% de la muestra– no vacuna a sus hijos mientras que en los educadores en el hogar son el 20% los que no vacunan. Con esto, se pudo llegar a la conclusión de que en la muestra recopilada también existe un patrón similar al presentado en las investigaciones mencionadas en este trabajo. Se pudo observar que no existe relación en la edad, la educación, ni los ingresos con sus creencias, en ambos grupos.

Tabla #3: Creencias de los padres encuestados en el centro comercial Plaza las Américas y en los grupos de “homeschooling”

Plaza las Américas (%)

“Homeschooling (%)

Premisas

Completamente de acuerdo

De acuerdo

No sé

Desacuerdo

Completamente en desacuerdo

Completamente de acuerdo

De acuerdo

No sé

Desacuerdo

Completamente en desacuerdo

1. Los niños reciben más vacunas de las que son necesarias.

21

16

32

23

8

57

21

12

6

2

2. Es mi rol como padre cuestionar sobre las vacunas.

67

26

4

2

2

89

14

0

0

0

3. Creo que las enfermedades de las que te protegen las vacunas son peligrosas.

48

33

8

7

4

29

42

14

10

4

4. Creo que las vacunas provocan autismo

9

6

41

26

18

19

27

41

6

6

5. Es mejor que mi hijo desarrolle inmunidad enfermándose que recibiendo una vacuna

12

11

16

37

24

23

27

15

16

12

6. Para evitar efectos secundarios es mejor que no le suministren muchas vacunas a la vez.

24

24

18

23

12

58

19

8

11

5

7. La vacunación es una buena manera de mantenerlos seguros de enfermedades.

44

37

10

7

2

16

28

17

21

18

8. Mis hijos no necesitan estar vacunados de enfermedades que ya no existen.

13

12

12

37

26

29

30

12

18

12

9. A veces me preocupan los efectos secundarios de las vacunas.

40

45

6

7

2

72

21

2

3

2

10. He discutido con mi pediatra las dudas acerca de las vacunas de mi hijo.

51

34

7

4

4

62

27

3

5

4

11. Generalmente hago lo que mi pediatra me recomienda.

46

40

3

9

2

23

50

6

17

5

12. Confío plenamente en el pediatra de mi hijo.

48

39

7

5

2

34

43

12

8

4

13. Confío en la información que recibo sobre la vacunación.

38

35

16

8

4

18

24

21

20

18

Hay una minoría de padres que están mostrando resistencias a la seguridad de las vacunas y se están preocupando por los efectos secundarios de las mismas, optando por no administrárselas a sus hijos. El grupo del centro comercial se estudió con el fin de conocer las actitudes y creencias de un grupo de padres puertorriqueños que no muestran afinidad ni a favor o en contra del tema estudiado. Se observaron en varias premisas que hay mucha confusión en este tópico, se pudo observar con el porcentaje de padres que marcaban “no sé” en algunas premisas e incluso en los promedios de las creencias. Los padres no están bien informados en este tema y muchos de ellos expresaron su incomodidad de manera verbal con la investigadora al momento de llenar el cuestionario.

Otra investigación realizada con padres que educan en casa, sugiere que existe un patrón en donde los participantes no creen o no confían en la vacunación, un 49% de la muestra de 124 padres creían que las vacunas provocaban autismo (Thorpe et al., 2012). Este dato compara con los obtenidos en esta investigación, donde se obtuvo un 46.50% de un total de 104 padres practicantes de educación en el hogar que también creían que las vacunas provocan autismo. Se pudo confirmar que estos grupos minoritarios tienen ciertas tendencias a no creer y no confiar en la vacunación por temor a que sus hijos queden afectados por los efectos secundarios de las mismas.


Conclusión

Entendemos que el presente trabajo constituye un primer paso para establecer un perfil general de dos grupos de padres en Puerto Rico, en los aspectos demográficos, en actitudes y creencias. Se validó la hipótesis ya que se observó que sí hay un grupo de padres que no están a favor de la vacunación que, aunque es pequeño, puede ir incrementando con los años. Se pudo comprobar que en términos de actitudes y creencias, los padres que practican educación en el hogar tienden a mostrar más resistencia a la vacunación que la población general. Se observó que no existe relación entre las actitudes y creencias de los padres con su edad, educación e ingresos económicos en ambos grupos. En otras investigaciones realizadas en Estados Unidos, tampoco encontraron relación entre la educación de los padres con las preocupaciones que tenían sobre las vacunas (Gust et al., 2004). También se notó en ambos grupos que, aunque los padres expresaban que sí vacunaban a sus hijos, mostraban cierta desconfianza y dudas con las mismas; esto se comprueba con los promedios de las premisas.

La investigación puede servir para motivar a otros profesionales de la salud a implementar nuevas estrategias educativas sobre la vacunación que incluyan charlas o talleres para los padres y que éstas ayuden a clarificar las dudas y preocupaciones además de proveer mayor educación sobre el tema. Trabajar con padres que se resisten a la vacunación es un trabajo arduo para los profesionales de la salud y requiere que la persona muestre mucho conocimiento sobre el tema y demuestre confianza a estos padres (MacDonald, 2013). Sería importante ampliar esta investigación para obtener una muestra representativa de padres puertorriqueños y observar si se valida este patrón.


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Noticias:

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Notas


[1] Quiero extender mi agradecimiento, el apoyo, mentoría y tiempo que la Dra. Michelle Borrero (Departamento de Biología en la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Rio Piedras) dedicó a mi desarrollo en la investigación.

Posted on February 7, 2016 .

Transición de los Refranes Puertorriqueños [1]

Cristina M. González Nieves
Departamento de Sociología y Antropología (Antropología)
Facultad de Ciencias Sociales

Resumen:

En este trabajo estaré discutiendo la conexión entre las particularidades del uso de los refranes con el espacio educativo dentro del Museo de Historia, Antropología y Arte de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. El enfoque principal es presentar el significado que se le da a esta manera de expresión oral dentro de las prácticas educativas y, mediante la observación, poder encontrar los discursos contemporáneos y ver la transición dentro de los conceptos de herencia y tradición. Los refranes son valorados como un patrimonio cultural heredado y que pasa de generación en generación. Sin embargo, podemos ver cómo estas costumbres pasan por transiciones o desfases de conocimiento generacional, al igual que los discursos sociales, étnicos y económicos que definen la cultura puertorriqueña.

Palabras claves: refrán, culturalismo, herencia, medios masivos de comunicación

Abstract:

In this paper I will discuss the connection between the particularities of the use of sayings with the educational space within the Museum of History, Anthropology and Art, in the University of Puerto Rico, Río Piedras. The main focus is to present the meaning given to this way of speaking within educational practices and by observing try to find contemporary discourses, in order to see the transition within the concept of heritage and tradition. Sayings are valued as cultural heritage and a legacy passed from generation to generation. However, we can see how habits customs pass generational transitions or knowledge gaps, and also the social, ethnic and economic discourses that define the Puertorrican culture.

Keywords: Saying, culturalism, heritage, mass media.

Nota al/la lector(a):

Se utiliza la primera persona como parte de la narración en algunas de las secciones de discusión del material de entrevista. Esto obedece a una larga tradición etnográfica en el trabajo antropológico cuya intención es ilustrar el carácter participativo ocurrido en las conversaciones y entrevistas etnográficas.


Introducción

Basado en un enfoque constructivista, esta investigación busca presentar el significado que se le da a los refranes dentro de las prácticas educativas en el Museo de Historia, Antropología y Arte de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Rio Piedras. Utilizando como métodos la observación participativa, entrevistas y recolección de refranes en el área interactiva del museo, hemos podido llegar a conclusiones interpretativas sobre los datos recopilados. Esta investigación es significativa debido a las características presentadas ante el uso de los refranes en el espacio del museo[2], permitiendo acercarnos a las nuevas tendencias generacionales del uso de expresiones del habla coloquial.

Dentro de la complejidad que conlleva el estudio de una lengua y sus múltiples conceptos, tanto en el campo de la lingüística como la antropología, esta investigación reconoce la distinción entre modismos[3], dichos[4] y refranes.[5] Sin embargo, toma en consideración el hecho de que sus participantes puedan o no conocer las definiciones o la utilización de los mismos, según el contexto. Esta investigación valora la influencia de los medios de comunicación, el inglés y la transición de los refranes dentro del uso y su expresión generacional. Según las estudiosas Amparo Morales y María Vaquero.

[La] situación geográfica de Puerto Rico, favorable a todo tipo de influencias lingüísticas desde la época colonial, explica la riqueza léxica de su español caribeño. Desarrollada a lo largo de los siglos, esta variedad regional es el resultado de sucesivas convivencias étnico-culturales que, integrándose en una realidad social compleja, motivaron su perfil actual… El léxico peninsular trasplantado a Puerto Rico, no sólo fue adoptando palabras de las lenguas autóctonas –los indigenismos–, de las lenguas africanas –los afronegrismos–, y del inglés y otras lenguas –anglicismos, galicismos–, sino que, de forma paralela al acriollamiento de los hablantes, fue adaptándose, con la lengua misma, a la nueva realidad del mundo antillano. (Morales & Vaquero, 2005: 9)


Revisión de Literatura

La mayoría de nuestros refranes tienen un origen hispánico los cuales afloran desde las más antiguas obras literarias como por ejemplo el Poema de Mio Cid. El refraneo ya era sustancial para el pueblo español desde mitad del siglo XIII. La verdadera floración del refrán en suelo hispánico que dio fuerza y carácter autónomo se produjo en el siglo XV con la creación de las colecciones de El Seniloquium y Los refranes que dizen las viejas tras el fuego, ambos atribuidos al marqués de Santillana. (López de Mendoza, Marqués de Santillana, 1508/1995) El ilustre hispanista Don Ramón Menéndez Pidal decía con cierto humor que “… [El] extraño que recorre la Península, debe traer en su maleta, según consejo de cierto viajero entendido, un Romancero y un Quijote, si quiere sentir y comprender bien el país que visita.” (Menéndez Pidal citado por Diez R., 2012: 3). Estudiando los refranes puertorriqueños podemos entender, de igual forma, la trayectoria de la historia del pueblo y sus cambios a través del tiempo, ya sea debido a las adaptaciones políticas o la mezcla de culturas que son evidentes en la isla.

Según la Real Academia Española un refrán (http://dle.rae.es/?id=VesRhX7) es un dicho popular agudo y sentencioso que suele contener un consejo o una moraleja. Basado en esta definición es donde comienza el debate de la significación que se le da a los mismos y la importancia dentro de la sociedad. Cabe resaltar que en esta investigación encontrarán fragmentos académicamente no vistos como refranes. Sin embargo, son tomados en consideración debido a que fueron percibidos como este medio de expresión por los participantes de la investigación y esto no hace que tengan menos relevancia. Esto nos ha permitido hacer un análisis de la diferencia entre el uso en la academia y el uso popular. Es por eso que conceptos como modismos o dichos, no son estudiados dentro de esta investigación, ya que se limita al área interactiva del Museo, donde los participantes pueden escribir los refranes que conocen.

Esta investigación toma en consideración el valor que tienen los refranes con respecto a nuestra herencia y cultura. No utilizamos el concepto folklor debido a la connotación académica, sin embargo, el concepto herencia tiende a dar un aval a aquello que se pierde a través del tiempo. Esto lo sustenta la autora Kirshenblatt en su escrito Theorizing Heritage de la siguiente manera;

Folklore as a discipline will not survive…it must reimagine itself in a transformed disciplinary and cultural landscape…if folklore is such a bad word, heritage is such a good one […] heritage is the transvaluation of the obsolete, the mistaken, the dead and its created through process of exhibition (performance and museum displays). (Kirshenblatt, 1995: 368-369)

Esta cita nos presenta tanto el rol del museo y el por qué se justifica la presencia de los refranes dentro de la exposición del mismo. Esta expresión oral se conceptualiza con un aspecto lejano a lo moderno, razón por la cual podríamos entender la falta de conocimiento de los refranes en la actualidad por poblaciones jóvenes. No obstante, existe cierta nostalgia por conservar y mantener los mismos. Por ejemplo, la tradición del relativismo cultural expuesta por Franz Boas y empleada por Edward Sapir como relativismo lingüístico, entiende cultura y lengua como una serie de comportamientos atribuidos a las experiencias que tiene un individuo. (Kordish, 2003) Las expresiones idiomáticas recogen y expresan estas experiencias como parte del habla de más de una manera, como pueden ser los refranes. El refrán es un medio de expresión comunicativa para la que esta investigación persigue recopilar como experiencias del habla en grupo dichas por un individuo. Éstas pueden ser enunciadas de una manera informativa, o bien como un regaño o también, como una moraleja. De esta manera, la expresión puede constituir una actividad comunicativa creativida insertada como el mensaje que contiene el refrán.

La academia se ha encargado de estudiar ciertos aspectos de la creatividad. De aquí que una vertiente de la antropología lingüística estudia las tradiciones orales y cómo las diferentes formas de expresión que utiliza el lenguaje son parte de un proceso previo creativo que pasa por nuestro cerebro. (Sawyer, 1998) La poesía y la literatura son especialmente diferentes del lenguaje cotidiano, por lo tanto, el proceso creativo se da a otros niveles de interacción con el receptor. Sin embargo, el valor de estos dos métodos de expresión va a depender de una cultura y sociedad en particular. Ciertas formas de “speech play” (i.e.; rutina de palabras) son expresadas de una manera clasificada como mecánicamente estructurada, consecuentemente, son poseedoras de cualidades particulares (eje. jerga, enunciación, pronunciación), cruciales como identificadores de la diversidad verbal entre hablantes. (Sherzer, 2002).

Dado que los métodos de expresión comunicativa están vinculados a la cultura, se puede argumentar, siguiendo a Kirshenblatt, que el culturalismo constituye un mecanismo social, muchas veces político, que designa un movimiento que envuelve la creación de una identidad. (Appadurai, 1998) Independientemente cuan consiente sean los puertorriqueños con el uso de los refranes en la vida diaria, éstos son parte esencial de una identidad que se modifica y se expresa históricamente dentro de su expresión oral. Es importante entender el tiempo en que vivimos, donde la accesibilidad a la tecnología está a manos de todo tipo de persona, sean jóvenes o adultos. Los medios de comunicación en masa (i.e.; “mass media”) (Appadurai, 1998) permiten además, nuevas concepciones y relaciones sociales de intercambio y reciprocidad, identificadas hoy bajo el marco de la globalización. y están accesibles por otros canales más allá de la escuela o la educación en el hogar. Con esto quiero decir que podemos ver cómo los medios de comunicación, los celulares y las aplicaciones contemporáneas son fuente de información de otra forma, y modifica a los sujetos dentro de la sociedad.


Trasfondo etnográfico/histórico

La investigación se llevó a cabo en el Museo de Historia, Antropología y Arte del Recinto de Río Piedras, creado el 15 de abril de 1951 bajo el proyecto de ley # 97 de la Legislatura de Puerto Rico. La expresión de motivos del acta convierte al “Museo de la Universidad de Puerto Rico” en un museo nacional aludiendo a que la entidad tiene, “… el propósito de reunir, mantener y conservar, con fines de estudio y divulgación cultural, todo aquello que constituye parte de nuestro tesoro histórico, antropológico y artístico.” (Texto de la ley; http://bibliotecadigital.uprrp.edu/cdm/landingpage/collection/MHAA). Conociendo lo antes expuesto, se puede tomar en consideración la encomienda de este espacio, y de aquellos que así lo componen, tanto para el mantenimiento como el desarrollo del mismo y por eso su relevancia para esta investigación.

El trabajo y participación como estudiante voluntaria en el Museo durante el esta investigación fue útil para el proceso etnográfico de inserción (getting-in) y la familiaridad con los participantes. De aquí que la muestra de esta investigación integra a los trabajadores y los visitantes de este museo, a partir de los siete años de edad. Otro factor importante es que la entrada al mismo es gratuita y, como parte de sus ofrecimientos, brindan talleres gratuitos para toda la comunidad. Esto hace accesible el espacio para todo tipo de personas. Durante la recopilación de datos se pudo sentir cierto distanciamiento por parte de las personas que trabajan allí. Mi relación con ellos se mantuvo dentro del marco laboral. En cambio, se podría decir que la forma en que los visitantes interactuaron fue facilitadora y creó menor incomodidad.


Metodología

La estrategia de investigación consistió de una experiencia etnográfica, principalmente orientada al desarrollo de entrevistas informales/semi-formales, a manera de conversaciones, asistidas por la técnica de observación y la recopilación de refranes de manera escrita. La expresión del término “entrevista informal y semi-formal” se describe como el espacio y el tiempo en que se ocurre la entrevista. Una entrevista informal es aquella que se realiza sin una cita previa, en este caso, en los predios del Museo. La entrevista semi-formal fue aquella que se realizó mediante una cita con el o la participante. Ésta ocurrió dentro de las oficinas de trabajo del Museo, en algunos casos, con el personal de la entidad y en un tiempo determinado. La técnica de observación se utilizó dentro del espacio interactivo de la exposición titulada Tradiciones en transición. La exposición estuvo abierta al público durante los meses agosto y junio de 2014. En ella se llevó a cabo un ejercicio para que los visitantes, de manera anónima, escribieran los refranes que recordaban. Además, se realizaron notas de campo y una grabación de un taller familiar en el que se integraba el tema de los refranes con el arte. En este trabajo se tomaron todas las medidas de seguridad y prevención solicitados y aprobados por el Comité Institucional para la Protección de Sujetos Humanos en la Investigación (CIPSHI #1415-042), de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras.


Análisis de datos - Área interactiva

Dentro de las actividades del área interactiva del museo, en la exposición Tradiciones en transición, los visitantes pueden colocar en la pared los refranes que recuerden. Como parte de esta investigación se le solicitó permiso a la administración del Museo para fotografiar y hacer un listado de los refranes que allí colocaron los visitantes. Se observa que hubo una repetición significativa de los refranes, “… ¿y tu abuela a donde está…?”, seguido por “En guerra avisada, no muere gente”. Otros datos obtenidos mediante la observación fueron aquellos que describen cuando los visitantes entraban al área interactiva primero leían algunos de los refranes, recordando los mismos pero en el momento en que iban a escribir uno, si era una generación joven (16-26 años) recurrían a la ayuda del internet o de aplicaciones sobre los refranes puertorriqueños. Aquí, pude apreciar la forma en que se escribían los mismos, intentando imitar la jerga en que se hablan y muchos de ellos incompletos. Se pudo notar que este espacio es uno abierto a la creatividad y que los participantes, más allá de aportar un mensaje, hacían dibujos alusivos a lo que escribían, “creando” así un análisis artístico visual de su pensar sobre el refrán y haciendo una conexión entre el arte y el lenguaje. Los refranes muchas veces estaban escritos olvidando la ortografía o la forma correcta en que se escriben las palabras, ya que se puede notar que hay una diferencia en el parafraseo entre uno y otros refranes. Se recopilaron alrededor de 94 refranes, los cuales un asistente del museo se encargaba de guardar en el momento de recoger el área interactiva, por lo tanto, no tuvimos control de la cantidad real de la posibilidad de los refranes que se repetían o de algún otro que no aparezca en la lista.[6]

 
Fotos Colección de Cristina M. González Nieves

Fotos Colección de Cristina M. González Nieves

 

Figura #1: De izquierda a derecha, muestra de talleres celebrados en la exposición Tradiciones en Transición, Museo de Historia, Antropología y Arte de la Universidad de Puerto Rico, Río Piedras.


Análisis de datos - Taller en grupo:

Para esta parte, se hizo una grabación de un domingo familiar en el Museo, donde se ofreció un taller sobre los refranes. En el mismo las personas podían vincular el arte con los refranes. Se presentó información general acerca de la procedencia de los refranes y la descendencia hispánica que éstos tienen. Durante el taller de interacción, la Profesora Marilyn Torrech narró su experiencia de al trabajar con este tema vinculado con el arte. El taller se efectuó con la participación de niños y niñas (edades escolares) a quienes se les preguntó cuál era su conocimiento acerca de qué son y qué conocen de los refranes. Sin embargo, la mayoría respondió que desconocía acerca de los mismos. Cuando ella comenzó a hacer referencia a los refranes que podrían utilizar sus maestros o abuelos en la vida cotidiana empezaron a recordar y a identificar qué refranes conocen. Con esto podemos interpretar que muchas veces el uso de los refranes es de forma involuntaria y se da de forma natural, sin el conocimiento técnico de qué es el refrán. En el taller se encontraba una familia de estadounidenses quienes compartieron refranes en inglés y la profesora les prestó el libro How to Speak Puerto Rican (Deliz Hernández, 1998) haciendo alusión a que los refranes son parte importante de la comunicación del puertorriqueño. Durante el taller se dio una interacción rica en información. Otro de los participantes indicó que, al vivir en Estados Unidos, su familia traducía los refranes al inglés, pero no pudo dar ejemplos del mismo pero sí aportó algunos de los cuales aún utiliza en inglés como “the apple doesn’t fall to far from the tree”. Luego de una breve discusión sobre los refranes y de una lista los refranes que preferían, pasaron a la incorporación del arte y la tipografía para realizar unos carteles. (Ver Tabla #2)


Análisis de datos - entrevistas
Transcripción 1
:

A continuación se presenta un fragmento sustraído de una entrevista realizada cual apoya el pensamiento sobre la involuntariedad dentro de la utilización de los refranes. La misma demuestra el deseo por mantener esta práctica oral y la incapacidad de conocer los mismos, de acuerdo a los cambios generacionales que los modifican.

— B. Es gracioso., un refrán cae bien y trato de utilizarlo
((Risa))

— Y se da cuenta de cuando los está utilizando (.) {pausa} o lo hace involuntariamente

— B. Involuntariamente muchas veces eso es ya tan normal y tan cotidiano que…

— **Y entiende ¿qué?, ¿los refranes deben seguir practicándose?

— Definitivamente,(.) los refranes son parte de nuestra cultura y parte de lo que hace rico esos > saberes populares y muchas veces esos refranes son …
((Pausa))

— >súper útiles, hay uno que yo utilizo mucho es el “vago pasa doble trabajo”, no hay nada más real que eso cada vez que estoy siendo vaga ((&)) lo pienso.

Tabla #1: Guía de interpretación de Símbolos

Símbolo

Definición

A

Investigadora

B

Entrevistado # 1

. (punto)

Bajada de entonación

?

Subida de entonación

(.)

Micropausa

[Texto]

Solapamiento de palabras

**

Cambio de turno sin interrupción

:::

Prolongación del sonido

(( ))

Anotación de actividad no verbal

&

Mensaje en voces de sonrisa

(x)

Duda o tartamudeo

º

Expresiones más silenciosas que el resto

No termina la oración

>

Habla más rápido de lo usual

Esta entrevista se le realizó a una joven visitante de 24 años. Ésta se llevó a cabo a manera de conversación y de una manera informal. Se le hiceron varias preguntas sobre lo que pensaba y sabía de los refranes. Ella indica que no tiene conocimiento de la raíz de dónde provienen, pero que es un método de expresión popular muy importante. A ella le encantaría usarlos pero que muy a menudo se queda a mitad debido a que desconoce de los mismos. Entiende que las personas no se dan cuenta cuando los está utilizando. Ella me dice que los refranes pueden ser usados en cualquier momento, para expresar una anécdota o experiencia o, inclusive, enseñanza. Ella utiliza uno muy seguido: “El vago pasa doble trabajo” del cual se acuerda todo el tiempo en que deja de realizar alguna tarea.


Transcripción 2:

Otro ejemplo de entrevista es a un voluntario de 26 años que trabaja en el museo. Éste, por el contrario, expresa que tiene mayor contacto con los refranes en su vida diaria por parte de su madre, abuela y bisabuela. Estos podían darse en cualquier momento ya sea como parte de regaños, chistes o situaciones serias. Sin embargo, indica que los refranes es común encontrarlos en un ambiente de conocidos o familiar ya que cree que no es normal estarle diciendo refranes a las personas en la calle. El chico menciona que son lecciones de vida de forma jocosa.

— “Yo lo considero como un proyecto artístico que la cultura va desarrollando a través de los años, a través de las experiencias de vida, este y muchas veces crecemos escuchando los refranes y no hasta que nosotros nos desarrollamos como personas y pasamos por situaciones en la vida que nos damos cuenta que los refranes son certeros en lo que dicen…”

Éste recuerda y está consiente cuándo los utiliza. El entrevistado nos da ejemplos de las personas queridas y los refranes que ellos más usan como por ejemplo:

— “Más sabe el diablo por viejo que por diablo” - Mamá

— “Mucho te quiero culo pero no te puedo besar” – Abuela

Para el entrevistado los refranes son una práctica cotidiana en su hogar y esto lo atribuye al ser nacido y criado en Puerto Rico.


Conclusión:

La investigación nos presenta cómo los refranes pasan por transiciones o desfases de conocimiento cuando vemos generaciones más jóvenes utilizando los medios de comunicación para obtener la información rápida sobre su lengua. Esto nos hace preguntar cuán apegada están estas generaciones a estas tradiciones. Sin embargo, se percibe cierta nostalgia y conocimiento de que deben ser resguardados. Podemos ver cómo también los refranes, muchos de los mencionados, tienen que ver con aspectos raciales como “y tu abuela a donde esta” o sobre cómo se debe laborar en “el vago pasa doble trabajo”. A su vez, “Para comer pez hay que mojarse las nalgas” y “El que se va para Aguadilla pierde su silla” son expresiones que hacen aseveraciones sobre los cambios percibidos o sobre el orden político y económico, con la carga que éstos puedan tener, como son los estereotipos y prejucios.

Esta práctica oral presenta grandes retos e información para nuestra cultura puertorriqueña. Como posible tema de expansión e investigación se puede tomar en consideración, desde las percepciones particulares, los usos colectivos o familiares, y la mezcla de refranes puertorriqueños con el inglés como resultado del colonialismo y la cercanía de relaciones con Estados Unidos. Estos aspectos, entre otros, pueden ser estudiados para enriquecer lo que son los refranes puertorriqueños que ciertamente tienen unas características, discursos e historias particulares que ayudan a definir lo que es ser puertorriqueño.

Esperamos que el debate del español de Puerto Rico y el Caribe continúe su marcha, porque con él se beneficia la investigación y la lengua que intentamos conocer, describir y explicar desde múltiples puntos de vista. (Ortiz, 2000: 374)

Tabla #2: Refranes que con más frecuencia fueron recopilados en el trabajo etnográfico

Refranero Puertorriqueño

“Cuando yo era joven”

“El que juega por necesidad, pierde por obligación”

“Como guineo en boca de vieja”

“Al que madruga Dios lo ayuda”

“Mándame más si más me merezco”

“ Que chavienda”

“Ojo por ojo diente por diente”

“Se ñao é Joao é Pedro”

“El que tenga tienda que la atienda”

“No todo lo negro es morcilla”

“En guerra avisada, no muere gente”

“A quien le amarga un dulce”

“ Madrastra, madrastra hasta su nombre basta”

“Aprende a vivir de momentos porque de recuerdos nadie vive”

“Como mastica ese mella’o”

“Hijo eres padre serás”

“El que cría cuervo, le sacaran los ojos”

“Casa de herrero cuchillo de palo”

“El amor y el interés fueron una vez al campo, y fue más el interés, que el amor que le tenía”

“No es lo mismo llamar al diablo, que verlo venir”

“El que aquí la hace aquí la paga”

“Mira pa’ya. Los pájaros tirándole a las escopetas”

“Alábate pollo que mañana te guisan”

“Aguanta la lancha que voy pa’ Cataño”

“Barriga llena, corazón contento”

“No dudo lo que es negro es porque esta quemado”

“A buen entendedor, pocas palabras basta”

“Al que a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija”

“El que se va pa’aguadilla, pierde su silla”

“Cuando el rio suena es porque agua trae”

“A mal tiempo, buena cara”

“El que tiene boca no manda a soplar”

“Yo sería borincano aunque naciera en la luna”

“Respeta para que te respeten”


Bibliografía:

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Notas


[1] Se agradece la colaboración y apoyo por parte del personal voluntario, administrativo, y directivo del Museo de Historia, Antropología y Arte, de la Universidad de Puerto Rico Recinto de Rio Piedras. A la Dra. Evelyn Dean-Olmsted (Programa de Antropología-Departamento de Sociología y Antropología) supervisora de la investigación, quien con su conocimiento, pericia, apoyo y participación, esta investigación fue posible. Al grupo de trabajo en CIPSHI por su asesoría en cuanto a los procesos metodológicos y de confidencialidad.

[2] “La definición de museo ha cambiado a lo largo del tiempo en función de los cambios de la sociedad…Un museo es una institución permanente, sin fines de lucro al servicio de la sociedad y abierta al público, que adquiere, conserva, estudia, expone y difunde el patrimonio material e inmaterial de la humanidad con fines de estudio, educación y recreo.” http://icom.museum/la-vision/definicion-del-museo/L/1/

[3] Un modismo puede ser una palabra sola o una frase. Proviene de la palabra moda, no tiene la intención de educar, si no de describir una situación o un rasgo de personalidad. (Delgado, I. Núñez, R. 2002)

[4] Conjunto de palabras que expresan un mensaje que no coincide con el significado literal de las mismas. (Delgado, I. Núñez, R. 2002)

[5] Conjunto de palabras o dicho popular que tiende a contener un consejo o moraleja. Tanto el refrán como el dicho tienden a ser confundidos. (Diccionario de la lengua española. 2005)

[6] Ver Tabla #2. En la misma se puede notar como los participantes no hacían distinción entre los modismos, dichos y refranes, categorizándolos dentro de un mismo uso.

Posted on February 7, 2016 .

O portunhol: língua, interlíngua ou dialeto

Griselle M. Calderón Morales
Departamento de Lenguas Extranjeras (Portugués)
Facultad de Humanidades

Resumen:
Español:
El portuñol: interlengua, lengua o dialecto

El portuñol es un fenómeno que ocurre en las fronteras entre países lusófonos y países de habla hispana. Se conoce como portuñol o “portuhnol” la mezcla entre el español y el portugués creada por los habitantes fronterizos. En este trabajo identificaremos el portuñol como interlengua, lengua o dialecto según la definición de estos conceptos. Con ese propósito utilizaremos la variación del portuñol hablada en las ciudades gemelas Santana do Livramento en el estado de Río Grande del Sur en Brasil y la Cuidad de Rivera en Uruguay. Igualmente, expondremos sus aspectos sociolingüísticos y lingüísticos como la fonología, morfología y sintaxis de manera que podamos llegar a una conclusión crítica para poder definir este fenómeno.

Palabras claves: portuñol, Lingüística, dialecto, Brasil


Resumo:
Português:
O portunhol: interlíngua, língua ou dialeto

O portunhol ou “portuñol” é um fenômeno que ocorre nas fronteiras entre os países lusófonos e países de fala hispana. Conhece-se como o portunhol ou “portuñol” a mistura entre o espanhol e o português criada pelos habitantes fronteiriços. Neste trabalho identificaremos o portunhol como uma interlíngua, uma língua ou um dialeto conforme às definições destes conceitos. Com este propósito usaremos a variação do portunhol falada nas cidades gêmeas de Santana do Livramento no estado do Rio Grande do Sul no Brasil e na cidade de Rivera no Uruguai. Igualmente, exporemos seus aspectos sociolinguísticos e linguísticos como a fonologia, a morfologia e a sintaxe para chegar a uma conclusão crítica e assim poder definir o fenômeno.

Palavras Chaves: portunhol, linguística, dialeto, Brasil


Abstract:
English:
Portunhol: Interlanguage, Language or Dialect

“Portuñol” or “portunhol” is a phenomenon that occurs between the frontiers of Lusophone and Hispanic countries. “Portuñol” or “portunhol” is known as the mixture of the Spanish and Portuguese languages created by border communities. In this paper, we are going to identify “portunhol” as an interlanguage, a language, or a dialect according to the definition of these concepts. With this purpose, the variation of “portunhol” spoken in the twin cities of Santana do Livramento located in the state of Rio Grande do Sul in Brazil and in the city of Rivera in Uruguay will be used. In addition, we are going to expose the sociolinguistic and linguistic aspects such as the phonology, the morphology and the syntax in order to reach an in-depth conclusion to define this phenomenon.

Keywords: portuñol, portunhol, Linguistics, dialect, Brazil


Introdução: ¿É o portunhol um interlíngua, língua ou dialeto?

O continente sul-americano é uma mistura de culturas tanto europeias como indígenas. Dentro da cultura temos as línguas, as quais evolucionam com o tempo e formam parte da identidade das pessoas. Entre todas as línguas e os dialetos que se falam, também temos híbridos como o “portunhol” (Lipski, 2006: 3; 2007: 16). O portunhol denomina-se como a língua coloquial utilizada pelas comunidades fronteiriças entre os países de fala lusófona e hispana. As fronteiras podem ser tanto as ibéricas como as sul-americanas; neste caso trabalharemos com as fronteiras sul-americanas. O portunhol é uma mistura entre o português e o espanhol e se fala entre a fronteira do Brasil com a Argentina, a Venezuela, a Colômbia, a Bolívia, o Paraguai e o Uruguai. No entanto, o portunhol se fala num amplo território do continente sul-americano. Entre o Brasil e o Uruguai existem as cidades fronteiriças, conhecidas como gêmeas, porque têm uma fronteira comercial e política aberta. Portanto, os habitantes têm acesso entre os dois países. Isso, assim como o período histórico, influencia o desenvolvimento da variação linguística, do portunhol.

Os objetivos deste ensaio são a apresentação do fenômeno do portunhol e a classificação deste sob os conceitos de língua (Lourenço Souza, et. al., 2014) (sistema de comunicação), interlíngua (sistema de transição no processo de aprendizagem duma língua) ou dialeto (variedades da língua). A variação do portunhol que utilizaremos para exemplificar o fenômeno é o das cidades gêmeas de Santana do Livramento no estado do Rio Grande do Sul no Brasil e de Rivera no Uruguai. Através das definições destes conceitos e dos aspectos linguísticos identificaremos a qual destas noções pertence o portunhol. Também exporemos os aspectos sociolinguísticos do fenômeno e como é percebido pela sociedade destas cidades. Para chegar à nossa conclusão primeiro ofereceremos o contexto histórico pelo qual o fenômeno ocorre. Depois, explicaremos o que são as cidades gêmeas, os conceitos de interlíngua, língua e dialeto, os aspectos sociolinguísticos e suas características linguísticas.

O Brasil, conquistado pela Coroa portuguesa em 1500, teve um processo expansionista no século XVIII “que distribuiu terras e fundou guarnições militares na região” uruguaia (Sturza, 2005: 48). Com a expansão se ocuparam zonas no norte do Uruguai, as quais mais tarde foram recuperadas pelos uruguaios. As fronteiras foram delimitadas ao final do século XIX com o Tratado de 1851, entre o império do Brasil e o governo de Montevidéu, Uruguai (Navarrete, 2006: 6). No limite entre o Brasil e o Uruguai existem seis cidades gêmeas, as quais têm uma interação de relações e redes de âmbito local com centros econômicos, administrativos, políticos (capital departamental, capital do país) e a nível internacional (países vizinhos, intercâmbio comercial internacional) (Navarrete, 2006: 7).

Outro aspecto importante que devemos ter em consideração é a organização do MERCOSUL. Criado pelo Tratado de Assunção em 26 de março de 1991 (Educa), o Mercado Comum do Sul inclui o Brasil, a Argentina, a Bolívia, o Paraguai, a Venezuela e o Uruguai (Mercosul). Segundo a página cibernética da organização, os países pertencentes ao tratado “compartilham uma comunhão de valores que encontra expressão em suas sociedades democráticas, pluralistas, defensoras das liberdades fundamentais, dos direitos humanos, da proteção do meio ambiente e o desenvolvimento sustentável, bem como seu compromisso com a consolidação da democracia, a segurança jurídica, o combate à pobreza e o desenvolvimento econômico e social com equidade” (Mercosul). A organização joga um papel importante na educação nas cidades gêmeas, o qual discutiremos mais adiante. As línguas oficias do MERCOSUL são o português e o espanhol. Como mesmo ocorre o contato entre as culturas das cidades do MERCOSUL por razões históricas ou políticas, ocorre o contato entre as línguas, e é de onde sai o portunhol.

As pesquisas sobre o portunhol denominam-no como uma língua vernácula, um dialeto do português do sul do Brasil ou do espanhol no norte do Uruguai (Lipski, 2006: 7; 2007: 12). Mas com as características que vamos proporcionar, o portunhol é mais uma interlíngua (Chareille, 2004:126). Uma interlíngua é,

“…[O] sistema de transição criado pelo aprendiz, ao longo de seu processo de assimilação de uma língua estrangeira (...) caracterizada pela interferência da língua materna, até o aprendiz ter alcançado seu teto na língua estrangeira, ou seja, seu potencial máximo de aprendizado.” (Faulstich, 1997: 8)

Portanto tem pouca tradição literária e não tem gramática definida. Em câmbio, uma língua é, “…[ ] um instrumento de comunicação, um sistema de signos vocais específicos aos membros de uma mesma comunidade.” (Santos, 2000: 2) que tem uma tradição literária e uma gramatica definida. Por outro lado, um dialeto é uma “…[ ] variedade da língua (...) identifica-se por peculiaridades de pronúncia, de vocabulário e de gramática.” (Chareille, 2004: 126). Lembremos que a diferença entre uma língua e um dialeto é a oficialização desta pelo governo ao nomeá-lo como língua oficial dum pais.

O portunhol, no seu aspecto sociolinguístico, é considerado um fenômeno que apresenta diglossia, uma “… [ ] situação linguística em que duas línguas são utilizadas no mesmo terreno geográfico de modos diferentes e desempenhando papéis diferentes”. (Martínez, 2014: 204) No caso de Rivera, no Uruguai, o lado onde acontece o fenômeno (Lipski, 2006: 7; 2007: 14; Chareille, 2004: 126), o espanhol é a língua oficial do país e se utiliza no âmbito formal e público, enquanto o portunhol é utilizado no âmbito familiar e informal (2014: 204; Caravalho, 1997: 642; 2004: 129-130). Por outra parte, considera-se que há bilinguismo com diglossia, quando o falante tem competência linguística nas duas línguas (Mozzillo, 2013: 193). O portunhol é resultado duma mistura de códigos (“code mixing”) onde é difícil estabelecer uma língua base. (2006: 11; 2013: 190) A mistura de códigos não é tão marcada como o intercâmbio de códigos (“code-switching”), onde cada língua é “…reconhecível no seu uso alternado” (2013:191). A mistura de código é provocada pela interferência do espanhol no português, ou vice versa. Esta ambiguidade é a que não permite estabelecer com certeza a língua base do portunhol, já que a preferência da seleção da língua ‘base’ é determinada por cada falante.

A ambiguidade das formas no portunhol leva-o a ser uma fala rejeitada pela comunidade, pois é vista como rasgo duma educação deficiente e dum nível social baixo, de modo que os falantes, apresentam uma insegurança linguística, quer dizer uma negatividade para o fenômeno e se autocorrigem constantemente (Caravalho 1997: 644; Faulstich 1997: 8). A fim de lutar contra a “interferência negativa” e os “erros de mistura de línguas” como dizem alguns professores uruguaios (1997: 10), o MERCOSUL implantou na fronteira o programa de Imersão Dual. O programa impõe o ensino formal do espanhol e do português padrão (2014: 213). Esta iniciativa é bem vista por uns e um pouco desprezada por outros que dizem que o ensino do português atenta contra o portunhol, o qual consideram uma língua madre (2014: 208).

A interferência linguística do espanhol e o português no portunhol é perceptível em algumas características linguísticas, como na fonologia, na morfologia e na sintaxe. Alguns rasgos fonológicos do portunhol são combinações das duas línguas, embora os rasgos do português estejam mais presentes. Um exemplo proposto pelo linguista John M. Lipski é a retenção do /s/ final pronunciando a consoante sibilante [s], a qual o português do Brasil tende a eliminar, como em “… as pessoa velha, os livros importante” (2016: 8). Outra variável fonológica é a vocalização da consoante palatal líquida /ʎ/ e as consoantes dentais /d/ e /t/ seguida pelo som vocálico /i/, tendência que vêm provavelmente do espanhol (1997: 648). O mesmo ocorre com a simplificação das consoantes africadas [dʒ] e [tʃ] presentes no português, como en [dʒía] ‘dia’ e [tʃía] ‘tia’ (Caravalho, 1997: 648), a ditongação de vogais simples do espanhol, como perro> pierro, e a monotongação dos ditongos espanhóis, como tempo<tiempo, oco<hueco (Faulstich, 1997: 11). Entre os rasgos morfológicos temos o acrescentamento de prefixos nos verbos, como arremontar por remontar, amostrar por mostrar (Chareille, 2004: 127). Além disso, a mesma perda da /s/ na fonologia está também presente na morfologia terminando numa falta de concordância entre o artigo no plural e o substantivo em questão de número. Os artigos definidos e os pronomes pessoais espanhóis são substituídos pelos portugueses, a preposição en (em espanhol) se combina com os artigos definidos (ex. na iscuela, ne la escuela) (1997: 13). Na sintaxe, a interferência é “observada na estrutura frasal” segundo a professora Enilde Faulstich (1997: 13), por exemplo, a falta de concordância entre pessoa e número e a substituição dos verbos e auxiliares tener por haber. As palavras que são em portunhol muitas vezes são deformações do léxico em espanhol ou em português, por exemplo, millo de milho e callorro de cachorro (Faulstich 14). O portunhol, aos poucos, há começado a produzir literatura, presente na internet e em livros publicados como Fronteras de Joaquim Coluna (1975) e Toda la tierra (2000) do escritor fronterizo Saúl Ibargoyen, e Mar Paraguayo (1992) do escritor brasileiro Wilson Bueno, cujo portunhol é uma proposta do autor e a língua resulta própria (Fernández García, 2006: 561-564).


Conclusões

Como vimos, o portunhol tem estado presente desde a época da colonização entre o Brasil e sua fronteira. Portanto, o portunhol é também “língua materna” para as pessoas que sempre hão estado em contato com a língua espanhola tanto quanto com a portuguesa. É parte de sua identidade. Retomando a nossa hipótese, segundo as definições e os exemplos dados, concluímos que o portunhol fica numa fase de interlíngua já que não é oficial, seus aspectos linguísticos não estão ainda bem definidos, embora tenha uma literatura emergente, e a oscilação entre o espanhol e o português depende da competência linguística que tenha o falante. Respeito a educação bilíngue que se está impondo na fronteira, consideramos que é um bom começo em favor de uma melhor competência linguística nas duas línguas dos habitantes expostos ao fenômeno. Tem o fim de melhorar a capacidade bilíngue e comunicativa nestas comunidades, sem eliminar o portunhol, que é parte de sua cultura. Em síntese, o portunhol, tal e como o temos apresentado, é uma interlíngua à qual os fronteiriços estarão sempre expostos sem importar a competência linguística no português ou no espanhol.


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Agradecimento

Por este meio, quero expressar o meu mais sincero agradecimento à minha professora Dra. Lolita (María D.) Villanua pelo apoio e a atenção que teve comigo.

Posted on February 7, 2016 .

Una mirada en dirección a la costa: cuantificación y análisis de embarcaciones y pasajeros entrantes a Puerto Rico durante los años 1512-1513

Julissa A. Collazo López[1]
Departamento de Sociología y Antropología (Antropología)
Facultad de Ciencias Sociales


Resumen:

Esta investigación formó parte de un proyecto titulado Cultura material del Puerto Rico del siglo XVI, desarrollado y dirigido por la profesora Paola Schiappacasse y con la colaboración de los estudiantes Randy Sanjurjo y Julissa Collazo. Para este proyecto los documentos de la Real Hacienda de Puerto Rico son utilizados como posibles indicadores de la cultura material de principios del siglo XVI. La metodología consistió en consultar el libro Documentos de la Real Hacienda de Puerto Rico Volumen I 1510-1519, para tabular, cuantificar y analizar las relaciones de navíos registrados entre 1512 y 1513. A través de la información obtenida de la Relación de los navíos de 1512 y 1513, se puede hacer un acercamiento novedoso para la comprensión del desarrollo colonial temprano y la rapidez en trasladar un sistema europeo al Caribe. Es importante señalar que los documentos utilizados presentan parcialmente lo que pudo ser la totalidad del registro mercantil. El objetivo principal consistió en cuantificar los pasajeros y las embarcaciones que entraron a Puerto Rico durante ambos años. Se tomó en consideración la tipología naval, la cantidad de pasajeros, la cantidad de tripulantes y las fechas de salida y llegada de las embarcaciones.

Palabras claves: registro de pasajeros, desarrollo colonial español, mercantilismo, siglo XVI, registro de embarcaciones


Abstract:

This investigation was part of a project titled Material Culture from the XVI Century Puerto Rico, developed and directed by the professor Paola Schiappacasse, in collaboration with the students Randy Sanjurjo and Julissa Collazo. For this project, documents from the Royal Treasury of Puerto Rico are used as possible indicators of material culture assemblages during the early XVI Century. The methodology consisted of consulting the book Documentos de la Real Hacienda de Puerto Rico Volumen I 1510-1519, to tabulate, quantify, and analyze the registry of vessels from 1512 and 1513. By using the information obtained in the registry (Relación de Navíos de 1512 y 1513), a new approach can be made for the comprehension of the early colonial development and the fast pace of relocating a European system to the Caribbean. It is important to point out that the documents used presented partially what could have been the totality of the merchant registry. The principal objective consisted in quantifying the passengers and the vessels that entered Puerto Rico during both years. Different factors were taken into consideration: naval typology, the number of passengers, the number of crew members, and the dates of exit and entry of vessels.

Keywords: passenger registry, Spanish colonial development, mercantilism, 16th Century, vessel registry


Introducción

Con fines de controlar el comercio con el Nuevo Mundo, en 1503, se establece la Casa de Contratación en Sevilla, región privilegiada por vientos alisios que favorecían la navegación a América y a las Islas Canarias. La Casa estaba encargada de asumir la función de una Cámara de Comercio, Aduana, Almacén, Oficina de Emigración, Academia Náutica, Tribunal de Justicia, entre otras oficialidades. De este modo, a partir de dicho año, en España, el flujo naval era controlado mediante los registros de los navíos que zarpaban en flotas, armados o solos hacia el Occidente (Tanodi, 1971), el mismo sistema también fue implementado en el Nuevo Mundo. El libro de Documentos de la Real Hacienda de Puerto Rico (1510-1519)[2], transcrito y compilado por el historiador Aurelio Tanodi, permite la consulta de información referente a la conquista temprana en Puerto Rico, por medio de documentos, tales como las Rendiciones de cuentas de oficiales reales, el Vestuario suministrado a los indios, la Relación de navíos de 1512 y 1513 y la Relación de navíos de 1516 y 1517. En algunas instancias, la información está incompleta, pero esto no impidió el cumplimiento de los objetivos de esta investigación, pues me interesaba observar y analizar la entrada de pasajeros durante los años 1512 y 1513. El enfoque de este proyecto fue la cuantificación de las embarcaciones y los pasajeros, para relacionarlos a la rapidez y auge de la conquista temprana de Puerto Rico. De modo que, a partir de 1509, por dirección de la Corona española, había una obligación y necesidad de poblar a Puerto Rico, inclusive, se concedieron cédulas en blanco para otorgar vecindades en San Juan y para controlar y acelerar el poblamiento de la isla (Sued Badillo, 2001: 44).

Varios factores influyeron el incremento del movimiento poblacional a la Isla. Entre estos se incluye la crisis social que acontecía en Castilla, en parte resultado de las malas cosechas y la consecuente hambruna que afectó a una buena parte de la población. También se cuentan, entre otros factores, el costo económico del sitio del Reino de Granada y la reconquista de tierras católicas, el costo económico y político que conllevó la expulsión de los portugueses de las Islas Canarias y los intentos para su colonización, y el experimento ya hecho en La Española (Sued Badillo, 2001). Para 1508, la Corona cede licencias a los comerciantes castellanos para abastecer las embarcaciones de mercaderías en el archipiélago de las Islas Canarias (De Paz, 2006/2007: 199). Estas islas pasaron a ser un punto geográfico estratégico y clave para llevar a cabo los viajes hacia las Indias, debido a los vientos alisios y su aprovechamiento como escala para el abastecimiento de embarcaciones. En ellas cargaban las embarcaciones y reparaban las mismas si era necesario, pues el viaje a realizarse no era uno sencillo (2006/2007).


Problema de investigación

A través de la información contenida en la Relación de los navíos de 1512 y 1513, surge la posibilidad de hacer un acercamiento novedoso para la comprensión del desarrollo colonial temprano y la rapidez del proceso de trasplantación de un sistema europeo al Caribe. Es importante enfatizar que los fondos documentales consultados sólo conservan, y así presentan, parcialmente lo que pudo haber sido la totalidad del registro mercantil.


Objetivos de la investigación

Este trabajo incluye varios objetivos para el análisis de la documentación, tomando en cuenta la gran posibilidad de vertientes y líneas de investigación que pueden ser adoptadas. Como se mencionó, el objetivo principal consistió en enumerar y cuantificar los pasajeros y las embarcaciones que entraron a la isla de Puerto Rico durante los años 1512 y 1513. Para cumplir con este fin, se tomó en consideración (a) el tipo de embarcación, (b) la cantidad de pasajeros, (c) la cantidad de tripulantes, (d) los tipos de barcos que entraban a la isla, (e) la frecuencia en puerto de salida, y (f) las fechas de salida y llegada. De acuerdo a la documentación utilizada, durante dichos años los tipos de embarcaciones que entraron a la isla fueron los navíos, naos, carabelas y carabelas latinas. La investigación se centró en comparar y contrastar el tipo de embarcación y su capacidad de tonelaje con el número de personas que viajaba en el mismo, junto con la cuantificación de la frecuencia en que cada tipo de embarcación hacía su entrada a la isla. Este acercamiento pudo brindar información sobre si hubo alguna preferencia de uso para un tipo de embarcación, ya sea por su capacidad tecnológica o su tonelaje, entre otros aspectos navales. A esto hay que añadirle la enumeración y cuantificación de las embarcaciones que entraron por mes, comparando la cifra a la cantidad de pasajeros en cada tipo de embarcación.


Metodología

La investigación formó parte de un proyecto titulado Cultura material del Puerto Rico del siglo XVI.[3] Como parte de la metodología, se diseñó una hoja de trabajo en el programado Microsoft Excel®. La misma, incluye los pasajeros registrados en cada embarcación, titulada Tabulación de pasajeros y embarcaciones entrantes en el siglo XVI temprano (1512-1513). Fue necesario establecer categorías de inclusión, divididas en ocho columnas verticales con la información recopilada como; (a) nombre de la embarcación, (b) tipo de embarcación, (c) fecha en que zarpó y puerto, (d) fecha y puerto de llegada, tripulación y profesión y, por último, la categoría de (e) pasajero y profesión. Si la información no estaba disponible, se identificó el espacio en la tabla como “no identificado” (n/i).

Las embarcaciones fueron cuantificadas y clasificadas por año, por puerto de llegada y por el tipo de embarcación. La información relacionada a las personas que viajaban en estos navíos también fue cuantificada utilizando tres categorías: (a) el total de pasajeros que entró por año, (b) el número de pasajeros por puerto de entrada (San Germán o San Juan) y (c) la cantidad de pasajeros y la tripulación. De la información consultada, el total de embarcaciones registradas fue de 67, con 11 de ellas registradas para el 1512 y las otras 56 para el 1513.

Entre las temáticas de la investigación, se tomaron en consideración varios conceptos para el desarrollo de la misma. Como se mencionó con anterioridad, entre los tipos de embarcaciones registradas se encuentran los navíos, las naos[4], las carabelas[5] y las carabelas latinas.[6] Para este trabajo es importante establecer las diferencias entre las distintas embarcaciones que se utilizaban para el último tercio del siglo XV y la primera mitad del siglo XVI.


Importantes limitaciones a considerar

Según otros investigadores, existe una escasez en la información documental debido a que puede existir documentación desconocida en otros archivos como, por ejemplo, en España o la actual República Dominicana. Inclusive, el Dr. Aurelio Tanodi sugiere que la documentación completa de las embarcaciones “… de los años 1512 a 1517 no ha llegado a nuestros días.” (1971: XXIII) Se puede concluir que pudo haber ocasiones en que la información no se conservó, en parte porque sólo aparecen las relaciones de personas o de mercaderías. La discrepancia es evidente cuando se comparan las embarcaciones cuantificadas por Tanodi y los fondos documentales consultados por el Dr. Jalil Sued Badillo para el año 1513. El primero cita 56 embarcaciones con cuatro provenientes de Castilla (Reino de Castilla) mientras que el segundo reporta 68 navíos registrados de los cuales 28 procedían de Castilla. (Sued Badillo, 2001: 48)

Además de la falta de información en los documentos y, de acuerdo a Sued Badillo, los registros oficiales excluían los barcos que no pagaban derechos de aduana pero también encontró que hay instancias en que otros fueron omitidos a pesar de haber cumplido con las obligaciones fiscales (2001:145). Esto refleja una desigualdad con la realidad, ya que los documentos sólo muestran una porción de los registros navales, entiéndase que existía comercio y movimiento migratorio ilícito. Es importante reconocer la existencia del contrabando en el Caribe, pues ya para el siglo XVII los lugares contrabandistas más comunes en la isla de Puerto Rico fueron San Juan, San Germán, Ponce, Aguada, la playa de Coamo (hoy día Santa Isabel), Cibuco, Bella Vista y Arecibo. La isla de Puerto Rico exhibía ya para la primera mitad del siglo XVI, dos grandes tipo de economías: una oficial (eje. registros, aranceles) y una ilícita (eje. contrabando). Ambas, nos dice el historiador Fernando Picó (1986: 96), operaban políticamente de dos maneras: a través de la formulación de una política vigente e institucional y la otra desde lo Picó denominó como “operacional”. Esto es, lo que en la práctica ocurría y era parte de una iniciativa política. Por otro lado, el número de personas registradas en los puertos no concuerda con los registros de la Real Hacienda. Por ejemplo, en 1513, entraron 1,763 personas divididas en 1,038 pasajeros, 671 miembros de la tripulación y 54 no identificados. Otra documentación presenta 794 personas registradas de las cuales 499 eran pasajeros y 295 personas formaban parte de la tripulación (Sued Badillo, 2001: 48). Es importante mencionar que la cuantificación que hizo Sued Badillo no incluye a los esclavos ni a los indios pero aún con esto no es suficiente para igualar la cifra de los Documentos de la Real Hacienda. En otras palabras, existe una diferencia de casi mil personas que no fueron registradas o, posiblemente, parte de los registros no fueron conservados.

La clasificación tipológica de las embarcaciones en los registros navales utilizados en el análisis del tipo de embarcación y la preferencia en su utilización fue considerada tomando en cuenta que la tipología de las embarcaciones no refleja la evolución de las mismas. Según Sued Badillo, la terminología de la época utilizada para identificar cada embarcación puede parecer “genérica” y poco abarcadora hoy día. (2001: 146) Otros investigadores también han tomado en consideración este aspecto, como es el caso de H. W. van Loon (1946) quien resaltó, en su hoy clásico trabajo historiográfico, que los cambios en las embarcaciones son demasiado rápidos para encasillarlos en categorías concretas sin maleabilidad.


Hallazgos

Una vez completada la cuantificación de las embarcaciones por año y puerto de llegada se encontró que en 1512 llegaron once embarcaciones de las cuales cinco arriban al puerto de San Germán y seis al de San Juan. Para 1513 hay un total de 56 embarcaciones: 44 en San Germán, 11 a San Juan y una que no identifica el puerto de llegada. Un elemento importante a ser considerado cuando se compara la cantidad de barcos por año y puerto es el periodo de tiempo cubierto en los Documentos de la Real Hacienda. Las relaciones para 1512 comenzaron en el mes de mayo, lo cual implica que la muestra registrada es de solamente ocho meses. De aquí se puede observar, a medida que fue pasando el tiempo, que la rapidez de la conquista implicó mucho más movimiento naval, inclusive, esto se puede evidenciar claramente con el registro de personas que entran a la isla.

 
Fuente: Aurelio Tanodi (1971)

Fuente: Aurelio Tanodi (1971)

 

La Tabla #1, titulada Personas registradas en Puerto Rico durante los años 1512 y 1513, ilustra la cantidad de personas (divididas en pasajeros, tripulación y no identificado) que entraron y fueron registradas por año y puerto. De acuerdo a los registros, para 1512 sólo entraron: 272 personas, 75 tripulantes, 183 pasajeros y 14 no identificados. Al siguiente año entraron: 1,763, 671 tripulantes, 1,038 pasajeros y 54 no identificados. Cabe reseñar que se aprecia un aumento significativo para el año 1513 de 1,491 personas. En total, para los dos años, se registraron unas 2,035 personas.

En la Tabla #2, titulada Embarcaciones registradas en Puerto Rico durante el 1512 y 1513, se aprecia que el número de embarcaciones registradas para la villa de San Germán fue de 49 para ambos años, mientras que en San Juan aparecen 17 embarcaciones. Es importante mencionar que la mayoría de las personas y embarcaciones llegadas a la villa de San Germán pudieron haberlo hecho de manera ilícita (eje. contrabando) o por la conveniencia de este puerto, en parte porque éste fue el primer puerto en la Isla.

 
Fuente: Aurelio Tanodi (1971)

Fuente: Aurelio Tanodi (1971)

 

En cuestión al tipo de embarcación, en la Tabla #3, titulada Tipos de embarcaciones entrantes en el año 1513, se ilustra la tipología naval de 1513, debido a que es el año con más cifras para una interpretación más concreta. Con estos datos se puede establecer que la embarcación más utilizada fue el navío, la misma hizo su entrada a la villa de San Germán y a San Juan en 34 ocasiones, seguido por ocho carabelas. Es probable que las embarcaciones más utilizadas fueron las que tenían mayor capacidad de tonelaje como los navíos. En relación a las carabelas, probablemente fueron utilizadas debido a su ligereza y su función como embarcaciones auxiliares de flotas con mercancía. Adicional a esto, el mes con mayor movimiento naval durante el año 1513 fue agosto con nueve embarcaciones.

 
Fuente: Aurelio Tanodi (1971)

Fuente: Aurelio Tanodi (1971)

 

Como un dato de mucho interés para el trabajo de enumeración y cuantificación es pertinente mencionar que la representación femenina fue muy poca durante esos dos años con un total de 38 mujeres europeas. De esta cifra se excluyeron las esclavas e indias que entraron a la Isla debido a que la cuantificación sería más complicada, en buena parte a que no siempre aparecen los nombres y el número de estas personas. Como parte de una futura investigación se podría enumerar la entrada de hombres a la isla en los años mencionados y compararla con el número de mujeres.


Conclusión

La documentación de las embarcaciones registradas que entraron a Puerto Rico durante los años 1512 y 1513, disponible para consulta, contribuyó al análisis del movimiento de personas en la etapa más temprana de la conquista. Con la documentación consultada se estableció un número base de 2,035 personas registradas que entraron a la isla: 746 tripulantes, 1,221 pasajeros y 65 no identificados. Es importante señalar que no todas las personas que hacen su entrada, permanecieron en la Isla. Hago mención que este estimado puede ser un indicador de cantidad pero en algún otro proyecto faltaría tomar en consideración la búsqueda de otras fuentes documentales y/o arqueológicas, ya sea en Puerto Rico, República Dominicana o España.


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Navío. (n.d). En Diccionario de la lengua española (22ª ed.). Recuperado de http://lema.rae.es/drae/?val=nav%C3%ADo


Notas


[1] Quiero expresar mi agradecimiento a la Dra. Paola Schiappacasse por su mentoría incondicional, al Dr. Josué Caamaño Dones por sus recomendaciones, así como al personal del Centro de Investigaciones Históricas de la UPRRP. A todas y a todos, muchas gracias por el apoyo a mi trabajo.

[2] Aurelio Tanodi trabajó en el Archivo General de Indias en Sevilla, con la identificación, transcripción paleográfica (Caamaño, 2006) y compilación de los fondos documentales disponibles en la década de 1960, relacionados con las actividades económicas ocurridas en Puerto Rico para el siglo XVI. Esta documentación es identificada por el Archivo bajo la categoría de “Real Hacienda”. La publicación de Tanodi no refiere un análisis de estas fuentes. Solamente la relación íntegra de los documentos transcritos (2006). Hay que advertir que el trabajo de Tanodi no incluye los registros de los navíos. Este registro corresponde a la Sección de Contratación bajo el Archivo General de Indias, registrados de la siguiente manera: Contaduría #1071, #1072, #1073. Este material está disponible en el Centro de Investigaciones Históricas, Facultad de Humanidades, Colección de Micropelículas Archivo General de Indias, carretes #334 al #339.

[3]Cultura Material del Puerto Rico del Siglo XVI”: Desarrollado y dirigido por la Dra. Paola Schiappacasse y con la colaboración de los estudiantes Randy Sanjurjo y Julissa A. Collazo López. Para este proyecto los documentos de la Real Hacienda de Puerto Rico están siendo utilizados como posibles indicadores de la cultura material de principios del Siglo XVI. La metodología consistió en consultar el libro Documentos de la Real Hacienda de Puerto Rico Volumen I 1510-1519, para tabular, cuantificar y analizar las relaciones de navíos registrados en 1512 y 1513. Existen documentos, como los de la Real Hacienda de Puerto Rico en formato de micropelículas en el Centro de Investigaciones Históricas de la Universidad de Puerto Rico, que los mismos son conservados en el Archivo General de Indias.

[4] El historiador Francisco Moscoso define la nao y el navío como un “…buque de guerra de tres palos y velas cuadradas, con dos o tres cubiertas o puentes y otras tantas baterías o cañones. Buque grande, de cubierta con velas muy fortificado, que se usa para el comercio, correos, etc.” (Moscoso, 2007, p.96). Por otra parte, el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), define una nao como una “embarcación de cubierta con velas, en lo cual se distinguía de las barcas; y de las galeras, en que no tenía remos. Las había de guerra y mercantes” (DRAE, 2012). Otra definición la presentó el comandante de la marina portuguesa Humberto Leitão quien define un navío como un barco de porte razonablemente grande, apto para viajes transoceánicos o de cabotaje, construidos de madera, metal o de construcción mixta (Leitão, 1963: 286). El historiador naval Francisco Contente Domingues, indica que las embarcaciones denominadas naos no corresponden a un tipo distintivo, las naos de las Indias no tenían diferencias arquitectónicas significativas, sólo en la dimensión y su tonelaje. (Domingues, 2006) Humberto Leitão define una embarcación de tipo nau como un navío de porte relativamente grande y de plano redondo, los italianos les llamaban carracas (Leitão, 1963: 284).

[5] Existían varios tipos de carabelas al mismo tiempo. Hay que destacar que las carabelas podían tener varios palos ya que posteriormente se desarrolla una carabela con hasta cuatro mastos. El DRAE define una carabela como una “antigua embarcación muy ligera, larga y estrecha, con una sola cubierta, espolón a proa, popa llana, con tres palos y cofa solo en el mayor, entenas en los tres para velas latinas, y algunas vergas de cruz en el mayor en el de proa” (DRAE, 2012). Leitão define la carabela como un navío latino concebido y construido en Portugal durante el tiempo del Infante Henrique, el que fue empleado en el descubrimiento de la costa occidental de África. Para los descubrimientos, se necesitaba una embarcación con cualidades que permitieran vencer los vientos contrarios con facilidad, espaciosa y que fuera de sencilla maniobra para viajes largos. (Leitão, 1963, p.106-108).

[6] La carabela latina era mayormente utilizada en la navegación fluvial y costera, hasta que se perfeccionó para completar los objetivos de los viajes extensos. Es de esta manera que surge la carabela latina de dos mastos, conocida como “la carabela de los descubrimientos”, un navío robusto, un buen velero que podía ser movida por remos si fuese necesario (Domingues, 2006). La carabela redonda, fue el primer navío preparado para la guerra en alta mar por cualquier nación (2006).

Posted on February 7, 2016 .